Valery.

Capítulo 7: Sin Prejuicios.

—¿Qué hacemos ahora? — inquirió Patrick despegando sus labios de la muñeca del hombre designado para la cena.
—¿No puedes esperar? — Valery se quejó exasperada. Estaba a horcajadas sobre el cadáver alimentándose de su cuello.
—Te ves tan sexi cuando comes así — respondió ignorando sus quejas y repasándola con la mirada.

Valery simplemente lo ignoró y continuó alimentándose. Ya estaba acostumbrada a sus comentarios.

—No seas asqueroso — habló Connor de pronto dándole un empujón a Patrick. Pero no hicieron más.

La sangre emanaba a borbotones a través de las suaves venas. Valery cerró los ojos para continuar disfrutando de la sensación, del sabor que se impregna en su lengua. Era glorioso, no había nada que superara aquel sabor y el éxtasis al ingerirla. Solo podías pedir más.

Se quedó acurrucada contra el pecho de aquel hombre cuando se hubo quedado seco. No deseaba moverse, era como si se sintiera agotada, algo imposible para ellos mientras fuera de noche y tuvieran fuerzas gracias a la sangre. Pero el bajón de adrenalina la dejó somnolienta.

—Oye Valery. ¿Es que no quieres más? — Preguntó Connor que ya estaba con su compañero alimentándose del segundo plato.
—Déjala. Seguro está fantaseando — dijo Patrick con una risita.
Connor sonrió con la imagen mental que éste le hizo ver.
—No le caería mal — admitió antes de volver a lo suyo.

Pero Valery no pensaba en perversiones como lo hacían ellos. En realidad, pensaba en Royce.

No era el momento adecuado para pensar en un mortal, no cuando aún sientes el sabor a sangre en tu boca y sientes que se hace agua.

Pero no pudo evitar preguntarse: "¿Cómo se escuchará el corazón de Royce?". Si, lo había oído hoy al igual que todos los que tenían cerca. Era el mismo piqueteo sin parar, como el tic tac del reloj. Constante en ritmo y sonando eternamente hasta que algo lo hacía detenerse.

Recordó como había sentido el calor de su cuerpo bajo la palma de sus manos, la ropa en medio no era ningún impedimento, ahora sabía la temperatura exacta de su cuerpo y al sentir aquel músculo latir supo identificar que él estaba nervioso en ese momento.

Y ¿Como no estarlo? Él acababa de escuchar por boca de una chica que no era una humana común y corriente como él. Bueno, si lo parecía, pero tenían distintas costumbres por decirlo así.

"¿Tendrá su cuerpo la misma temperatura todo el tiempo?" Se preguntó abrazando el cadáver que comenzaba a ponerse frío.

Recordó la noche en que lo llevó a casa. Lo había cogido como cualquier trapo, bolsa, o cosa que se toma para ponerlo en otro lugar. Sin ponerle atención a nada de él.

No es que a ella le pesara la vida que llevaban o la existencia, mejor dicho. No. Ella era feliz así con sus amigos. Y no le incomodaba para nada matar uno, dos o tres humanos cundo quisieran.

Era su naturaleza ¿Por qué negarse a ella?

Royce era comida y ahora parte de un juego. Solo eso.

Esa semana, Royce no fue al bar como de costumbre. No estaba muy seguro de que pensar o sentir ante aquella extraña revelación. Y tampoco estaba seguro de cómo actuar frente a Valery.

"¿Es posible? ¿Podría ser cierto que ella es...? Eso no pasa en la vida ¿Cierto? Solo en las películas y los libros. Y no puedo basarme en un sueño extraño para ir acusando a la gente de ser una criatura inmortal come hombres".

Pero luego pensó que todo aquello no era más que el fruto de su imaginación por esas películas de terror y fantasía que veía. Y entender eso, le hizo sentirse avergonzado.

Estaba seguro que Valery pensaba que estaba loco y solo había seguido el juego para no hacerlo sentir mal.

"Pero ¿Y si fuera cierto?".

Cierto o no, de algo estaba seguro. Él estaba vivo.

"Pero ¿Que es ella? ¿Un ángel? No lo creo si mata hombres. ¿Un demonio? ¿Un monstruo?".

Esos últimos términos encajaban mejor con lo poco que sabía de Valery y su misterio. Y esos ojos rojos que le causaban escalofríos al recordarlos.

Estaba vivo gracias a ella. Eso era lo que más le importaba. "Talvez el mito de un vampiro bueno es real" pensó. Sin importar a cuántos había asesinado, ella le salvó. Y que si importar ese minúsculo detalle, no cambiaba lo que ella era.

“¿Que es ella? Una chica guapa, de bonita sonrisa, simpática y amable. Graciosa y mirada dulce. Siempre y cuando no te está mirando con ojos rojos de hambre" meditó.

Así que para Royce no había más que analizar en aquel tema. Mito o realidad no dejaría que los prejuicios le impidieran ser amigo de Valery.

Al viernes siguiente.

—Royce, que bueno verte. No te ví el viernes pasado — dijo entregándole una cerveza sin que se la hubiera pedido.
— Eh si. No. No vine — admitió avergonzado por saber que ella se percató de su ausencia.
— Tus amigos se fueron hace un rato — añadió.
—Si. Es tarde. Yo... Vine a verte a ti.
—¿A mí? — preguntó con una sonrisa dulce.
—Si. ¿Puedo venir por ti a las dos?
—Claro. Te esperaré.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.