Utopía

Capítulo 26.- Entrando al laberinto

Aless apareció en la puerta y metió a Celeste, mientras yo veía lo pálido y moribundo del aspecto de Niel.

-¿Qué sucedió?- preguntó Esme un poco más calmada, viendo la reacción de las pupilas de Niel desmayado en el suelo -Necesita sangre.

Estaba nerviosa y, a pesar de su expresión seria, notaba su miedo.

-Puedo devolver la sangre que está en el suelo.

-Si llegases a introducir cualquier tipo de agente extraño a su torrente sanguíneo, se generaría una infección que podría matarlo- empezó a frotar sus manos antes de comprobar su pulso -. Está muy débil.

No quería arriesgarme matarlo… De nuevo. ¡Era la peor amiga del mundo!

-¿No tienes otro de esos frascos de tu mamá?- pregunté nerviosa.

Ella abrió los ojos de par en par, regresó su mirada de insecto hacia mí y me sonrió antes de entrar como una bala a su habitación y salir de nuevo con una de esas botellas. La cogí con las manos temblorosas, la abrí con los dientes mientras rompía la camisa de Niel. Empecé a verter el contenido con la mano izquierda, mientras que con la mano derecha hacía un Círculo Mágico para introducir las sustancias necesarias en el cuerpo de Niel. Era como ver Mercurio absorbiéndose en la piel, sólo que de un color rojo oscuro.

Esme se incorporó con dificultad y le ofrecí mi mano cargada de Magia, definitivamente necesitaba energía. Ella sólo cerró los ojos expirando todo el aire de sus pulmones, dibujó un Círculo Mágico y vi como el aire a su alrededor empezó a calentarse y a moverse haciendo ráfagas que la rodeaban en espiral. Cuando inspiró, sentí como un golpe, como si me hubiesen robado todo el aire y cuando Esme soltó mi mano, caí de espalda, causando dolor en mis alas que se doblaron y tuve que girar.

Respiré pesadamente durante un rato. Cuando pude sentarme, vi como el color regresaba a la cara de Niel y me alegré cuando abrió los ojos jadeante.

-¿¡Estás bien!?- pregunté ansiosa por escuchar que estuviera bien mientras lo ayudaba a sentarse.

-¿Qué- empezó a quejarse ronco mostrando dolor -…? ¡El Guardián!- empezó a girarse buscando al gigante brillante que habíamos dejado en el Sótano - ¿¡Que pasó!?

Intentó levantarse, pero lo retuve en el suelo como pude.

-¿Qué Guardián?- preguntó Esme viendo lo alterado que estaba Niel.

-Vamos a tu cuarto- dijo Aless saliendo de la habitación, cerrando la puerta tras de ella y lanzándose a limpiar rápidamente la sangre de Niel con una toalla -. ¡Rápido!- levantó la voz mientras me miraba muy enfadada.

-Está bien- supongo que me merecía el mal trato…

Sujeté a Niel con fuerza y aleteé lo más fuerte que pude para subirlo al siguiente piso.

-Perdóname- dije avergonzada mientras lo dejaba en el suelo.

-¿Qué pasó?- preguntó simplemente como si no le importase, viendo su brazo “nuevo”.

-¡Me tiraste al suelo!- se quejó Esme cuando llegó corriendo por las escaleras.

-¡Lo siento!- todo lo hacía mal.

Entramos a la habitación empujados por Aless.

-¿¡Estás loca!?- explotó apenas cerró la puerta.

-Lo siento- dije dejándome caer en la cama, causándome molestias en las alas…

-¡Quítate eso primero!- me gritó, sentándome en la cama y empujando entre mis omóplatos con lo que supuse Magia.

-No- antes de que pudiera responder, las alas habían caído en la cama -… sé cómo hacerlo… ¿Cómo lo hiciste?

-Son alas de un Ángel- dijo moviendo su mano como si no importara mientras caminaba enojada de un lado al otro -… creo que de Amithiel- cargó las alas con sus ojos lechosos y las cargó hasta el armario -. Eso fue cruel por parte de Evan… ¡Va bene! Necesitamos ideas- exigió mirándonos.

Esme me miró con los ojos abiertos confundida, Niel era más de lo mismo.

-¿Me-me pue-pueden explicar qué es lo que pasó?- preguntó Esme entre dientes de forma que casi ni la entendimos.

-¡Elizabeth es una estúpida!- explotó Aless volviendo a girar de un lado para el otro moviendo sus manos enérgicamente mientras soltaba su explicación -La mandé al Sótano… ¡NO! ¡Sólo te dije que averiguases dónde estaba la entrada! ¡SÓLO ESO!- gritó sacudiéndome por los hombros.

Nunca la había visto tan alterada y me asustaba.

-¡Tranquilízate!- le dijo Niel aún ronco sujetando una de sus manos con su brazo bueno.

-¿¡Qué me tranquilice!?- gritó sonriendo irónica -¡Pudo haber muerto ahí abajo!- me regresó a ver muy seria a los ojos -¡No vuelvas a bajar ahí! Casi mueres y casi matas a Niel- respiró un par de veces y esquivó los dientes de la enojada Moon -. Déjame en paz, gato estúpido- la amenazó con una voz muy baja haciendo que Moon se agachara y se escondiera con Adri y Francis detrás de la puerta de mi armario entreabierto.

-Lo siento- no sabía qué más hacer o decir…

-¿Y-y-y- cuando Aless lanzó su mirada asesina hacia Esme, ella saltó y su voz se estranguló por el miedo -qué pasó en el Sótano?- la curiosidad podía con ella.

Aless suspiró.




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