Utopía

CAPÍTULO XIV

"¿Qué tan clara puede ser la confusión, para mejorar las turbulencias de nuestra vida?"

 

-Hola... ¿cómo estás? - Pregunto algo confusa y sorprendida por la inesperada llegada de mi compañero del trabajo David. "¿Cómo sabe dónde vivo?"; él levanta el rostro levemente y algo tímido sonríe, a lo que respondo su gesto de igual forma.

-Hola Salomé... estoy bien, gracias. - Dice mientras observa mi rostro detenidamente, acto que me hace sentir realmente incómoda. Después de unos segundos asiento ante su respuesta y me ubico a un lado de la puerta, mientras abro un poco más y lo invito aentrar.

-Es mejor que entres y hablamos tranquilamente. - Él me observa no muy convencido por mi invitación. - Sólo si deseas hacerlo, entenderé sino quieres. - Él suelta un suspiro levemente y asiente en agradecimiento.

-Primero, quiero disculparme por... - No terminó su disculpa, por lo cual le regalo una sonrisa sincera.

-No te preocupes, no tengo problemas con que me visiten... aunque sean las dos de la mañana. - Comento con un poco de gracia, intentando que se sienta cómodo ante la situación. - ¿Has comido algo? - Pude ver la sorpresa en su rostro por mi pregunta, una incertidumbre y lucha interna recorre rápidamente por sus ojos. Esos que luchaban por contener un fuerte sentimiento no expresado, con angustia tomo su mano y lo dirijo hacia el pequeño comedor que se encuentra en el centro de la cocina, le permito tomar asiento y le aprieto levemente el hombro mientras me alejo de él para sacar un poco de jugo. David, con el rostro bajo suelta un suspiro y en cuanto pongo la bebida frente a él, toma mi mano y la sujeta haciendo un poco de presión mientras me observa anhelante y con dolor en su rostro. Aunque no lo conozco muy bien, me duele verlo así; es mi compañero del trabajo y siempre lo veo sonriendo, bueno, siempre que hablamos está sonriendo y, verlo tan vulnerable ahora es algo nuevo.

-Por favor, perdóname Salomé. - Ver su súplica en sus ojos me llena de confusión y preocupación. Trato de descifrar la razón de su súplica y me siento fatal por no estar en la misma línea que él. No puedo seguirlo, no puedo entenderlo, no puedo perdonarlo cuando no me ha maltratdo ni ofendido.

-No... - Callo por temor a maltratarlo por medio de mis palabras, pero aún así tomo el riesgo. - No tengo qué perdonarte David. - Le digo casi en un susurro y conectando directamente con sus ojos llenos de lágrimas. Él niega varias veces con su cabeza y con un poco de fuerza, noto como la ira va recorriendo su cuerpo rápidamente.

-No tienes que hacerlo, pero - Calla por unos segundos y conecta de nuevo su vista con la mía. - aún así, deseo que me perdones. - Queda en silencio unos segundo más mientras toma un poco de aire y me observa detenidamente. - Necesito que tu me predones, porque yo no puedo perdonarme. - Siento cómo algo detro de mí se parte lentamente al escuhcar aquellas palabras tan crueles y, por un momento entiendo a David. Sólo me acerco a él y le doy un fuerte abrazo y siento como se rompe en llanto mientras corresponde mi abrazo, aferrándose a mí; como si fuera su única alternativa para sobrevivir tal situación tan cruel, una de mis manos se desplaza levemente por su espalda en señal de apoyo, consuelo y cariño. Es lo único que puedo ofrecerle.

Cuando la culpabilidad se apodera de nuestro ser, nuestro intelecto; estamos indirectamente afectándonos a nosotros mismos más de lo que podríamos imaginar. La culpabilidad nos lleva a ser egoístas y personas cerradas ante cualquier elogio que otra persona podría darnos, sentirse culpable es un sentimiento común que todos podemos expresar y vivir en cualquier momento; hay personas que se lo toman como algo netamente normal, probablemente estas personas tienen más control ante sus sentimientos o como se dice bulgarmente, "les importa una mierda".

Aunque como todo ser humano, tiene sus sentimientos y tiene su razonamiento; el cual juega el rol del Pro y el Contra ante cierto tipo de situaciones que conllevan el punto débil de cada persona, dónde se encuentran nuestros sentimientos.

Entonces, ¿sería correcto engañarnos ante el sentimiento de culpabilidad y actuar y "creer", que realmente no nos importa ser culpables?   Quiero creer que realmente no es lo correcto; pero muchas personas optan por huir y ser ignorantes ante cierto sentimiento. Tal vez por temor, tal vez por vergüenza, tal vez por inseguridad. Realmente no importa el motivo, debemos ser razonables ante éste sentimiento y ser firmes ante lo que tendríamos que afrontar por nuestro acto mal cometido, sea por culpabilidad o no.

 

Camino rumbo a la clase de Iconografía, el día de hoy estoy un poco cansada. Las pocas horas que tenía para descansar se esfumaron en cuanto a la incertidumbre que invadía mi mente ante la inesperada y sorprendente visita de mi compañero de trabajo, David.

Permanezco firme con el hecho de que no tengo nada qué perdonarle, nos conocemos hace poco. Nunca lo había visto y en ningún momento me he sentido ofendida por él. Aún así, por la forma desesperada en la que se acercó a mí ésta madrugada y su súplica por perdonarlo, me da la loca idea de que él ya sabía de mí; lo cual me confunde demasiado. De todas formas, teniendo culpa o no; no me han afectado sus actos, no directamente. 

"Cualquiera que sea la razón por la que llegó a josmí tan desesperadamente a disculparse, debo aceptar. Sería peor para él si fuera lo contrario."




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