Valle Cielo: La historia de Allie y Nina

Capítulo IV. Confusión

—Allie, Allie —escuchó entre sueños. Poco a poco abrió los ojos y observó a sus padres sentados junto a ella. Su madre le sonrió con ternura.

 

—Mamá, papá —dijo Allie incorporándose un poco, quedando sentada y observando a cada uno. Su madre le dio un tierno beso en la frente.

 

— ¿Cómo te sientes, mi niña? — preguntó preocupada —el doctor nos contó que ayer te puso el chip... ¿Cómo te sientes?...

 

Allie flexionó una de sus piernas y suspiró. De nuevo, recordó la noche anterior, le parecía que todo había sido un sueño. Y recordó de nuevo a aquella chica.

 

—No lo sé —respondió, dirigiendo la mirada hacia enfrente, su padre frunció el ceño- quiero decir... Todo es muy raro.

 

Su mamá sonrió sutilmente.

 

—Sabes que esto es para ti, para que puedas... Sentirte mejor —agregó Ed, su papá sin saber en realidad que decir. Nunca había sido muy expresivo con su hija, ni con nadie, pero podía notarse lo mal que la estaba pasando por la enfermedad de Allie.

 

Allie lo observó y le sonrió con ternura.

 

—Sabes qué te amamos, ¿verdad? —preguntó Katy, su madre con la voz entrecortada, haciendo que Allie tragara saliva. Todo el tiempo frente a sus padres trataba de mostrarse lo más fuerte que podía pero la realidad era que estaba muy asustada.

 

—Y yo los amo a ustedes —respondió con tristeza. Sintió el abrazo de ambos y aunque intentó, no pudo evitar que el llanto se apoderara de ella.

 

Después de aquello, de comer con ellos y de estar un rato más con sus padres, Allie tenía que ir a terapia psicológica que era parte de su estancia en aquel hospital. Llegó hasta el salón de consulta y tocó la puerta, abriéndola cuando escucho la indicación de hacerlo. Se sentó en un sofá frente al terapeuta.

 

—Hola Allie —saludó con una sonrisa agradable.

 

—Hola... —respondió Allie, sin responder aquella sonrisa.— ¿Cómo te sientes?

 

Allie rodó los ojos, ya había perdido la cuenta de las veces que le preguntaban eso. Evan, el terapeuta notó su expresión y sonrió un poco.

 

—Entiendo que esta pregunta te cause molestia —afirmó— Sí no deseas responder, no hay problema, no tenemos que hablar si no lo quieres.

 

Allie se sintió confundida, pues se suponía que estaba ahí para eso, para hablar. Aunque en realidad en aquel momento era lo que menos deseaba hacer.  Transcurrieron algunos minutos en gran silencio, Allie comenzaba a desesperarse, Evan no articulaba ninguna palabra, se estaba limitando a observarla sutilmente. Allie a su vez lo observaba, no parecía un doctor o terapeuta, era muy joven, le calculaba treinta años de edad a lo mucho, era rubio y bien parecido, con ojos verdes y una sonrisa que transmitía calma y seguridad. Pensó que era atractivo.

 

— ¿No hablarás? — preguntó Allie seriamente— todos los psicólogos a los que he ido hablan y me preguntan sin parar.

 

Evan sonrió ligeramente, con su silencio había logrado lo que quería, que Allie hablara por ella misma.

 

—Entiendo, a veces los psicólogos suelen ser muy molestos... —agregó, haciendo que Allie sonriera ligeramente afirmando con la cabeza.

 

—Supongo que debe ser un trabajo difícil —dijo Allie con mejor actitud. Evan asintió.

 

—No quiero hablar de mis emociones... —afirmó Allie, cambiando el tema y el tono de voz.

 

—No lo haremos si no lo deseas —respondió Evan sonriendo.

 

Allie frunció el ceño.

 

— ¿Te gustaría hablar de algo? —preguntó Evan, con ligereza, casi casualmente.

 

—Música... —dijo Allie como un susurro— me gusta la música.

 

Evan sonrió.

 

—A mí también. Toco el violín —comentó.

Allie sonrió y volteó a verlo, por segunda vez en toda la sesión.

 

—Yo... Yo toco la batería.

 

Después de esto, siguieron conversando largamente sobre música, haciendo que Allie cada vez se sintiera más cómoda y que Evan le fuera cayendo mucho mejor. La sesión terminó, dejando a Allie confundida, pues no habían hablado de lo que se supone tendrían que hablar, pero a la vez, Allie tenía ganas de regresar. Llegó a su habitación encontrándose con un enfermero, quien le llevaba la cena. Después de esto, de nuevo tendría que ir a Valle Cielo. Allie de nuevo, pensó en aquella mujer.




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