Capítulo 19

Hoy es el segundo día de investigación, tenemos que tratar de averiguar toda la verdad sobre todos y cada uno de ellos.

Hoy es el octavo día que estoy aquí, en estos ocho días me ha pasado de todo, parece que llevo meses pero no llevo más de una semana.

Alzó la mirada y escucho las campanas, es como el viento chocando contra la pared o el alma saliendo al exterior.

Es el momento del día en el que puedo salir sin tener miedo a ser pillado, y aunque todo esto es provocado por mi creo que ya es hora de que todo esto empiece a cambiar.

Llego hasta la puerta, me junto con George que me va mirando como si llevase granos en la cara.

—¿Que sucede? —le pregunto extrañado.

—¿No te parece raro que “B” esté fuera esperando a todo el mundo? —me pregunta y a la vez mientras lo hace lo observo, cada uno va entrando y “B” al odio les confiesa algo.

Llegamos hasta donde se sitúa él.

—Vaya, llegáis a la vez, tenéis que ir primero a la sala de reuniones —acatamos las órdenes y mientras lo hacemos avanzamos.

—Tenéis una cara de punto del día —dice mientras se ríe simultáneamente.

Nos sentamos. “A” entra por la puerta con cara de enfado. Su mirada es desafiante e incluso amenazante.

—Bien… —empieza a hablar, su tono de voz me da nauseas.

Se hace el silencio en la sala, apenas se escucha nada.

—Hay dos personas en esta sala que una vez más se han saltado las reglas y ya me estoy empezando a cansar. Puedo confesar que la semana pasada una persona se salto las reglas y que por eso mismo estamos en cuarentena y la tuve cuatro días encerrada —dice mientras le chirría los dientes.

Me está mirando y se que lo dice por mi.

—Jacob… Jackson y George Vans, poneros de pie.

Nos miramos y lo hacemos, no se como se ha enterado de que nos hemos saltado las reglas.

—Estas dos personas de aquí se han saltado las reglas, han violado la norma de la privacidad de identidad y ya saben unas cuantas. No voy a decir cuales porque pondría en peligro la estabilidad de Utopía.

Me rasco la cabeza hasta llegar a despedirme.

—Voy a empezar yo, mi nombre es Andriuw Scot. Pero no voy a decir a que me dedico o porque estoy aquí.

—Nos ha estado escuchando o alguno de los dos se ha ido de la lengua —le musito lo más cerca a George.

—Si, ¿pero quien? —pregunta extrañado.

—No lo sé pero la hemos liado, no debería de haberse enterado, no se que nos van hacer ahora…

—Mi nombre es Brayan, no pienso decir mi apellido —dice amargamente el lameculos de “B”.

—Vale, pues mi nombre es Carlos… —dice con miedo el hombre alto al que consideraba que era bastante hablador pero ahora ha cambiado completamente.

Así siguieron presentándose uno por uno, después se presento Debora, aquella chica que es un auténtico misterio para mí, con las presentaciones me doy cuenta de que todavía no he podido hablar con nadie y que apenas conozco a nadie.

La última chica que me faltaba por conocer se llama “Elsa”. Aunque miento al darme cuenta de que falta la pareja de Hector, se llama Fanny.

Después de ella van ya los conocidos George y Hector.

Tan solo me queda por conocer un nombre, es el último chico. Ivan, ninguno salvo Andrew dicen su apellido, pero al menos ya tenemos menos secretos que antes.

—Bien, ahora que ya sabemos todos nuestros dichosos nombres os voy a dar una nueva oportunidad a todos, creo que habeis catado las normas excepto estas dos personas de aquí… Ellas tendrán su castigo que lo elegiré yo durante el día, el resto podéis salir y soy libres de hablar con quien queráis, pero siempre respetando las normas, es importante si no queréis volver al calvario de antes.

Los turnos de vigilancia seguirán vigentes pero solo para estar alerta ante cualquier amenaza, no me fio ni de mi sombra.

Se pasa el día después de eso velozmente, el sol cae por el horizonte. Andrew toca la puerta…

Llama a George, nos vemos en diez minutos en el templo —me mira con furia, se le nota el ardor dentro de él, parece que puede explotar en cualquier momento.