Utopía

CAPÍTULO XVII

"El lazo de confianza nos ayuda a alcanzar lo que pensamos nunca poder alcanzar."

 

"A veces es necesario pasar por algunas circunstancias irrefutables y tormentosas. Allí afuera, hay muchas personas que pasaron esos momentos en su infancia; dando paso a la madurez antes de lo que debería."  - Las palabras de mi madre se repiten una y otra vez en mi mente, palabras llenas de sinceridad, nostalgia y amor. - "Eres un ser muy intenligente y confío en que todas las decisiones que tomes, serán obradas correctamente... No temas a enfrentarlo, sólo hazlo si crees que es necesario."

Despierto en un segundo recordando las palabras de la persona que más extraño en estos momentos, la persona que más necesito, la persona que más anhelo en estos momentos.

Con un fuerte suspiro me levanto de la cama y me dirijo hacia la cocina por un vaso con leche, tengo esa costumbre; tomar leche en medio de la noche cuando estoy deambulando por falta de descanso. No soporto el pensar que nunca volverá, quiero saber que hay de ellos, por qué se fueron, por qué me dejaron en medio de esta situación abominable.

Huir no es la solución de los problemas. Todo lo que nos lleve a huir de nuestras obligaciones es el temor; no tenemos por qué temer al resultado de los hechos, debemos ser fuertes y corregir nuestros errores, debemos empeñarnos en ser mejor persona. 

Cuando nos esforzamos por ser mejor persona, nos empeñamos en hacer todo de buena forma y cuando todo esto se logra, no hay de qué temer... Pero, ¿qué pasa cuando el error de otra persona te involuvra como si fueras el causante de tal desastre? ¿debemos huir? ¿o debemos enfrentarlo?

Si eres lo suficientemente metódico, sabes la respuesta.

En muchas ocasiones será necesario hecerte cargo de situaciones ajenas a tus hechos y que te afectan de tal forma, que te ves en la obligación de corregirlo, aunque no sea obrado por tí.

Enciendo el televisor de la sala y busco un canal de películas para entretenerme, mi narcosis ha desaparecido y no hay forma de descansar por ahora, Mi mente vaga y analiza de nuevo las palabras de mi madre, temo que en ésta decisión afecte mucho más las situación y, en especial a Salomé.

Ella es tan gentil y genuina, no es como lo había imaginado. Sin embargo, es mucho mejor de lo que en algún momento pude imaginar.

-¡Amigo! ¿Qué tal? - Saluda alegremente mi mejor amigo y primo Simón.

-Mierda Simón - Me quejo al instante en que entra y toma asiento en uno de los muebles que se encuentra en la sala, justo en el que me quedé dormido anoche. Con fastidio le hablo. - ¿No ves la hora que es? Hoy es mi día de descanso. - a él parece no importarle mi reproche, al contrario, parece que le agrada. Suelto una queja y me dirijo hacia la cocina para buscar qué desayunar, al instante escucho sus pasos detrás de mí.

-Vine por tí, vamos a correr. - Dice tomando asiento en uno de los taburetes que se encuentran alrededor del comedor. MI atención se dirige rápidamente hacia mi primo y resoplo ante su sonrisa.

-Estás loco si crees que voy a salir a estas horas de la mañana, podemos correr en la tarde o en la noche, - Digo un poco pensativo con lo ultimo y aconfirmo. - Sí, en la noche es mejor. - Lo escucho soltar un fuerte suspiro y con una leve y falsa carcajada se acerca a mí, me da unas leves palmadas en la espalda.

-No iremos a correr en la noche, iremos ahora.

-Puedes ir solo.

-Vine por tí, hace tiempo no compartimos en familia. - Dice mientras se dirige hacia el refrigerador y saca el tarro de agua para tomar directamente de él. Me sorprende un poco que sea él quién lo puntualice, porque aunque he tratado de estar un poco alejado, él parece haber accionado más rápido y mejor que yo.

-Sí, últimamente has estado tras del culo de Salomé. - Lo escucho soltra una carcajada mientras toma asiento de nuevo en el mismo taburete de hace unos minutos, mi vista se dirige hacia él y levanto mi ceja ante su comportamiento.

-Eres un hermano muy celoso. - La sorpresa fue dificil de ocultarla en cuanto escuché sus palabras, él no es de pensar lo que dice y ahora noto su incomodidad.

-¿Cómo lo sabes? - Simón se queda en silencio y mi desesperación se apodera de mí, me acerco bruscamente hacia él y le observo detenidamente esperando su respuesta.

-Saber ¿qué? - Pregunta levemente, mis cejas se frucen en reflejo del enojo hacia él.

-No te hagas Simón, dime cómo sabes que Salomé es mi hermana.

 

 

-¡Hermano! - Llama Simón desde la distancia. - Rela... - Él trata de hablar, está muy agitado y ha perdido mi ritmo. Después de todo, sí necesitaba correr, por lo que acepté su invitación. - ¡Oye! ¡Detente! - Escucho como se detiene, por lo tanto yo también detengo el trote y espero a que Simón se acerque. - Creo que no volveré a irritarte. - Dice cuando llega a mi lado y se inclina apoyando sus manos en sus rodillas, mientras trata de recuperarse.

-Será lo mejor. - Mi mente todavía vaga en la conversación que tuvimos en la cocina y, me enoja mucho que él sepa del asunto cuando he tratado de ocultarlo para todos, peor aún, que no me haya dicho nada al respecto.




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