Desde pequeños nos enseñan que nuestra vida debe de tener un orden específico; debes de asistir a la escuela, tener una carrera universitaria, cumplir tus sueños, trabajar de una manera feliz y tener una buena vida junto con la familia que debes formar.
Sin embargo ¿qué sucede cuando tu vida esta más desordenada que tu casa después de haber tenido una fiesta toda la noche? ¿cuándo solamente te están enfocando en sobrevivir y no en vivir?
En ocasiones nuestra vida es tan ajetreada y rápida que nos olvidamos de nosotros mismos, nos olvidamos de amarnos y cubrir las necesidades personales; olvidamos que nuestra vida es larga y podemos ir despacio; dándonos tiempo para soñar si queremos hacerlo y cumplir dichos sueños si así lo deseamos.
Nunca nos dicen que esta bien no estar siempre bien, que es correcto tomarse un descanso del mundo para nuestra salud física y mental, mucho menos nos dicen que no tener un sueño en ocasiones suele pasar y no hay nada de malo con ello; y no tenemos que seguir corriendo sin tener un motivo o un destino claro.
Aprender a respirar y a llorar si es necesario, sin sentir que no estamos haciendo lo correcto, porque… aunque no podamos verlo en ese momento; los tragos amargos pasan y todo mejorará en algún momento de nuestra vida… Simplemente necesitamos paciencia y aunque sea un gramo de fe.