Valiente de tus miedos

Capítulo 2: Mi abuela me envía a vivir con mi padre

Ashley
Por la mañana, la casa se encontraba hundida en un profundo silencio. La atmósfera era opresiva, y el aire carecía de cualquier olor reconocible. No había evidencia de una comida cocinándose, el aroma del incienso que solía encender mi abuela no impregnaba el espacio, ni siquiera esos perfumes intensos que, en otras ocasiones, me llenaban las fosas nasales. Solo había un vacío inquietante, un frío que se metía en mis huesos.

—¿Abuela? —llamo desde el pasillo, con una voz que resonó en la quietud del lugar

La encontro sentada en su viejo sillón, con los brazos cruzados sobre su pecho, como si hubiera estado aguardando ese preciso instante todo el día.

—Siéntate —me dice, sin desviar la mirada de un punto fijo, como si yo no fuera más que un simple objeto en su campo de visión.

—Tengo algo que decirte —anuncio, sintiendo una punzada de nervios.

Obedezco sin protestar. Era consciente de que cuando me hablaba de esa manera, era porque las palabras que vendrían no procederían del cariño, sino de una decisión fría y calculada.

Finalmente, me mira. Sus ojos carecen de vida y su rostro no refleja ninguna emoción; es como si estuviera frente a una pared sin un ápice de sentimiento. Solo una expresión de hastío se dibuja en su semblante.

—Ya estoy cansada. No puedo seguir cargando contigo. No me sirves para nada —declara, dejando sus palabras caer con un peso que me aprieta el pecho.

Trago saliva y el silencio se hace aún más opresivo. No digo nada; ya había aprendido que no debía mostrar reacciones, por más que por dentro mi corazón se quebrara en mil pedazos.

—He hablado con tu padre, así que voy a mandarte con él. a Florida. —Cuando miro hacia la mesa y el sobre con dinero, me siento confundida al ver que tenía ese sobre de dinero. Tal vez se le envió mi padre.

Él verá qué hace contigo. Yo ya no puedo. No quiero
Así que te vas esta tarde a Italia y te he comprado los billetes de avión .
No te preocupes por el instituto, ya he hablado con el director sobre la situación. —Continua, su voz desprovista de emoción, como si simplemente estuviera cumpliendo una tarea mientras luego me da los billetes de avión

De repente, se levanta con firmeza. Se aleja de la sala con la misma indiferencia con la que uno se deshace de algo que ya no le sirve, como si hubiera acabado de tirar la basura.

Me quedo sentada, atrapada en mi impotencia, sintiéndome, en esencia, eso mismo: basura.
Sin embargo, siento que ha llegado el momento de realizar un cambio importante en mi vida. Estoy experimentando una mezcla de emociones que es difícil de describir. Por un lado, siento una profunda felicidad, un sentimiento que había estado ausente en momentos difíciles y que ahora parece brotar con fuerza. Por otro lado, también me inunda la ansiedad y una intensa curiosidad por conocer a mi padre. Han pasado tantos años sin verlo, y en mi mente surgen innumerables preguntas. Me pregunto por qué él no ha venido a buscarme y qué ha sido de su vida. Cada pregunta tiene un peso emocional, y cada respuesta que anhelo parece estar envuelta en un manto de incertidumbre.
Regreso a mi habitación con la intención de hacer la maleta, mientras mantengo una conversación con mi tío. Aprovecho ese momento para contarle todo lo que siento, lo que me llena de tranquilidad, ya que él me asegura que todo va a salir bien. Me cuenta que ha hablado con mi padre, quien está muy emocionado por poder verme de nuevo. Mi tío sigue hablando para calmarme, mencionando que estaré en un entorno familiar y saludable, sin ninguna toxicidad que me incomode.

Según él, mi padre tiene una esposa amable y comprensiva, cariñosa y además, ella tiene un hijo de la misma edad que yo. Me describe a ambos como excelentes personas, y me anima a darles una oportunidad. Sin embargo, en mi mente surgen muchas preguntas y dudas que vuelven a aparecer, dejando un torbellino de incertidumbres que necesito resolver.

Después de haber tenido una conversación con mi tío, decido llamar de inmediato a mi amiga Miriam para despedirme de ella. Sin embargo, no obtuve respuesta, así que opté por enviarle un mensaje en el que le conté todo lo que estaba sucediendo.

Una vez que termino de enviarle el mensaje, continuo con mis cosas y termino de hacer mi maleta. Luego, me siento en mi cama, pensando en pensamientos profundos sobre mi padre y su nueva familia. No siento enfado hacia él, pero hay una serie de emociones que no logro explicar con palabras. Es una mezcla de sentimientos confusos que revolotean en mi interior.

No tengo deseos de salir de mi habitación, así que decido dejar mi maleta y mi mochila organizadas cerca de la puerta. Luego, me recuesto en la cama y me tomo un rato para relajarme y descansar.
Por la tarde, me encuentro ya en el salón, rodeado de mi maleta y mi mochila, preparándome para salir de esta casa que se siente como un verdadero infierno. Justo en ese momento, milagrosamente, llega mi tío, quien amablemente se ofreció a llevarme al aeropuerto. Sin pensarlo dos veces, salimos de casa sin que yo me despidiera de mi abuela.

Al llegar al coche, mi tío me ayuda a colocar las maletas en el maletero, asegurándose de que todo esté bien acomodado. Mientras él hace eso, yo me acomodo en el asiento del copiloto, sintiendo una mezcla de alivio y emoción .

Después de unos minutos de conducir, llegamos al aeropuerto en aproximadamente una hora, lista para comenzar una nueva etapa en mi vida.

Al bajarme del coche, mi tío se acerca a la parte trasera y saca mi maleta del maletero. Con una expresión cálida en su rostro, me desea un buen viaje. Yo le respondo con una sonrisa, aunque las lágrimas empiezan a brotar de mis ojos. Agradezco su apoyo con un gesto de gratitud, mientras él, con su voz tranquilizadora, me asegura que todo estará bien y que estaremos en contacto durante mi viaje. Asiento con la cabeza, sintiendo un nudo en la garganta, y me dirijo hacia la entrada del aeropuerto.
Recorro los pasillos del aeropuerto, arrastrando mi maleta tras de mí. Me dirijo hacia el panel de información y me doy cuenta de que aún queda un poco de tiempo para que salga mi vuelo. Decido aprovechar este momento y sentarme un rato para esperar.



#4860 en Novela romántica

En el texto hay: amor, familia

Editado: 28.10.2025

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