Utopía

CAPÍTULO XVIII

"Permanecer fuerte, lo he escuchado antes. Pero, qué dificil es lograrlo."

 

Cuando Simón y yo regresamos a la casa para cambiarnos, ya era media mañana; por lo tanto nos organizamos para ir a almorzar.

Al regreso nos encontramos con Cairenn sentada en las escaleras de la entrada de la casa, ella estaba hablando por el celular, estaba tan concentrada que no nos notó hasta que estuvimos frente a ella, nos saludó con una sonrisa mientras continúa su charla; Simón y yo ingresamos a la casa y Cairenn ingresa diez minutos después.

-Creo que llegué a buena hora. - Dice alegremente mientras nos observa a mi primo y a mí repartiendo la comida, Simón bufa con fastidio fingido.

-Querras decir, mal hora... Ahora tendré que dejar de comer bien para darte mí comida. - Ella lo mira con orgullo y se acerca desafiándolo con la mirada, siguiéndole el juego; yo sirvo las bebidas mientras escucho las risas de Cairenn y las quejas de Simón por el fuerte abrazo que le da ella a mi primo, sólo para fastidiarlo.

-¡Yo también te quiero mucho idiota! - Dice ésta en medio de carcajadas, robándome una sonrisa.

-¡Ah David! ¡Qui... ¡Quítamela hermano! ¡Quítamela! - Dice un desesperado Simón con los brazos de Cairenn en su cuello, mientras deja caer todo el peso de su cuerpo levantando un poco sus pies. Sólo suelto una risa por su desespero y niego con la cabeza. - ¡Hermano controla a tu chica! ¡¿Qué te pasa?! No puedes permitir que se le lance de esa forma a cualquier idiota. - Yo lo fulmino con la mirada mientras Cairenn se retira lentamente de él, ella se dirige hacia el comedor sin mencionar palabra alguna con respecto al comentario de mi primo.

-Idiota. - Dice sin dirigirnos la minarada, llena de vergüenza. - ¿Vienen a almorzar o no? - Dice ya en el comedor. Escucho a Simón soltar una leve risita y nos dirigimos hacía el comedor para comer junto a ella.

Al segundo, toda la tensión que hay se esfuma con la conversación que inicia Cai; nos habla sobre diversos eventos que se aproximan en la siguiente semana, invitándonos a acompañarla junto con sus otros amigos. Nosotros estuvimos de acuerdo en acompañarla y destraernos un poco, pero sé que lo hacía príncipalmente por mí; por lo que tengo la incertidumbre de que lo han planeado.

Desgraciados.

Después de todo, sí lo agradezco. Realmente necesito despejar un poco mi mente; desde que mis padres desaparecieron de la nada y me dejaron solo en ésta casa repleta de sus responsabilidades, no he tenido oportunidad de dedicarme unos minutos fuera de éste estrés y obligaciones pesadas emocionalmente. Por lo que acepté inmediatamente.

Después de pasar un par de horas más con Simón y Cairenn y estos haberse ido a sus respectivos hogares, me encuentro en la oficina que anteriormente era de mi padre y, utilizo su computador para revisar algunos documentos del negocio que éste llevaba hasta hace unos meses. Revisando qué falta para mejorar la sustentación del por qué se cerrará temporalmente el parqueadero que se encuentra cerca del aeropuerto y, justificando el cambio del caudillo del negocio.

Al revisar completamente los papeles del parqueadero de mi padre, me hago la idea del por qué no se encuentra aquí, lo que no entiendo es por qué mi madre tuvo que irse con él y dejarme completamente solo con todo éste desastre. Pero realmente, ya no importa, trato de arreglar la situación y trato de economizar gastos y poder quedar con algo que me ayude a sobrevivir un poco económicamente.

Después de revisar bien y completamente los documentos, los guardé en una carpeta para mañana entregárselos a mi abogado. Solté un suspiro con la esperanza de que todo resulte a mi favor, y con ganas de ir a descansar bien ya que anoche no lo logré y, hoy el idiota de Simón llegó a las 6:00AM. Creo que ya es hora de descansar.

Mañana será un día agitado, pero entretenido.

Eso es mejor que nada.

 

"La fortaleza de la seguridad, la conocerás cuando empieces a creer."

 

-Los documentos están en orden - Dice el señor Ferrec, mientras guarda la carpeta en su bolso, su vosta se dirige hacia mí después de soltar un leve suspiro, me preocupo al ver su expresión tan neutra y sólida. - El tiempo corre y, usted aún no ha correspondido con su labor informativo hacía la señorita Salomé. - Nos observamos detenidamente y, su inexpresivo rostro me altera un poco el pulso, sé que está presionando.

-Realmente no he... no he encontrato el momento exacto. - Le informo sosteniendo su mirada, la mía tan inexpresiva como la de él.

-Hace unos días pude localizar a sus padres. - Mi asombro se refleja en mi rostro en un segundo y el señor Ferrec suelta un suspiro fuerte, recargado de angustia. - Están fuera del país y, al parecer por un largo tiempo permanecerán fuera de éste. - Mis manos sudan de ira al escuchar aquella información, incapaz de contener el vehemente sentimiento; mis manos caen sobre la mesa, haciendo que ésta suene fuertemente en la sala de reuniones de la compañía en la que trabaja el señor Ferrec. - Tranquilícese joven David, por ahora, debe buscar la forma de hablar con su hermana. - Ella me observa detenidamente. - Ella debe saber todo.

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.