Valery.

Capítulo 11: Sin remordimientos.

La noche del concierto salió mejor de lo que esperaban. No todas las noches podías darte el lujo de repetir hasta tres veces tu platillo favorito. 

Lo mejor sería que nadie se daría cuenta de las desapariciones hasta dentro de un par de días y los cuerpos no los encontrarían pronto.

Era fácil. Tantos años en aquellas actividades te volvían experto para un día de campo nocturno.

Era como cuando los niños dicen en Halloween: "Dulce o truco". Pero Valery y sus compañeros, aunque siempre cogían el dulce, tenían un truco bajo la manga.

 

 

Royce desayunaba unos cereales en su apartamento mientras las noticias anunciaban un par de desaparecidos y un cadáver encontrado en un callejón.

Se preguntó si aquellas personas estaban relacionadas con Valery y sus amigos o amantes. Ya que al parecer era cierto que ella no era una simple mesera.

¿Cómo hacían para ocultar sus víctimas? ¿Cómo es que no los descubrían? ¿A cuántas personas habrá matado Valery? ¿Desde cuándo se había convertido en lo que era?

Pero claro, aquellas no eran meditaciones para las primeras horas de la mañana mientras desayunas. Así que dejó el cuenco de cereal a un lado y se sirvió un café.

El murmullo de la televisión quedó en el fondo, recordó las palabras de Valery. Que aquello no podía ser y que todo acabaría mal.

Pero Royce presentía que eso no era lo que ella en realidad sentía y deseaba. Talvez ella no quería una relación con alguien como él, eso podía comprenderlo o al menos eso es lo que intentaba. Pero quizás si podría ser un amigo.

Pero ¿Por qué? ¿Por qué querría ser amiga de alguien como él? Royce era positivo y en lugar de apresurarse a creer que Valery no necesitaba a alguien como él a su lado, un simple mortal pensó: ¿Por qué no?

Sin embargo, una relación como aquella, aunque sólo fuera amistad ya que ella fue firme al expresar que no había posibilidad para ellos, tendría sus riesgos. Riesgos que Royce debería tomar muy en cuenta si decidía seguir con aquello.

 

"Entonces ¿Cómo verse menos... apetecible, para alguien como Valery?". Meditaba terminando su café. Ésa sería una cuestión que tendría que aclarar con ella.

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Mismo día 6:38 p.m.

 

Valery aún estaba en la cama mientras los chicos desayunaban en la sala. No tenía hambre, algo no común en ella, siempre se sentía hambrienta al despertar.

Pero para evitar un altercado tendría que levantarse a comer un poco.

Así que mientras reunía el ánimo necesario para ello, pensaba en Royce.

Ya habían pasado un par de semanas en que no le había visto llegar los viernes, ni ningún otro día.

En parte se alegraba por no verlo, todo había sido una complicación desde el principio, desde que apareció en su inmortal existencia. Era mejor así, tenía mucha información claro, pero no sé angustiaba pensando en que él revelaría el secreto. En el siglo XXI las personas ya creían en muchas cosas y otras eran solo cuentos.

 

Lo más probable es que él terminara loco por pensar tanto en la existencia de vampiros en éste mundo. De ser así, Valery se imaginaba la situación.

Royce en un hospital psiquiátrico viendo fantasmas por todas partes y tratando de convencer a otros de la existencia de unos seres mitológicos.

Y ella llegaría a verlo haciéndose pasar por un familiar o amiga. Y lo visitaría hasta que muriera.

 

"¿Que estoy pensando?" Se preguntó al ver que las imaginaciones la habían llevado por otro lado.


Por su puesto que no seguiría viendo a Royce.

Nada asustaba a seres como ella y sus compañeros, pero ver la reacción tal calmada de Royce ante lo que era, su persistencia por agradarle y el atrevimiento al querer besarla la habían asustado.

Quizás si le agradaba a Royce por quién era. Quizás él realmente no le temía. Quizás ella también estaba disfrutando de la compañía de un mortal. Específicamente la de Royce. 

 

Aquellos razonamientos la llevaron lejos en los recuerdos. Cuando las calles ni siquiera se alumbraban con electricidad y aún no tenía a sus dos amigos. Únicamente conocía a Connor, pero no eran cercanos.

Le gustaba deambular por las calles de la villa a media noche, era tranquilo y si algún incauto o borracho se cruzaba en su camino tenía la mala suerte de amanecer frío en las laderas del río.

 

Pero una noche, durante sus caminatas, un par de hombres intentaban convencerla de entretenerlos a cambio de un par de monedas.

Valery tenía sus métodos y aunque era muchísimo más fuerte que ellos, se dejaba ver como una joven mortal indefensa con tal de hacerlos caer en su trampa.

 

Aquel hombre apareció a lomos de su caballo mientras los otros dos la toqueteaban sobre sus ropas. Ella hacía intento por soltarse para hacer que la siguieran al bosque, pero al ver que tenía un testigo presente se retuvo de mostrar sus verdaderas intenciones.




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