Utopía

CAPÍTULO IV

" Aunque estés en medio de un laberinto, no dejes de buscar. La insistencia nos lleva a la salida."

Si las conyunturas no existieran, ¿existiría la formulación de situaciones que permite ejercer a nuestro conocimiento la búsqueda de algun desenlace?

Realmente la estimulación de nuestros temores crece cuando sentimos que la presión realiza su ágil movimiento. Poniendo nuestra vida en medio de un desierto cubierto de neblina, esa neblina que cubre todas nuestras esperanzas a visualizar aunque sea, una mínima chispa de luz; permitiendo así dar un recorrido que parece ser eterno a tal desierto, concluyendo ese recorrido en círculos. Repetimos los movimientos sin  intentar otras alternativas, una curva contraria a la que estamos tomando, logrando así que de un momento a otro estemos intactos como estatuas. Analizando nuestras temerosas emociones y permitiendo que éstas tomen el control general, protagonizando de forma erronea una película irreal; ignorando los rumbos que nos llevará a encontrar la luz anhelada. Pero siempre hay un trayecto que aunque nos deja en el mismo lugar, nos ayuda a descubrir por nosotros mismos la esperanza, la abertura y la satisfacción.

 

- ¿Que por qué estoy preocupado? - Pregunta el Señor Sutton sin creerlo. - Te he estado llamando desde hace media hora y, no contestabas el teléfono. A ver, ¿dónde estabas jovencita? - Solté un suspiro de alivio, creí que había pasado algo grave. Sé que suena cruel, ya que el Señor Sutton se encuentra muy preocupado; lo puedo notar en su tono de voz. Y bueno, no lo culpo; es como si fuera mi padre.

- Perdón Señor Sutton... Es que... - Quedo en silencio por unos cortos segundos. - Mmm, estaba en el último piso del hotel con mi cámara y olvidé llevar el celular.

- Pero, ¿cómo vas a dejar el celular? Debes estar con él, esa es la única forma en que podemos estar comunicados. - Recrimina sutilmente el Señor Sutton. - No vuelvas a dejarlo, llévalo siempre contigo.

- Sí Señor... Perdón, no fue mi intensión preocuparlo. - Se le escucha soltar un leve suspiro.

- Lo sé salomé... Sabes que me preocupo mucho por tí, eres como otra hija para mí. - Se queda en silencio por unos cortos segundos y continúa hablando.- No te imaginas lo arrepentido que estoy de no traerte con nosotros años atrás. Por favor perdoname, te he extrañado mucho.

- Yo también lo he extrañado mucho Señor Sutton. No se preocupe, yo nunca he sido obligación para usted. Y también quiero que entienda que estoy eternamente agradecida por todo lo que ha hecho por mí.

- Eres mi obligación desde el primer momento en que te ví salir de la escuela, de la mano de Julieth. Y aún más cuando confirmé que no estabas con tus padres... Estabas a la deriva, tu sola contra el mundo, ¿cómo no me voy a preocupar Salomé, si soy consciente de lo que estás afrontando? - Solté un suspiro y me senté en el borde de la cama. Mis ojos estaban cristalizados y tengo un nudo en la garganta que crece poco a poco. Sé que lo que dice el Señor Sutton es con cariño, el tener siempre la disposición de ayudar a quienes necesitan. Pero es impactanta para mí, el llegar a tal punto de querer hacerse cargo completamente de mí; no me parece necesario, ya cumpliré mi mayoridad de edad. Aunque a él parece no importarle. 

Lo escucho suspirar de nuevo y comenta. - Salomé llamo para informarte que en tres días estaré contigo. Y hablaremos muy seriamente jovencita, ya es hora de tener una conversación de padre e hija. - "Dios mío. Creo que era mejor chantajear a la secretaria de la universidad", "¿Estás loca? núnca haría algo así. Pero, ¿por qué llegar hasta aquí? no creo que sea necesario", "él es padre, sabe por qué lo hace" - Salomé, ¿estás ahí?

- Eh... Sí, sí... Aquí estoy. 

- ¿Escuchaste lo que te dije?

- Sí, sí Señor Sutton. Pero... lo que debe decirme, ¿No sería mejor decírmelo ahora?, digo; no es necesario que llegue hasta aquí haciendo un gasto innecesario.

- Realmente necesito hablar contigo Salomé, es sobre un tema muy serio e importane. - "Sabía que ésto no estaba bien, parece que está realmente decepcionado", "Y mucho más de lo imaginado".

- ¿Podría saber de qué trata? - Pregunto con curiosidad.

- Lo sabrás cuando nos veamos.

- Está bien, nos veremos pronto. - Escuché al Señor Sutton soltar una leve risita, lo cual me confunde; primero se encuentra angustiado y después está divertido. - ¿Qué sucede Señor Sutton?

- Sólo estoy emocionado por verte de nuevo - Al escucharlo, en mi rostro se extiende una leve sonrisa.

- Pero Señor Sutton, no tiene por qué llorar. - Comento en un intento de animarlo. - Pronto nos veremos.

- Sólo estoy un poco emocionado, - comenta con sentimiento notorio. - todos estos años he estado pensando en ti, imaginando como enfrentas día a día las dificultades que se te presentan; cómo lo haces completamente sola. - Queda en silencio por unos cortos segundos. - Estoy muy orgulloso de tí.

Es extraño escucharlo halagándome cuando necesito solicitar un favor de su parte, tal vez no muy decente. Es como cuando alguien nos dice que se siente agradecido con Dios por algo, pero idenificas que realmente no agradecen de corazón. Personas que agradecen, sólo por hacerlo. Sería algo por costumbre, no por verdadero sentimiento. - Señor Sutton, ¿Usted ha hablado con Julieht? - Después de unos segundos de silencio contesta.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.