Utopía

CAPÍTULO III

"Las inconveniencias permanecen en nuestro camino, sólo si lo permitimos".

 

Caminaba por la habitación lentamente aun con mi mente vagando en cierta situación. Sí, Aún no me siento con el valor de llamar al Señor Sutton. El sólo imaginar el momento en que le cuente mi suceso, siento como recorre levemente la vergüenza por todo mi ser. 

Soy consciente de que el Señor Sutton siempre me ha brindado su ayuda, para cualquier situación; pero no creo que esto sea lo correcto, será una persona más a la que decepcionaré. Por que lo que busco hacer no es cualquier cosa, para mí no es cualquier cosa. Pero he analizado y he llegado al punto; de que si a veces no somos previos, cualquier situación se nos complicará, hasta por el hecho más insignificante e incluso, injusto.

Y aunque esto sea injusto para mí, debo buscar la solución. "Ya está la solución", "Sí es verdad, pero no es lo correcto", "Pero es necesario, y si quieres estudiar; debes arriesgarte. Ya estamos aquí, no podemos ver hacía atrás". De solo recordar cómo logré llegar allí, algo me impulsa a hacerlo. Pero de nuevo, el remordimiento de que el Señor Sutton tendría que mentir por mí, me remueve todo el ser. No me gustan las mentiras, procuro no practicarlas; son decepcionantes, no solo para las personas que lo reciben, también para quién las realiza. Y es mucho más doloroso cuando somos conscientes del daño que podemos causar.

 

Mi estómago gruje por algo de alimento; dejo el asunto de lado por un momento y decido salir del hotel para comer algo. En el camino observo las tiendas desde la acera; cuando paso por almacenes de ropa recuerdo a Julieth, siempre me pasa. Pero esta vez, sentí la necesidad de llamarla, entonces lo hago.

- ¿Aló? - Julieth contesta casi de inmediato, como si estuviera esperando una llamada. "Y si esperaba la llamada de otra persona?", "ya te contestó, háblale", - ¿Hola?, ¿Quien es?

-Lie... - Mi voz es baja y, me estoy arrepintiendo de haber llamado.

- ¡Salomé! que alegría. Hace unos minutos le contaba a mi papá que nos vimos y que prometiste que venir a visitarnos, está muy emocionado con verte de nuevo.

- Muchas gracias Lie. - La verdad, al escuhcar su tono de voz al saber que era yo la que llamaba, me calmó un poco los nervios. Por el motivo de que tal vez no le agrade el hecho de que llame en el momento en que esta esperando la llamada de otra persona, pero al parecer es otra de mis alucinaciones.

- ¿Cómo te trata tu nueva vida?, cuentame todo. ¿Que tal los estudios?, ¿algun chico que le has movido el piso? - Abro un poco mis ojos en sorpresa y suelto una risita baja en el momento en que ella termina de formular su entusiasta pregunta. Lie ha tenido la esperanza de que algún día salga con algún muchacho. Esa inquietud se ha dado frecuentemente durante los ultimos dos años, aunque esta vez halla tratado de ocultar la esperanza en su pregunta, la he podido notar.

- Aún no empizo clases Lie, al parecer empiezan después de la otra semana. 

-Seguro algún chico quedará derretido por tí. 

- ¡Lie no inventes!, ¿te das cuenta las bobadas que dices? - Pero realmente me siento ridícula por que su comentario me hace sonrojar, para después sentirme avergonzada por ser tan ingenua y sentirme tímida por unas palabras que solo quedan en supocisión.

- Cómo sea Sol, algún día saldrás con un chico y me diras... "Tenías toda la razón Lie, algún día tenía que llegar el chico que robe mi corazón". - Sé que lo dice con orgullo y con su hermosa sonrisa dibujada en su rostro, también sé que este ultimo se encuentra un poco inclinado hacia atrá; con la barbilla en alto. Una risita baja sale de mis labios y, mis manos se dirigen hacia mi rostro ocultando el sonrojo por imaginar las ocurrencias de mi amiga.

- Hay que ver que pasa de aquí allá.

- Mmmm, está bien. - Dice algo desilusionada, sé que rodó sus ojos y de solo imaginarlo, se dibuja una sonrisa en mi rostro.

Después de esto continuamos hablando de cosas triviales, tal y como soliamos hacer cada vez que nos comunicamos de nuevo. Unos minutos después me dice que su primo Andrew ha llegado a su casa, y que quiere hablar conmigo, le digo que me da vergüenza y ella suelta una enérgica carcajada ignorando mi confesión. Sí, y en menos de un segundo; ya estaba en el teléfono su querido y amado primo Andrew.

- ¡Hola enana! ¿cómo has estado? - quedé pasmada en el momento en que escuché la voz del muchacho; que se supone que conozco, pero no recuerdo y, que a duras penas sé que es el primo de Lie y eso, porque ella me lo ha asegurado. "Oh por Dios, que bonita voz", rodeé mis ojos en el momento en que mi pensamiento me traiciona; se supone que debo darme ánimos, ¡aún no recuerdo al muchacho!

- Ho... - carraspeé un poco mi garganta ya que la sentí un poco seca. -  Hola, ¿cómo ha estado?

-¡Wau!, que formalidad Sol. ¿Desde cuándo? - No sabía que decir, me siento como si estuviera en medio del océano, sola, sin salida. A no ser que me deje ir a lo más profundo de éste y perderlo todo realmente. Aunque en este caso sería solo colgar el teléfono, pero quedaría realmente ridícula. Se supone que en unos meses los voy a visitar, ¿cómo lo enfrentaré en el momento que esté cerca y deba entablar una conversación con él? - Salomé... ¿estás ahí?




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