Utopía[completa]

Capítulo 4

Miro a ambos lados de la acera ya es la hora y por aquí no aparece nadie. Seguro que al final se han echado para atrás o vete tú a saber. Mi mujer espera paciente desde la ventana,  no la veo pero noto su presencia.

Me doy la vuelta, decido meterme a mi casa, cuando lo hago un sonido muy agudo y muy fuerte entra directamente a mi oído.

Miro antes de hacerlo, es la furgoneta, está en la misma puerta, las dos personas que van en la parte de delante no se le ven el rostro.

Me dirijo a la misma puerta, la puerta corredera de detrás se abre, de dentro sale una luz blanca que me deja prácticamente sin visión. Entro como puedo, me siento. La puerta inmediatamente se cierra. No hay nadie dentro.

—¿A dónde me llevan? —pregunto sin saber muy bien a quien.

Nadie me contesta, esto es muy frustrante. Tan solo noto la furgoneta en movimiento.

Intento imaginarme el trayecto para saber más o menos a donde me llevan pero es complicado con la cantidad de curvas que hay.

Dentro de la furgoneta no hay ningún objeto, tan solo hay una caja.

—Por favor, deje todos los objetos personales depositados dentro de la caja, no se preocupe, se lo devolveremos a la salida —dice la misma voz con la que hable anoche en el móvil.

En los bolsillos tan solo llevo las llaves, la cartera y el móvil. No se que podria hacer con esto pero los depósito. Los dejo dentro de la misma y me vuelvo a sentar.

Noto como la furgoneta se detiene, ahora mismo utilizo tan solo mis sentidos para guiarme.

Escucho como una puerta gigante se abre, lo se por el choque del mental entre sí.

Estoy entrando en un lugar frío, el aire congelado entra por debajo de la puerta principal llegando hasta mis huesos. Apenas puedo moverme, comienza a salir vaho de mi aliento.

—¿Qué es este juego?

Me pregunto a mi mismo mientras comienzo a desvariar.

Se abren las puertas y enseguida observo que está todo oscuro al final del abismo.

Bajo rápidamente de la furgoneta, el frío me está dejando el cuerpo inmobil.

Observo todo lo de mi alrededor mientras se cierra la puerta de la furgoneta. Está todo oscuro.

Una luz me ciega, todo se empieza a iluminar pero tan solo a mi alrededor en medio de este habitáculo hay una mesa con una silla.

—Porfavor, siéntese —dice una voz que no se de donde proviene.

Muevo la silla y me siento sobre ella, delante de mí hay una mesa y una hoja.

—Delante de usted está el contrato que hace que se comprometa con nosotros.

Lo empiezo a leer pero es un contrato muy básico.

“Yo, Jacob Jackson, a día uno de Mayo de dos mil veinte me comprometo con Grafema S.L. y con todas las cláusulas que están abajo detalladas. Por la cantidad de un millón de dólares”

Me detengo durante un segundo de leer.

¿Pone un millon de dolares?

Continuo leyendo con la respiración acelerada y temblando de nervios.

“En caso de incumplimiento de cualquier tipo de cláusula no se cobrará el dinero y este contrato quedará completamente anulado.

Cláusula número uno. Tendrás veinticuatro horas para despedirse de familiares, amigos y dejar todo zanjado antes de entrar en Utopía.”

—Un momento, ¿como que todo zanjado? ¿es que no voy a poder ver a mi familia durante el tiempo que dure el trabajo?

—Lo siento, pero no podemos contestar a ningún tipo de pregunta sin antes haber firmado el contrato, pero después de firmarlo te podemos contestar a todo —parecen un robot, tiene una respuesta para todo.

Sigo leyendo, quiero leerlo todo antes de sacar cualquier tipo de conclusión.

“Cláusula número dos. La duración del contrato será indeterminado, no se puede estimar cuánto tiempo será pero si dar dos intervalos de fechas comprendiendo estas entre dos semanas y seis meses.

Cláusula número tres. No se podrá mantener ningún tipo de contacto con el exterior, siendo estas anuladas y pasadas a enumerar a continuación:

Teléfono, ordenadores, tablets y cualquier medio/vía que sea para tener contacto con el exterior.

Cláusula número cuatro. Bajo ningún concepto y en ninguna situación extrema se puede utilizar la violencia para beneficio propio.

Cláusula número cinco. En caso de anulación del contrato por cualquier causa el titular del mismo deberá ser sometido a una inyección amnésica para eliminar cualquier recuerdo tanto del pueblo como de la asociación y todo lo que eso conlleva. Haciendo que este contrato sea de resguardo para que el titular no se pueda  negar a no ponerse dicha inyección cien por cien fiable.

El resto de condiciones se explicarán una vez dentro.”

No puedo creerme lo que estoy leyendo, esto es peor que estar en la cárcel, al menos antes de firmar el contrato ya se que no voy a poder ver ni hablar con mi familia. Esto es de locos. Miro el techo, hay un ventilador que no para de dar vueltas, una vez que he leído el contrato la verdad es que me esta empezando a subir el calor al cuerpo. En el contrato tampoco especifica de que es el puesto y por ese dinero no creo que sea nada fácil.



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En el texto hay: utopia, pruebas, ciudad abandonada

Editado: 10.12.2022

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