Sus ojos no podían abrirse, quería seguir durmiendo hasta medio día. Pero sintió la luz de la enorme ventana colarse a su habitación y esto hizo que sus ojos se entreabrieran. Por primera vez en mucho tiempo, se sentía liberada, sentía que las cosas estaban bien. Haber escuchado aquello, haber visto cuál era la razón de todo lo que estaba sucediendo la reconfortaba y la liberaba, de alguna manera.
Aún podía sentir esa debilidad que la había acompañado desde hace ya varios meses, hasta podía decir que se había acostumbrado a ella, pues esa debilidad la sentía en cada centímetro de su cuerpo, todo el tiempo, menos cuando estaba en Valle Cielo, ahí se sentía con más energía y fuerza que nunca. Y aunque en ese momento aún se sentía débil, era algo diferente, se sentía más ligera, como si extrañamente, esa debilidad ya fuera parte de ella y ya no le afectara tanto.
Escuchó que el enfermero tocaba la puerta, como cada día a las 9 de la mañana y le indicó que pasara. Como siempre, le dio la pastilla un le correspondía y avisándole sobre el desayuno, el cual le tocaba afuera.
— ¿Podría dormir un poco más? —preguntó Allie con una pequeña sonrisa, aún tapada con todas las cobijas solo dejando su rostro descubierto.
El enfermero asintió sonriendo.
—Sólo recuerda que a las 12:30 viene el médico a checarte, le dices que no desayunaste porque decidiste dormir más.
Allie asintió también y le agradeció.
Después de que el enfermero se fue, Allie se tapó el rostro y volvió a dormir profundamente.
***
Despertó sintiéndose aliviada, había soñado con Nina, con sus padres, con sus abuelos, y todo había parecido tan real, en el sueño les decía lo que había visto, les contaba la razón de su enfermedad y ellos la abrazaban con fuerza. Despertó sintiéndose mejor que los últimos meses.
Pasaban de las doce del mediodía y el médico iba a aparecer ahí en cualquier momento, Allie decidió acomodarse un poco en la cama y esperar. Alzó las almohadas tras ella y se incorporó un poco, espero algunos minutos hasta que el médico al fin llegó. La revisó como cada semana, le hizo algunas preguntas, la mayoría enfocadas a Valle Cielo y después de eso se marchó, indicándole que le llevarían el desayuno en cualquier momento. Y así fue, en seguida que salió el, le llevaron el desayuno, Allie pensaba quedarse en su habitación ese día, necesitaba estar sola, necesitaba pensar en lo que había visto. Los médicos sabían que solía pasar eso en los pacientes y lo entendían.
Comenzó a desayunar y pasaron algunos minutos cuando alguien tocó la puerta, ella le indicó que entrara encontrándose a Mich entrando.
—Te extrañamos en el desayuno —comenzó a decir Mich mientras se sentaba en la cama con Allie.
Allie estaba terminando de desayunar, le ofreció a Mich quien se negó.
—Tenía demasiado sueño —respondió con un poco de fruta en la boca y tapándose para responder — Ya sabes, quería estar sola —agregó
—Me voy si quieres —empezó a decir Mich con amabilidad.
—No, no, me refiero a hace rato, me agrada que estés aquí —le dijo sonriendo.
Mich le respondió la sonrisa.
— ¿Ya lo viste? —preguntó— Ya sabes la razón…
Allie asintió.
—Yo también quise estar sola cuando lo supe —volvió a decir Mich.
— ¿Y también te sentiste como…?
— ¿Aliviada? —completó.
Allie volvió a asentir.
—Si —suspiró Mich— mucho en realidad.
— ¿Y ya sabes qué harás? — preguntó Allie un poco confundida— ¿decidirás ir allá cuando mueras?
Mich hizo una mueca con los labios.
—No lo sé, quiero decir, ahí podemos tener otra oportunidad, podemos vivir de nuevo… Creo que todo indica que sí —sonrió ligeramente.
Allie que ya se encontraba con las piernas flexionadas, cruzo sus manos entre ellas y asintió. Eso era verdad, en Valle Cielo tendrían otra oportunidad de vivir.