Valiente de tus miedos

Capítulo 5: El tiempo compartido con mi padre

Ashley

Han pasado ya algunos días desde que llegué a este hermoso país. La gente aquí es muy amable y son personas realmente buenas. He tenido la oportunidad de conectarme más con Miranda y Noel, especialmente con Luz. Me he sentido muy cómoda, incluso al hablar de mis heridas emocionales. Sin embargo, he notado que mi padre ha estado actuando de manera un poco sospechosa, ya que ha estado observando mis manos con una expresión que parece indicar que está buscando algo más.

He notado que Luz ha estado conversando con mi padre sobre un tema específico, y por esa razón, él ha estado actuando de manera sospechosa.

En este momento, nos encontramos en un centro comercial, observando las diferentes tiendas que hay. Mi padre me toma del brazo y me lleva hacia una de ellas. Al cruzar el umbral de la tienda, una mujer se aproxima a nosotros con una sonrisa. Mi padre la saluda de manera muy cordial, como si la conociera de hace tiempo.

—Hija, esta es Arlette, es mi mejor amiga —me presenta, mientras ella me mira con una expresión de admiración.

—Tu padre me ha hablado de ti muchas veces —comenta Arlette—. Me ha mencionado que eres muy guapa.

—¡Muchas gracias! —le respondo, sonriendo por el cumplido.

Mientras mi padre continúa conversando con Arlette, yo aprovecho para explorar algunas prendas de ropa que son justo de mi estilo. Me siento emocionada al ver las opciones que hay y empiezo a imaginar cómo me quedarían
Sin embargo, en mi mente vienen numerosos recuerdos dolorosos que mi abuela solía compartir conmigo. A pesar de mis esfuerzos por no permitir que esos pensamientos me afecten, las palabras que ella decía aún permanecen vivas en mi memoria. Estas palabras son tan fuertes que me llevan a evitar mirar la ropa, ya que me recuerdan situaciones y emociones que preferiría dejar atrás.
Veo cómo Arlette me observa con una expresión que, supongo, es tanto atenta como sensible. Se percata de que he bajado la mirada al ver la ropa que hay frente a mí. Se acerca con ternura y, con una voz suave, me dice:

—Ashley, tú eres mucho más que las palabras hirientes que alguien pueda haberte dicho alguna vez.

Mis manos comienzan a temblar levemente. Respiro hondo, intentando disimular la inquietud que siento. Sin embargo, no puedo evitar que las palabras de mi abuela resuenen en mi mente como un eco angustiante, esas frases que solía decirme, asegurando que “con ese cuerpo no debería usar ciertas prendas”. Esa voz crítica aprieta mi pecho y me deja una sensación de inseguridad.

En ese momento, escucho pasos junto a mí. Es Arlette de nuevo.

—Ashley… —me llama con dulzura, colocando una mano cálida sobre mi hombro
—. ¿Estás bien?

Levanto la vista, y me sorprende la amabilidad que reflejan sus ojos.

—Sí… solo estoy pensando —le respondo, esbozando una sonrisa que soy consciente de que no disimula mis verdaderos sentimientos.

Ella no insiste en profundizar, simplemente se inclina un poco hacia mí y murmura:

—Las palabras que nos lastiman a menudo quedan con nosotros más tiempo del que deberían, pero tú no eres lo que otros han dicho. Eres lo que estás construyendo en este momento… y eso es precioso.

Sus palabras me llegan al corazón de tal manera que tengo que parpadear rápidamente para evitar que las lágrimas traicionen mis ojos. Después, se acerca a mi padre y le pide permiso para llevarme al probador después vuelve junto a mi me dice

—Bueno, yo misma me encargaré de que te veas más bonita de lo que ya eres. Por favor, sígueme para mostrarte las prendas de la nueva colección que me han traído hace unos días, especialmente diseñadas para jóvenes. Estoy segura de que te van a gustar —dice con entusiasmo.

Asiento con la cabeza mientras mi padre me dedica una sonrisa y se acomoda en un sofá gris, sumido en la lectura de algo en su teléfono, yo me dirijo hacia el probador donde me espera Arlette. A medida que avanzo, me siento un poco confundida y temblorosa ante la idea de tener que desnudarme frente a una persona que no conozco.

Al entrar en el probador, mi mirada se ve atraída por una colección de vestidos, pantalones, camisas, faldas de tubo y algunas más vaporosas. Todos son realmente preciosos.

—Te dejo para que te pruebes toda la ropa, yo estaré fuera. Cualquier cosa, me avisas —me susurra Arlette. La agradezco y ella se marcha, dejándome a solas.

Respiro aliviada y comienzo a probarme la ropa. A medida que me pongo cada prenda, siento una extrañeza. No estoy acostumbrada a vestirme de manera tan formal y elegante, mostrando mi cuerpo. Me incomoda ver las cicatrices en mi piel. Trago saliva mientras me miro de arriba a abajo en el espejo. No sé si reírme o llorar. A pesar de que me veo bonita, siento un deseo intenso de ocultar esos cortes. En ese instante, Arlette entra en el probador. Me observa con una sonrisa y se coloca a mi lado.

—Eres tan hermosa, no importa que seas un poco gordita. Nunca dejes que la gente te diga lo contrario. Quiero contarte algo: yo también sufrí en el instituto. Me pegaban y me lanzaban comida hasta que apareció un chico que me salvó del bullying. Imagínate quién era ese chico… —me quedo pensativa, tratando de recordar; no se me ocurre nadie

—. Fue tu padre. Ese día, él se convirtió en mi protector, en mi héroe, en mi hermano mayor. Gracias a él, superé muchos de mis complejos y miedos. Pero ahora sigue siendo…

Lo sé, tienes miedos y inseguridades, lo noté enseguida cuando tuviste que desnudarte. No deberías sentir vergüenza por tu cuerpo, y tienes que superar todo el miedo que sientes. Eres bonita por dentro y por fuera; debes amarte y valorarte tal y como eres. Nunca dejes que te digan lo contrario, siempre mantén la cabeza en alto. Además, tengo algo que diseñé para que lo pruebes —Asiento con la cabeza mientras ella se aleja, dejándome sumida en mis pensamientos.

Un rato después, Arlette regresa con una caja. Comienza a abrirla y, de su interior, saca un hermoso vestido sin mangas, confeccionado con una tela de estilo africano.



#4860 en Novela romántica

En el texto hay: amor, familia

Editado: 28.10.2025

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