Utopía

CAPÍTULO XV

"¿Por qué la verdad debe doler tanto?"

 

Voy camino hacia el restaurante del señor Adams, son las 8:30AM y camino a paso lento; perdido en mis pensamientos, con una persona siendo protagonista en ellos desde hace unos meses, primero sin tener cómo mínimo una imagen de como es y, ahora que conozco su rostro, un poco su personalidad y discernir si hablarle acerca de nuestro lazo familiar.

A veces el pánico invade nuestro ser cuando estamos en medio de una situación que es ajena a nuestra vida, o eso creemos, hasta que llega el momento menos esperado; sin importar si afecta de alguna forma nuestros sentimientos, nuestro bienestar, nuestra vida completamente, dando paso a un nuevo comienzo, con un nuevo integrante en nuestra vida.

Aceptarlo sería lo más correcto, pero, ¿qué pasa cuando no te agrada la idea?; empezar de cero y con un completo desconocido, suena fatal ¿verdad? Bueno, a veces tenemos que enfrentarnos a las cosas que nos disgustan también.

-Joven Moore, que bueno que lo encuentro, necesito que me ayude con algunas cosas en la bodega. - El señor Adams se acerca a mí con algo de urgencia en cuanto ve que llego al pasillo para dejar mis cosas y buscar mi uniforme. 

-Sí señor, ¿en qué le puedo ayudar?

-Bueno, en las horas de la tarde vendrán algunos proveedores para entregar unos productos que solicité la semana pasada para la renovación del restaurante, - Me explica mientras llegamos a la bodega, asiento ante sus palabras y permito que prosiga con su aclaración. - y necesito que estés pendiente de que todo lo solicitado haya llegado en buen estado, si algo está mal; alguna mesa sin vidrío, alguna silla mal pintada o lo que sea que veas mal. Necesito que se los hagas saber y devolver el objeto. - Asiento ante sus instrucciones. - También debes informarme para estar al tanto de lo que hace falta para solicitar el arreglo.

-Si señor, estaré pendiente de todo.

-¡Ah! y por favor dile a los demás que el resto de la semana no habrá servicio, será mejor que no vengan. Les estaré informando a qué hora podrán volver la semana que viene. - Se detiene por un seguno y me observa. - Y por último, - ÉL niega levemente y con un poco de humor genuino dice. - el día de hoy no estré en el restaurante, pero les agradecería si trabajan como si realmente estuviera aquí con ustedes.

-Está bien señor Adams, eso no será un problema. Esté tranquilo.

-Muchas gracias joven y, por favor llámame Dev. - Solicita amigablemente y yo le regalo una sonrisa y asiento levemente ante su solicitud, él da media vuelta y toma rumbo hacia la salida. - ¿Qué pasa con éstos jóvenes?, ¿tan viejo estoy? - Se pregunta el señor Adams mientras se dirige hacía la puerta de la bodega con dirección al pasillo.

Cuando el señor Adams abandona el restaurante, el personal de la cocina ya se encuentra adelantando la preparación de los alimentos del menú del día. Me dirijo hacia el pequeño cuarto de limpeza que se encuentra al lado de los baños y busco utensilios para limpiar las mesas, en media hora se abre el restaurante y todo debe estar completamente limpio, sólo faltan las mesas.

-Oye David, ¿podrías acompañarme esta noche a la plaza por unas cosas que mi mamá dejó en casa de mi tía? - Pregunta Cairenn en el momento que me ve.

-Claro. - Le digo mientras continúo limpiando las mesas, al instante siento su mano haciendo un leve contacto con mi hombro izquierdo, mi atención se dirige hacia ella inmediatamente.

-¿Estás bien? - Su pregunta me toma por sorpresa, hace tiempo alguién me pregunta cómo me encuentro con tanto interés.

-S...Sí, estoy bien. - Ella me observa por unos leves segundos tratando de descifrar algo por medio de su escaneo, rápidamente continúo con mi trabajo. Las mujeres a veces suelen persuadir indirectamente y Cairenn no es la excepción.

-Has estado muy distraído últimamente. - Dice mientras me sigue a cada paso doy y observa detenidamente cada uno de mis movimientos.

-Tal vez, pero me encuentro bien.

-Sabes que puedes hablar conmigo, si en algún momento lo necesitas. - Cairenn siempre ha sido una gran muchacha, muy atenta a cada uno de los compañeros, queriendo siempre lo mejor para cada uno de nosotros; ella siempre se preocupa por el bienestar de todos, buscando un equilibrio entre todos para hacer bien nuestro trabajo y hacer de nuestro labor un buen ambiente. Pero esto es algo fuera de lo laboral, es un tema muy personal y, no habría forma de conversarlo con ella; con nadie realmente.

-No te preocupes, de verdad estoy bien. - Le aseguro con una sonrisa y me dirijo hacia el pasillo de los baños para dejar mis utensilios de limpieza, justo dónde los había encontrado.

El transcurso de la mañana pasa rápido, a las 4:15PM llegan Salomé y Simón al restaurante, alegremente saludan a todos. Me siento algo incómodo al tenerla frente a mí mientras recuerdo la inesperada visita a su departamento ésta madrugada.

Simón, mi primo y mejor amigo. Quién últimamente ha estado inseparable a nuestra nueva compañera, también ha notado mi actitud recluida; pero no se ha animado a preguntar, aunque en cualquier momento lo tendré desesperadamente preguntando por mi estado.

-¡David! ¿qué tal? - Pregunta casualmente Simón acercándose para saludar.




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