Valery.

Capítulo 19: Amigos.

Los chicos volvieron por la madrugada. Querían dejarle su espacio. 

 

Patrick estaba seguro que Valery terminaría matando a Royce, pero Connor seguía dudando.

 

Tuvieron que plantearse la posibilidad de encontrar a un mortal con vida en la cama junto a Valery. 

 

Sin embargo, cuando llegaron, la mansión se encontraba sola y a oscuras. No había rastro de ellos dos. Pero al entrar a la habitación de Valery, estaba completamente destrozada. Los muebles, la cama, las cortinas y espejos, todo hecho añicos por los suelos. 

 

—Creo que no terminó muy bien — habló Patrick sintiéndose incómodo en medio del desastre.

 

Comenzaron a buscarla hasta que vieron su figura en lo alto de la colina. 

 

—Valery — habló Patrick con cariño—. Lo sentimos mucho. De haber sabido que tú...
— No debimos continuar. No queríamos que llegaras a eso sí es lo que sentías...

 

Valery podía sentir su arrepentimiento y sinceras disculpas. Pero aquel dolor no había sido causado por ellos.

 

¿Podía un corazón congelado y muerto, romperse y doler?

 

Estaba consiente que todo había sucedido porque ella y Royce así lo habían querido. Continuar hasta el final.

 

Recordar aquello la hizo sentirse más enfadada consigo misma de lo que ya se sentía. Y ver que estaba causando tristeza en sus amigos la ponía enferma, si es que podía estarlo en aquel cuerpo muerto.

 

Se abrazó a si misma deseando poder llorar, pero sus ojos no lo hacían. Algo dentro de ella se había quebrado.

 

Antes de que ellos pudieran alcanzar a reaccionar se volvió un borrón que se fue con el viento.

 

—¿Hacia dónde habrá ido? — preguntó Patrick desesperado.
—No lo sé. Pero parece que las cosas salieron peor de lo que imaginamos — dijo mirando aquella roca en forma de lápida junto a la vieja tumba.

 

Estaba a la cabeza del montículo de tierra y piedras. El nombre del difunto estaba escrito con lo que parecía ser unos trazos hechos con los dedos.

 

—Tendremos que seguir las migajas — habló Patrick de nuevo mirando a su alrededor desde la colina.

 

Recorrieron las calles a la velocidad a la que estaban acostumbrados a usar a solas. Pero esto era un momento apremiante. Debían encontrarla pronto antes de que siguiera dejando más cuerpos sin vida a su paso.

 

Prostitutas, vagabundos, simples peatones que se habían atravesado en su camino en el momento equivocado iban dejando el rastro que sus amigos seguían tratando de ocultar y evitar que los pusieran en evidencia.

 

—Ni si quiera se está alimentando — observó Patrick al contemplar los cuerpos desmembrados o con el cuello roto.

 

En medio del camino de sangre perdieron su rastro. No habían más cuerpos. Pero el olor a sangre sobre sus ropas los guió hasta unas enormes alcantarillas donde fluía poca agua.

 

Todo estaba embarrado de viseras y sangre desde la entrada. Escurriendo por todas partes.

 

Unos gritos de furia emanaban del fondo mientras se escuchaba crujir los huesos de sus víctimas y los músculos romperse como si fueran malvaviscos.

 

Ella estaba de rodillas estrujando su rostro y tirando de su cabello como si pudiera hacerse daño. Gritaba y respiraba como si estuviera llorando.

 

Vieron volar un trozo de cuerpo y estrellarse contra una de las paredes de concreto de aquel lugar. Por los trozos en el suelo era probable que hubiera ahí unas cinco o seis víctimas. Sin contar todos los que dejó atrás.

 

—¿Estas bien linda? — preguntó cariñosamente Connor mientras intentaban acercarse a ella con cuidado.

 

En el estado en que se encontraba era probable que no pudieran con ella y terminaran lastimados.

 

—¡No me toques! ¡No te acerques! — soltó con violencia mirándole con aquellos ojos cargados de rojo vivo. —¡No quiero verte! ¡No quiero que me mires! Quiero estar sola.

 

Volvió a encogerse intentando llorar. Pero no lo conseguía.

 

Connor se quedó congelado en su sitio con sus palabras. Le habían dolido, pero era consiente que no era ella en esos momentos. Respetando sus palabras no accedió a sus pensamientos. No era necesario tampoco, todos los exteriorizaba.

 

—Creo que es mejor que te quedes con ella — habló dirigiéndose a Patrick que le veía con confusión y tristeza. 
— Si — asintió viendo con gran pena a su amiga.

 

Aunque Connor se fuera, sabía que estaría por ahí cerca.

 

Patrick avanzó unos pasos con precaución hasta estar cerca de ella. Se abrazaba las rodillas y se quejaba como si sollozara. Se sentó a su lado en el frío concreto sin tocarla y esperó.

 




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