capitulo 20 mi cumpleaños, mi verdad

Ashley
Ambas nos dirigimos a nuestras habitaciones en el momento en que llegamos a casa. En cuanto entro decido escribirle a mi amiga del instituto en España, ya que hacía bastante tiempo que no tenía noticias de ella. Lamentablemente, no me contesta a mis mensajes. Dejo el móvil sobre la mesita y me pongo una ropa cómoda. Luego salgo de mi habitación y comencé a caminar hacia la cocina.

Una vez allí, abro la nevera y saco un helado de chocolate. Tomé una cuchara y me dirigí al salón. Me siento en el sofá y enciendo la televisión, eligiendo una película de amor para ver. Mientras comienzo a comer el helado, me pongo a reflexionar sobre mí misma, así como sobre Carlos y Noel.
Una vez que termino de disfrutar de mi helado, lo dejo sobre la mesa junto con la cuchara que había utilizado. Luego, me acomodo en el sofá, buscando una posición cómoda para relajarme.

Pero mis ojos se están cerrando finalmente, caigo en un profundo sueño.

Por último en este momento siento que alguien me está levantando.

Al día siguiente

Los primeros destellos del sol se filtran a través de las cortinas de mi habitación, tocando delicadamente mi rostro con su cálido resplandor. Me muevo con pereza entre las sábanas, todavía sumida en la calidez de los sueños que viví durante la noche pasada. Fuera, la casa parece estar envuelta en un silencio reconfortante, como si todos los rincones supieran que este día es diferente, que guarda un significado especial que sólo el tiempo se encargará de revelar.

Escucho el suave sonido de pasos que se acercan, y antes de que tenga la oportunidad de acomodarme por completo en el lugar, la puerta se abre lentamente, emitiendo un leve chirrido que rompe el silencio.

—¡Feliz cumpleaños, princesa! —exclama Miranda al entrar, iluminando la habitación con una sonrisa radiante que parece iluminar incluso los rincones más oscuros

—. Hoy no hay despertador que interrumpa tu descanso, ni motivo para apresurarse... Solo tú, este maravilloso día que es solo tuyo, y el desayuno que he preparado con todo mi cariño para ti. En sus manos sostiene una bandeja que desprende un delicioso aroma, prometiendo un festín que resulta perfecto para celebrar esta ocasión tan especial.

Me encuentro en un estado de adormecimiento, frotándome los ojos con suavidad mientras contemplo a Miranda que deja cuidadosamente la bandeja sobre mi mesita de noche. En la bandeja descansa una tostada cubierta de aguacate, acompañada de frutas frescas que han sido cortadas con gran atención al detalle, además de un pequeño vaso de zumo natural que promete un sabor refrescante. Sin embargo, lo que realmente despierta mis emociones es la nota doblada que se encuentra al lado: “Hoy celebramos tu existencia, con todas tus luces y sombras. Te quiero. —M”.

—¿Te desperté de manera demasiado brusca? —me pregunta ella con una voz dulce y tierna, mientras se sienta con calma a los pies de mi cama.

“No, Miranda…” contesto con una sonrisa suave, aún sintiendo cómo el calor del sueño se entrelazaba con la sorpresa provocada por su gesto inesperado.

Miranda me observa con ternura en su mirada. Aunque no pronuncia palabra alguna, soy capaz de captar en su expresión una combinación de cariño y orgullo que me hace sentir especial.

Hoy deseo que dejes a un lado todo aquello que te causa dolor o que te resulta pesado. Este día es exclusivamente para ti, para lo que amas y para todo lo que te hace sentir verdaderamente viva. Y no, no voy a aceptar ningún tipo de objeciones —agrega, guiñándome un ojo de manera cómplice.

No puedo evitar soltar una pequeña risa, mientras bajo la mirada hacia el desayuno que tenemos delante.

—Gracias… por esto, por todo lo que haces. No tengo ni idea de cómo celebrar este día, pero con tu presencia aquí… ya empieza a tener un aire especial.

—Y eso es lo que realmente importa —me responde ella, antes de acercarse y darme un beso suave en la frente, lleno de cariño.

Y eso es lo único que realmente importa, responde ella, justo antes de acercarse y besarme la frente con ternura.

Pasamos un instante en silencio, disfrutando de esa conexión silenciosa, hasta que Miranda se levanta con una sonrisa y dice:

—Voy a dejarte que disfrutes de tu desayuno. Pero no te demores mucho en vestirte, porque tenemos preparada una pequeña sorpresa para ti.

—¿Te Tenemos? —vuelvo a preguntar, levantando una ceja en un gesto de curiosidad.

—No puedo revelar más —responde, sonriendo de manera cómplice

—. Solo... elige algo que te haga sentir auténtica, que refleje quién eres.

Una vez que sale de la habitación, cierro los ojos por un instante para permitir que el silencio me envuelva. Hoy es mi cumpleaños. Y, por primera vez en mucho tiempo, no lo enfrento con temor ni angustia en el pecho.

Inicio mi desayuno de manera tranquila y relajada. Una vez que termino de comer, me levanto con precaución para evitar cualquier accidente. Tomo la bandeja y la coloco sobre el escritorio. Luego, me dirijo al baño, donde me doy una rápida ducha. Mientras me baño, noto que mi cabello está como un león , pero decido dejarlo así, en su estado natural. Después de la ducha, me pongo una bata de baño y salgo rápidamente. Dirijo mis pasos hacia mi armario, donde me encuentro con un vestido muy hermoso que realmente capta mi atención.

Me detengo a contemplar ese vestido, que es realmente precioso y que me fascina por completo. A su lado, hay un par de tacones bajos que complementan perfectamente el conjunto.

Siento una gran emoción por ponerme tanto el vestido como los tacones. Después de unos instantes, decido que es momento de vestirme. Primero me pongo el vestido; su tela suave y el diseño elegante me hacen sentir especial. Acto seguido, me calzo los tacones, sintiendo cómo elevan mi estatura y realzan mi figura.

Una vez que termino de vestirme, me dirijo al espejo. Allí, me quedo observándome atentamente, admirando cómo me veo, sintiéndome