Utopía[completa]

Capítulo 47

—Todos al coche vamos —dice gritando Hector, ya hay varias personas en la torre del tren tratando de hacer fuego, ha empezado a llover con lo que intentar quemar la torre va a ser una tarea casi imposible, yo me voy a esperar al final, prefiero asegurarme que no queda nadie y despedirme de todos los que se quedan aquí.

—George, Sheila, Debora, Medellín y Teddy. Esto va  por vosotros, pienso haceros justicia y atrapar a aquellos que nos encerraron aquí dentro —les digo en voz alta aunque se que no hay nadie escuchandome y pueda parecer un auténtico loco.

—Venga Jacob, nos tenemos que ir ya —dice desde casi cien metros y dentro del coche.

Me cuesta darme la vuelta pero debo hacerlo si quiero acabar con esto lo antes posible.

Resoplo y me doy la vuelta mientras me quito el agua de los ojos y me recoloco el pelo.

Comienzo a correr y me subo rápidamente al coche. Ya está en movimiento.


—¿Habéis podido crear el fuego ya de una vez? —le ruego y espero una respuesta positiva.

—Si… está ya ardiendo —responde para mi alivio. 

En apenas un par de minutos llegamos hasta la cabaña, todo el mundo está abajo observando el calor de las brasas, cada vez es más fuerte. La cabaña ya no se ve como era antes. La gente parece animarse por momentos y aunque yo trate de ocultarlo también lo estoy, por fin esto toca su fin, Abraham y Brayan son los que menos felices están. No se si sabrán algo más que nosotros, no sé si es una buena idea celebrar la victoria antes de tiempo.


—Vamos joder porfavor funciona —digo en voz alta, rezando aunque no sea creyente. Estoy en un punto en el que me agarro a lo que sea para poder conseguir aquello que anhelo.

Hector se acerca a mi…

—Ya veras como si —me ha escuchado—. George, Sheila, Debora. Todos ellos estarían orgullosos de ti… de mí… de nosotros y de todo lo que estamos luchando por ellos.

—¿Qué crees que hay al otro lado? —le desafío.

—La libertad, y si todavía se atreve a estar alguien en medio será mejor que se aparte porque de la hostia que le pego con la mano abierta está contando cuantas rayas de las huellas dactilares tengo desde aquí hasta navidad.

No puedo evitar soltar una carcajada pensando en dicha persona contando rayas en su cara.

Unos aplausos ironicos se acercan por la parte de atras, todos nos giramos y observamos a Abraham aplaudiendo con una sonrisa en el rostro.

—Magnifico ese plan, ¿alguien ha pensado que cuando la cabaña quede completamente carbonizada nadie podra llegar al boquete “si es que se abre”?

Odio esa negatividad de Abraham, seguro que lo hace para fastidiar, aunque realmente él lleva más tiempo y que yo sepa sabe más cosas que nosotros pero nadie decide escucharle, se ha ganado varios enemigos en casa, si hay que sacrificar a una persona de todas las aquí presente seguro que ya tendremos ganador.


—Qué ganas de matarte tengo de verdad —mi mirada asesina sale a relucir.

Pasa completamente de mi y se da la vuelta.



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En el texto hay: utopia, pruebas, ciudad abandonada

Editado: 10.12.2022

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