Utopía[completa]

Capítulo 40

Abro los ojos tan rápido como puedo, tengo las sábanas echadas por encima. No recuerdo ni la mitad de lo ocurrió anoche. A mi lado está Sheila, solo deseo no levantar las sábanas y estar desnudo porque eso significara que lo he hecho con ella.

—Ahora si que la he liado —digo mientras me rasco la cabeza y observo su cuerpo desnudo sobre la cama.

Me levanto sigilosamente para que no me escuche y comienzo a buscar la ropa por toda la habitación. Debajo de la cama se encuentran mis pantalones y entre las sábanas la camiseta que llevaba puesta anoche.

Cojo todo y trato de vestirme lo más rápido posible. Me dirijo rápidamente a la puerta para salir de aquí.

—¿A dónde vas? —me pregunta Sheila mientras se quita las legañas y se levanta para quedarse sentada sobre la cama.

—Ehhhh —le respondo sin saber muy bien que decir.

—¿Ya no quieres saber nada de mí? —me pregunta recriminandome el hecho de que me haya levantado y trate de salir de la casa.

Me quedo paralizado, por un segundo no se que decirle.

—Mira Sheila —le digo con el tono más sincero con el que he hablado nunca—. Creo que si nos hubiésemos conocidos en otras circunstancias y quiero recalcar lo de circunstancias porque con eso me refiero a que no tuviese mujer en estos momentos, creo que quizás sí que hubiera pasado algo más entre nosotros. La vida no sabe lo que te tiene deparado y aun así no se sabe si cuando consigamos salir de aquí podremos estar juntos tu y yo. Mientras tanto Sheila yo me voy a centrar en salir de aquí, por ti, por George, por todos los que estamos aquí y sobre todo por mi porque no quiero no volver a mis hijas nunca más. Porque ellas son lo que más quiero.

Seguramente lo de anoche fue espectacular, pero no lo recuerdo y quiero que siga siendo así —le respondo de la manera más sincera que mi corazón me permite.

Su mirada cambia rotundamente al escuchar mis últimas palabras, creo que no es lo que se esperaba que respondiese.

—Ya te puedes marchar —dice mientras se da la vuelta y oculta su dolor dejándome con la palabra en la boca. 

Decido hacerla caso, de lo contrario quizás vuelva a caer en sus brazos.

Abro la puerta y pego un resoplido antes de salir por ella.

A las horas me encuentro con Hector que pasa por mi puerta con rostro pensativo. 

—¿Que te ocurre? —le increpo y no le dejo continuar su paso hacia donde tendría pensado dirigirse.

—Estoy dándole vueltas a una idea pero no se si va a funcionar —me dice con el tono de voz más bajo de lo normal.

Seguro que para que no le escuche nadie.

—¿Qué tienes pensado? —le detengo en seco y no tengo pensado dejarlo continuar hasta que me diga que es lo que se le pasa por la cabeza.

—Tengo que encontrar alguna forma de hacer fuego para quemar la cabaña y poder salir de aquí de una vez —me explica haciendo aspavientos y señalando hacia todos los lados.

No se si es una buena idea y mucho menos si puede llegar a funcionar. ¿Y si después de quemar la cabaña no encontramos ningún recoveco? y si entonces es el final para nosotros. No se si estoy dispuesto a llegar hasta ese nivel pero quizás sea la única opción.

—Pues no se que decirte —irrumpo en la conversación.

—¿Se te ocurre algo mejor? —añade con el rostro y la mirada perdida.

—No —le respondo sin añadir una nueva idea.

—Voy a esperar unos días a ver si se me ocurre algo mejor, todo esto no me está dejando descansar bien y estoy comenzando a desvariar —prosigue mientras me da la mano en señal de compañerismo. Yo le respondo de la misma forma.



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En el texto hay: utopia, pruebas, ciudad abandonada

Editado: 10.12.2022

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