Capítulo 11: La Torre de las Voces

La Torre de las Voces no estaba hecha de piedra, sino de memoria.

Sus muros cambiaban, hablaban, murmuraban nombres olvidados por todos… menos por ella.

La noche en que llegaron, el bosque se abrió ante el ejército oscuro como un huésped sumiso. Las raíces se apartaron. Las aves callaron. Y el cielo se oscureció como si la misma luna se negara a mirar lo que estaba por suceder.

Vaelyra descendió del draco sin pronunciar palabra. Sus pasos no hacían ruido sobre la tierra. El aire olía a tinta vieja, a huesos de narradores muertos, a secretos.

Vaerion la seguía, junto a tres de las Hijas de la Tormenta.

—¿Estás segura de que es aquí? —preguntó él.

—Lo escucho. Me llaman por mi verdadero nombre —susurró ella.

La entrada se abrió con un suspiro.
Ningún guardia. Ninguna barrera mágica. Solo una bienvenida implícita:
“Has vuelto.”

Dentro, las paredes eran espejos rotos. Cada reflejo mostraba versiones de ella misma. Una niña en entrenamiento. Una joven en la biblioteca del castillo. Una adolescente vendada tras el castigo de su padre. Una sombra que lloraba en silencio.

Los fragmentos susurraban.

“Tú no eras la elegida.”
“Tu hermana lloró por ti cada noche.”
“Él la ocultó porque la amabas demasiado.”
“Ella vive.”

El nombre retumbó:

Lyssaira.

Vaelyra cayó de rodillas. No por debilidad, sino porque por primera vez su mente dudó.

—¿Mentiras? —susurró.

—Verdades enterradas —respondió la torre.

Vaerion se acercó, tenso.

—¿Qué viste?

—Lo que no debía recordar.

En la cámara final, tallada con runas antiguas, encontró un códice sellado. Sus dedos quemaban al tocarlo, pero no retrocedió.
Cuando lo abrió, los nombres de su linaje se desplegaron… y al final, escrito con tinta fresca:

Lyssaira Aendaryel. Hija menor. Desterrada al bosque de cristal. Viva.

La voz de su madre, como eco de otro tiempo, pareció abrazarla:

“Si alguna vez olvidas quién eres, busca a tu hermana. Ella te recordará.”

Vaelyra se levantó. Sus ojos ardían. Su magia también.

—Preparen las alas. Vamos al bosque de cristal. Antes que lo hagan ellos.