Utopía[completa]

Capítulo 30

Jacob


Me levanto de la cama, la espalda me la esta haciendo polvo, echo de menos y seriamente mi colchon viscolastico de uno cincuenta.

—Jacob, necesitamos tu ayuda, es George… —dice Hector mientras se acerca rápidamente a mi. Su voz y su tono muestra bastante preocupación.

Me dispongo rápidamente a ir corriendo, se encuentra tirado sobre el suelo. Está inconsciente, me acerco. Tiene pulso pero no responde a mis repetitivos golpes sobre el cuerpo.

—¡Ayuda! —grito a los cuatro vientos con la esperanza de que alguien nos escuche.

Brayan y Abraham se acercan, se quedan completamente pálidos al ver a George en el suelo.

Brayan se tira del pelo y comienza a taparse la cara mientras da vueltas sobre sí mismo.

—Haced algo —les ruego mientras miro las cámaras, no sé si alguien estará al otro lado viéndolas.

—Vamos a llevarlo a su casa para tumbarlo sobre la cama —dice Abraham que parece que reacciona.

Entre los cuatro lo cogemos ante la atenta mirada de casi todo el mundo en Utopía.

Nos lo llevamos tan rápido como podemos a su casa.


Pasan las horas pero no parece reaccionar a nada, ni tan siquiera al agua que hemos conseguido darle.

No se que le pasa pero no me separe ningún momento de su lado.

El ojo derecho comienza a parpadear, parece que vuelve en sí.

—George —le digo musitando al oído.

—¿Que ha pasado? —pregunta con la voz entrecortada.

—Te has desmayado y has estado varias horas inconsciente.

—Madre mia —dice poniéndose la mano en la cara.

—¿Estás bien George? —le pregunto mientras recuerdo que esta mañana me ha ignorado.

—Que si Jacob, no te preocupes —dice de nuevo y una vez más cambiando de tono.

—Dejame descansar un poco Jacob —me pide suplicando, parece que no tiene ganas de estar con nadie.

Me salgo para fuera, miro a mi alrededor, Hector y Abraham están hablando entre ellos, al verme se acercan rápidamente.

—¿Y bien? —me pregunta Hector con ganas de una buena noticia.

—Está bien, se ha despertado pero no me ha dicho que le ha ocurrido, quizás haya sido un bajón de tensión y ya está.

—Las bajadas de tensión no te dejan inconsciente varias horas —interrumpe Abraham.

—¿Que quieres decir? —le lanzo una mirada amenazante.

—Nada —me responde mientras mira para otro lado.


Se da la vuelta y yo hago lo mismo para ir a buscar comida para que pueda comer George.


Llego hasta el templo, Hector está allí repasando toda la cantidad de reserva que tenemos de comida.

—Vengo a llevarme algo para George —le ruego algo de comida.

—Si, coge un plato de estos de aquí —dice señalandome uno de los montones.

Le doy las gracias y me marcho a dárselo a George, seguro que después se encuentra mucho mejor.

Salgo para fuera del templo, los rayos de luz del sol apenas me dejan ver lo de fuera, necesito parpadear durante un par de veces para recuperar la visión.

—Por mucho que le des de comer no se va a recuperar George —dice Abraham que se encuentra apoyado en la pared de fuera del templo.

—¿Cómo dices? —le pregunto mientras le lanzo una mirada amenazante.

—Que no te das cuenta, George no está bien, y va a ir a peor, de nada sirve estar alimentando a una persona que está enferma cuando tenemos problemas de comida —la respuesta me golpea pero no hace que me venga abajo.

—¿Y es mejor dejarlo morir? —le pregunta para ver cual es su respuesta aunque se que no tiene nada de humanismo.

—La vida es como una partida de ajedrez, a veces hay que sacrificar al peón para ganar la partida, no se si lo coges —responde mientras se marcha.

Me dan ganas de machacarle la cara pero el talante me lo impide.



#2020 en Ciencia ficción
#5149 en Thriller

En el texto hay: utopia, pruebas, ciudad abandonada

Editado: 10.12.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.