Ha llegado el día, bajo al salón con la maleta, mis hijas ya se han marchado al colegio, no las voy a volver a ver hasta a saber cuando.
Mi mujer me espera en la cocina tomándose un café, está de los nervios y con el llanto toda la noche. La entiendo completamente. Para mí tampoco es fácil. Cogo un vaso de agua, necesito quitarme la sensación de boca seca.
—Te quiero, no lo olvides nunca —le digo al oído, sé que no voy a recibir respuesta y es ilícito que lo haga.
—¿Estás seguro de lo que vas hacer? —me pregunta con ojos vidriosos.
—Es lo mejor para todos, es un millon de dolares lo que hay en juego —creo que la acaba de liar porque a mi mujer todavía no le había mencionado.
—¿Como que un millón de dólares? —me pregunta de malas maneras.
—Pues que en el contrato ponía que si lo aceptaba me daban un millon de dolares al terminar —trato de explicar algo que no tengo ni la menor de como hacerlo.
—Jacob mírame y dime que no te estás metiendo en un lío.
—Olivia, te prometo que a la mínima que vea que es una estafa te prometo que vuelvo inmediatamente —le prometo a ella también, ahora no puedo fallar.
Ya es la hora, mi mujer me acompaña hasta donde se encuentra la furgoneta, no se ve a la persona que conduce pero si un letrero en la parte de detrás en el que se muestra una palabra.
“Grafema”
—Te quiero —le digo a la vez que le doy un beso y un abrazo.
—Y yo —me dice mientras me devuelve el beso—. Por favor que no te ocurra nada —dice musitando al oído.
—Tranquila —digo cogiendo aire y guiñandole un ojo.
Me miro en un reflejo de un coche, llevo una gorra, una chaqueta fina azul, un short y unas zapatillas a juego con los pantalones.
Miro una última vez hacia atrás. Mi mujer no me quita ojo y lo va hacer mientras continúe en su campo de visión.
Entro a la furgoneta, dentro de ella hay dos personas que llevan pasamontañas. No se le reconoce ningún rasgo, tampoco se si son hombres o mujeres. Me siento en el asiento de delante.
—Hola Jackson. Nos alegra que quieras seguir en esta nueva etapa. Estamos seguros de que vamos a conseguir grandes cosas. Bueno, aquí finaliza de momento nuestra relación. Más adelante recibirás más información.
Una de las personas se levanta y se abalanza directamente sobre mí, siento como pellizco entra directamente en mi cuerpo en la espalda. La miro, hay una aguja clavada con todo el suero vacío sobre mi cuerpo. Todo se vuelve nubloso, sus cuerpos comienzan a deformarse poco a poco. Caigo desplomado en el suelo, me quedo mirando al techo unos segundos mientras noto como esas dos personas encapuchadas me miran fijamente. Todo se apaga.