Allie no podía creer aquello, enfrente de ella estaba Dilan, ¿qué había ido a hacer ahí? Aún estaba molesta, muy molesta, a decir verdad. Él la había engañado con su mejor amiga, bueno, con la que creía que era su mejor amiga, ahora que pretendía yendo a visitarla ahí. Y también estaba lo otro, Allie no quería que la viera en ese estado, se sentía la persona más horrible del mundo y no quería que Dilan la viera así. Apretó con fuerza la mandíbula y lo observó fijamente, su mirada no era para nada dulce o tierna, su mirada le expresaba todo el coraje que sentía en ese momento.
—Hola Allie —dijo Dilan sutilmente. Era un chico muy alto, y de cuerpo medio, ni muy delgado ni gordo. Tenía el cabello rubio, un poco largo y le cubría uno de sus ojos. Sus ojos eran grises, pequeños y un poco rasgados, su piel blanca mostraba algunas marcas de acné, muy pocas, pero podían notarse un poco. Traía un ramo enorme de tulipanes en los brazos, las flores favoritas de Allie.
—Bueno Allie, nosotros nos vamos —comenzó a decir Katy, mientras Allie la veía con una mirada fulminante.
—No… Pero la visita acaba en una hora —respondió Allie alternando la vista entre su madre y su padre.
—Pero creo que tienen que hablar —respondió Katy con una sonrisa.
Allie rodó los ojos, no sólo llegaba Dilan a ponerla de mal humor, también llegaba a arruinarle la visita de sus padres.
—Hasta luego —se despidió Dilan de ambos.
Salieron de la habitación y se quedaron los dos ahí, solos.
Allie permaneció en silencio observando hacia todos los lados, hasta que Dilan habló…
—Toma —le dijo amablemente, extendiéndole los tulipanes.
—Puedes dejarlos ahí —le respondió Allie con un tono muy seco y señalándole el mueble que estaba a lado
.
— ¿Puedo sentarme? —preguntó Dilan precavidamente, mientras jalaba uno de los sillones donde minutos atrás el padre de Allie había estado sentado.
—Como quieras —respondió Allie sin ocultar la molestia en su voz. Dilan hizo una mueca de tristeza, sabía que Allie tenía derecho a sentirse enojada con él.
El ambiente aquel momento era tan tenso que podía sentirse en los hombros.
Permanecieron en silencio algunos minutos y era de esos silencios incómodos, tal vez el más incómodo que habían tenido.
— ¿Qué haces aquí? —preguntó por fin Allie un poco fastidiada, por primera vez lo observó al rostro. Lo cierto era que no entendía que estaba haciendo Dilan ahí.
—Yo…—se rascó la cabeza como si así pudiera encontrar las palabras adecuadas.— Quería verte… en realidad todos quieren verte, los chicos—comenzó a decir con un hilo de voz, Allie no le había quitado los ojos de encima. En algún momento lo había querido en verdad, no podía decir que lo había amado, pero si lo había querido y mucho. Aunque ahora al verlo ahí frente a ella, ya no sentía absolutamente nada por él. Y tampoco sabía que sentir sobre sus amigos, todos habían apoyado a Dilan cuando la engañó, le habían dado la espalda.
—Quería… hablar, explicarte…
Allie negó y levantó la mano indicándole que parara.
—Dilan, eso ya pasó… No quiero escuchar nada de eso.
—Pero necesito que sepas la verdad, necesito decírtelo.
Allie desvió la mirada, no estaba segura si quería escucharlo. Ella ya lo había visto todo, lo había visto con su mejor amiga. Decidió hacerlo, decidió escuchar, total su tiempo se estaba acabando y era mejor dejar todo en paz antes de… irse.
—Está bien —dijo resignada.
—Sé que viste algo que te pareció ser lo peor —comenzó a decir, Allie no pudo evitar rodar los ojos de nuevo— Creo que cualquiera que hubiera visto eso, hubiera entendido lo que tú…
—Dilan, ¡por favor! Estabas con una toalla mientras ella te besaba —interrumpió un poco molesta— ¿qué de misterioso tiene eso?
—Déjame terminar —dijo amablemente. Allie suspiró y asintió. — Yo estaba ahí bañándome, fue cuando tú saliste a comprar las cosas para comer —Allie lo recordó, se habían quedado ese fin de semana en casa de María, su mejor amiga, pues había hecho una fiesta ahí y después ese día ya cuando todos se habían ido, ellos habían decidido comer ahí para después irse. —Y ella, María se metió a la habitación y me besó, en verdad Allie, yo no fui, yo… —Allie escuchaba aquello y le parecía irreal, sabía que Dilan estaba diciendo la verdad, lo podía ver en sus ojos y en rostro, pero tal vez le dolía más la traición de María, la que había sido su mejor amiga toda la vida. Allie permaneció en silencio, tenía las palabras atoradas en la garganta.