Ashley
Hola, querido diario: quiero contarte que ya han pasado tres años.
Hoy deseo compartir contigo las emociones y experiencias que viví en el día de mi cumpleaños, un evento que, para muchos, representa una situación especial rebosante de celebraciones, alegría y momentos memorables.
Desde los primeros instantes de la mañana, el ambiente estaba impregnado de una energía festiva inconfundible. La luz del sol se filtraba suavemente a través de las cortinas, iluminando mi habitación y envolviéndola en una calidez reconfortante. Al abrir los ojos, una sonrisa se dibujó automáticamente en mi rostro al recordar que era el día en que celebraba un año más de vida.
Mis padres, Noel, Miranda y Luz, habían hecho un esfuerzo especial para darme una grata sorpresa. El delicado aroma de una torta recién horneada se esparcía por el aire, llenando cada rincón de la casa. Desde la sala, pude escuchar las risas y exclamaciones de mi familia, así como las de mis primos y mis mejores amigas, quienes ya se mostraban impacientes por empezar las celebraciones. Con corazón palpitante, me levanté rápidamente y me dirigí hacia el comedor, donde me esperaba una mesa decorada con globos y serpentinas de colores vivos y brillantes, que aportaban un toque festivo al ambiente.
La emoción creció en mí al comenzar a escuchar la melodía de “Feliz Cumpleaños”. Las voces de mis seres queridos resonaban en el aire y cada nota llenaba mi corazón de una alegría indescriptible. Al llegar el momento de apagar las velas de la torta, hice un deseo en silencio, esperando que este nuevo año que comenzaba estuviera colmado de muchas más aventuras y bonitos momentos. Poco después, mis amigos comenzaron a llegar, cada uno con un regalo que reflejaba su cariño y la amistad que nos unía.
Los juegos, las risas y las animadas conversaciones continuaron durante toda la tarde. Había preparado varias actividades, como juegos al aire libre y un concurso de talentos, lo que generó un ambiente de entusiasmo entre todos los presentes. A medida que caía la tarde, nos reunimos para disfrutar de una deliciosa cena en familia, seguida de un brindis en honor a este nuevo año que comenzaba para mí.
Sin embargo, no solo se trató de lo que ocurrió ese día, sino también de la profunda reflexión sobre la importancia de rodearse de las personas que amamos. Estos momentos compartidos quedan grabados para siempre en nuestros corazones. Cada rayo de sol que iluminó aquel día trajo consigo el recuerdo de la felicidad y del amor que me envolvía, convirtiendo mi cumpleaños en una celebración inolvidable. Así, no solo conmemoramos un año más de vida, sino que también celebramos las experiencias y memorias que nos llenan de vida y nos enriquecen en cada paso.
Ahora que el día ha llegado a su fin y todo a mi alrededor se encuentra en un profundo silencio, me acomodo en mi cama con el corazón rebosante de emociones.
Mientras revivo cada uno de los momentos que he experimentado hoy, no puedo evitar reflexionar sobre el trayecto que me ha llevado hasta este instante. No siempre ha sido sencillo. Hubo períodos en los que la tristeza pesaba más que una montaña sobre mis hombros, y otros en los que el miedo intentaba susurrarme al oído que no merecía disfrutar de la felicidad que buscaba. Pero hoy... hoy fue el día en que demostré mi valentía.
Fui valiente al abrirme a las experiencias de la vida, al atreverme a confiar en los demás y a permitir que el amor fluyera hacia mí sin miedo a perderlo. Fui valiente al tener fe en mí misma, incluso en esos días nublados en los que todo parece gris. Fui valiente al darme el permiso de ser feliz sin cargar con la culpa, sin preocuparme por si merecía ese bienestar.
Este cumpleaños no fue simplemente un festejo por cumplir un año más. Fue una celebración de todo lo que he logrado sanar, de cada paso que he dado hacia el crecimiento personal, y de todo lo que he aprendido a valorar y amar, incluyendo a la persona que soy.
Hoy descubrí algo fundamental que deseo llevar en mi corazón cada día que pase: la felicidad no siempre se presenta como un gran espectáculo. A menudo se construye a través de pequeños gestos, de abrazos sinceros, de miradas cómplices, y del simple hecho de sentir que no estoy sola en este viaje.
Mientras escribo unos ultimos párrafos en este diario y me envuelvo en un abrazo a mí misma en la tranquilidad de la oscuridad, solo puedo murmurar una palabra que encapsula todo lo que estoy sintiendo en este momento:
Gracias.
Gracias a la vida, a mi familia, a esos amigos que se han convertido en mi refugio… Y gracias a mí misma, por no rendirme, por tener el valor de enfrentar mis temores.
Mañana será un nuevo día. Un nuevo capítulo por escribir. Y estoy completamente lista para seguir trazando mi historia.
Hay una frase que dice así
La palabra "valiente" proviene de las experiencias y luchas de mis ancestras, quienes se enfrentaron a múltiples desafíos en su búsqueda por alcanzar su propio desarrollo personal y reafirmar su valor como mujeres. Estas mujeres valerosas se esforzaron por demostrar al mundo que, a pesar de las adversidades, son dignas de ser reconocidas como verdaderas reinas. Su legado de fortaleza y determinación continúa inspirándome y empoderándome en mi propia
Buenas noches, querido diario.
Ashley.
Cierro mi diario y lo coloco en la mesita de noche, junto con mi bolígrafo. Luego, me dejo llevar por el cansancio y, en cuestión de segundos, caigo en un sueño profundo. Siento que la paz me envuelve, una tranquilidad que no experimentaba desde hace tiempo.
Al día siguiente, me despierto con la sensación de un pequeño peso sobre mi cuerpo. Al abrir los ojos, descubro que es Noel, quien está encima de mí haciéndome cosquillas. Su risa llena de alegría resuena en la habitación y me recuerda, con su energía contagiosa, que hoy tenemos planeada una excursión al museo. Esa era una noticia que había olvidado por completo.