Utopía

Capítulo 14.- Decisiones del más allá

Me separé del director y fui hacia mi amigo que salió por otra puerta, que supuse, era la de los palcos de esa sala de interrogación.

-¿Ya estás bien?-pregunté viendo lo pálido que aún seguía.

-Sí-afirmó mirando hacia los baños donde ayer me habían secuestrado.

-Mientes-sentencié con un suspiro mordaz.

-Me escapé del hospital, ¿OK?-dijo cambiando su peso al otro pie apartando su flequillo desordenado con la mano izquierda -. Pero la doctora Acosta me iba a dar el alta en la tarde. Un par de horas no hacen gran diferencia. Además, vine a ayudarte. No seas malagradecida.

-¿Cómo me ayudaste?-pregunté sin ganas de pelear más.

Acababa de salir de una habitación donde me di cuenta de que era como una mesa o una de sus altas sillas. Les interesaba porque tenía un valor para ellos. Y eso sólo para los que les importaba, porque los demás sólo querían matarme. Ni siquiera a Nate le importaba como persona. Era un asco que lo hubiera querido tanto. Ni por todos los años que habíamos pasado juntos, ahora llegaba a importarle lo más mínimo como familia...

-Escuché todo desde mi móvil- dijo sacando uno de esos aparatitos que los empresarios importantes se colocan en una oreja y utilizan en las películas-. Le pedí de favor a la doctora Acosta que me ayudara a conectarlo a mi manos libres...

-¿Desde cuándo me espías?-interrumpí ofendida.

-¡No! -respondió rápidamente sacudiendo sus manos delante de mí nervioso- Recién lo conectamos cuando te preguntaron si querías irte a la Dimensión Común- desvió la mirada hacia la discusión de mi hermano y Friedrich.

-¿Y cómo va a salvarme tu intervención?-pregunté yendo hacia una de las sillas, no estaba de muy buen humor, pero Thomas necesitaba sentarse.

-Ahora puedes ser un poco más libre- me sonrió mientras se sentaba a mi lado.

-¡Claro! Ahora voy a ser una diana caminante con tu idea- dije virando mis ojos muy sarcástica, cruzando brazos y piernas- Gracias por todo tu esfuerzo. La próxima vez, sólo averigua sobre esa puerta que me tiene presa y...

-No seas borde, sólo intento ayudar-dijo, aunque apenas lo oí.

Una sombra morada informe se acercaba, como una tela ligera que se retuerce y baila en el aire, hasta que su forma se tornó humanoide delante de mí. Era como una masa de energía que se condensaba sin volverse sólida, como remolinos bailando. Thom continuaba hablando, pero no podía prestar atención a nada más en la sala. Me levanté y fui hacia la sombra que se arremolinaba, extendiendo mi mano para tocarla. Esa mancha respondió al gesto acercándose y juntando mi mano con la suya. Era cálida, como una brisa de primavera. Movió su mano hacia mi cara haciendo que tuviera un escalofrío.

-Beth- Nathan se acercó confundido-, ¿estás bien? ¿qué te ocurre?

Giré mi cabeza hacia él, y en ese mismo instante sentí una sensación desagradablemente familiar. Volví a sentir como mi mente pasaba a un segundo plano como si me hubiese arrollado un tren mental, y mi cuerpo comenzó a moverse independientemente.

Mi puño derecho aterrizó en la mejilla de Nathan, haciendo que se cayera al suelo y escupiera sangre. No es que hubiese sido un golpe poderoso. Pero no se lo esperaba, y grité desde el pequeño espacio de mi mente cuando sucedió. Desde el suelo, Nathan me miraba estupefacto, sorprendido de que "yo" le hubiese pegado y cuando intentó quejarse, mi pierna lo pateó en las costillas, para después pisar su garganta.

-¡Rata inmunda! No te vuelvas a acercar a ella- Quería detener a quienfuera que estaba en mi cuerpo, pero era imposible-. ¡Argento! Tengo menos de 2 minutos. Trae a Alessandria.

El director desapareció en uno de sus portales y en menos de un suspiro, en el que el fantasma aprovechó para aplastar la garganta de Nate disfrutándolo mientras él intentaba inútilmente levantar una pierna que pesaba más de lo que aparentaba al condesar materia sin que nadie, excepto yo, se diera cuenta. Intenté gritar y detener a quien fuera que estuviese en mi cuerpo, pero era totalmente inútil. El director apareció de nuevo con Aless, que abrió los ojos de par en par.

-Discúlpame- dijo mi cuerpo tomando el delgado brazo de Aless un par de pasos alejada mirando de lo que era capaz.

-Adelante- asintió antes de gritar mientras yo sentía como su piel se abría entre mis dientes.

Me dio asco el líquido caliente bajando por mi garganta, pero se sentía asquerosamente reconfortante.

-¿Qué haces Beth?- preguntó Thom horrorizado.

-No soy Beth- mi cuerpo respondió sonriente -. Me gustas. Eres una ternura- dijo revolviendo el cabello de Thom.

Sin siquiera pestañear, sentí cómo mis músculos crecían y de otro puñetazo, Nathan acabó chocando contra sillas apiladas que empezaban a caer sobre él detrás de mí apenas pudo incorporarse. Me sentía impotente, no podía ayudarlo en absoluto, intenté luchar y resistirme, pero se empezaron a formar una especie de cadenas imaginarias que me inmovilizaban por completo y me hacían tener como sueño.

-¡Te dije que NO te acerques!- se colocó mi trenza en la espalda y extendió la mano hacia el director que estaba anonadado y en silencio -. Vamos a esa reunión.

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Abrí los ojos. Una luz cegadora me hizo quejarme y al recogerme y estirarme, mi cuerpo se sentía entumecido. Me giré para mirar por la ventana, pero en lugar de encontrar mi enorme balcón, había un tocador de madera oscura con dos candelabros de plata sin velas. Me senté, ya casi sin dolor de cabeza, y miré en derredor. La cama en la que estaba, tenía sábanas de seda, pero era pequeña, de una plaza y media, o tal vez era que ya me había acostumbrado a mi monstruosa cama... La lámpara era una araña de hermosos cristales brillantes colgando en el techo. A mi derecha, había una mesilla de noche. Me tomé el vaso de agua que estaba ahí y apagué la lamparita de noche que había sobre un tapete. Me levanté y observé los tonos beiges y marrones del cuarto.




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