Utopía[completa]

Capítulo 11

Llevo toda la noche sin poder pegar ojo, el peso de mi cuerpo se está dejando caer sobre mis brazos, esto es infernal. El sol comienza a entrar por la ventana y me está empezando a dejar ciego.

—Bueno… bueno… bueno… —dice “B” tratando de abrir la puerta.

Llega hasta mi posición, sigo sin poder hablar. Tengo paralizado el cuerpo completamente.

Saca una inyección de uno de sus bolsillos y lo inyecta directamente a mi cuello. Noto como cada mililitro de esa sustancia entra por todo mi cuerpo y recorre cada centímetro de él haciendo que de nuevo vuelva a perder completamente el control de mi cuerpo que era ya casi nulo antes de la inyección.

Las horas pasan, la soledad cada vez es más dura y cada ruido o cada palabra que se escucha de fuera es oro bendito para mis oídos.

Suenan las campanas es hora de comer, las tripas me rugen, desde que ayer comí no he vuelto a ingerir ningún tipo de alimento a mi cuerpo. Escucho cada paso de cada persona, casi podría reconocer quien es cada uno porque es el único sentido que ahora mismo estoy utilizando.

—Señores y señoras —dice la voz del cabrón de “A”—. “J” está indispuesto, no podrá estar con nosotros durante unos días pero no se preocupen que está bien.

Cuando lo pille lo pienso matar.

Su voz cae en el olvido mientras observo como los rayos de luz van disminuyendo lentamente por el ventanal. El pequeño murmullo de la muchedumbre fuera en el salón se termina conforme finalizan de comer.

Llevo veinticuatro horas encerrado en esta especie de cárcel y tres días desde que llegué.

El tiempo no pasa aquí dentro, ojalá tuviese un reloj para saber al menos en que momento del día estoy.



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En el texto hay: utopia, pruebas, ciudad abandonada

Editado: 10.12.2022

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