Tres días habían pasado, tres días y Nina no tenía ni una sola noticia de Allie. Sabía que no podía simplemente no ir, era algo obligatorio para todos los enfermos, tenía que ir a valle cielo, si alguien pasaba más de tres días sin ir, se hablaba con él, y al menos que estuviera o que hubiera muerto, tenía que regresar. Nina se estremeció ante ese pensamiento, tenía un mal presentimiento y negó con la cabeza para borrarlo, Allie no había muerto se lo repetía una y otra vez, aún no, no sin verla, no sin escucharla.
Había tenido una idea desde el primer día en el que Allie no había ido, iba a investigar en que hospital estaba e iría a verla. Sabía que se lo iban a negar, pero también sabía y de sobra, que le debían muchas cosas para negárselo por siempre.
Salió de su habitación, cada vez estaba más débil, las quimioterapias ya no servían, solo la debilitaban por lo que dos días atrás habían decidido detenerlas. Y ella lo sabía, el fin ya estaba cerca.
Caminó subiendo las escaleras, dirigiéndose hacia la oficina donde se encontraban todos los archivos de los enfermos del programa, llegó por fin y obviamente estaba cerrada. Pero ella sabía cómo acceder, ella en realidad sabía muchas cosas más que el resto de pacientes. Tomó la tarjeta que llevaba guardada en su bata y la pasó por el detector. La puerta se abrió y antes de entrar observó fijándose si alguien pasaba por ahí, no vio a nadie, el pasillo estaba solo, entró cerrando con cuidado.
Se dirigió hacia el escritorio, observando que ahí estaba la enorme pantalla de la computadora, donde seguramente estarían los archivos de los pacientes, se encontraba prendida, comenzó a tocar la pantalla buscando la carpeta hasta que la encontró, en el monitor se leía “VALLE CIELO”.
Trató de meterse y le pidió contraseña, probó con algunas hasta que dio con ella, sonrió al ver cómo se abría la carpeta. Buscó el nombre de Allison Carpenter, encontrándose con casi mil coincidencias, resopló.
Escribió “22 años”, tratando de disminuir las coincidencias y lo logró, 450 resultados, se mordió el labio, aún eran muchas coincidencias. Escribió entonces “esclerosis múltiple” reduciéndose las coincidencias a 20, en alguna de esas 20 estaba Allie. No sabía que más escribir para saber en qué hospital estaba, así que optó por meterse en una por una, y así lo hizo, probó con la primera, se mostraba su foto, su fecha de ingreso, y cada uno de sus datos. Nina supo que no era ella.
Y así, hizo 16 intentos hasta que la encontró. Observó su foto, foto de antes de su enfermedad y sonrió, era tal cual la recordaba en Valle Cielo, su cabello almendra casi miel, sus ojos del mismo color que hacían juego perfecto, su boca, su rostro, tan puro, tan bello. En verdad la quería, la quería tanto. Se fijó en el hospital en el que estaba Valle Verde Región 3, estaba aproximadamente a una hora de ahí, se dijo. Cerró la carpeta, trato de acomodar las cosas como estaban para poder salir de ahí, justo cuando abría la puerta para salir, alguien la abrió, haciendo que Nina diera un pequeño grito de sorpresa…
***
—¡Tengo que verla! — decía Nina casi gritando, se encontraba en su habitación, en su cama, mientras aquella persona estaba sentada en el sofá escuchándola.
—Nina, has roto demasiadas reglas, sabes que esto se ha permitido porque se trata de ti… Pero esto no puede seguir así. Valle Cielo está siendo el programa más importante, les estamos regresando la vida a quienes se les arrebató sin apenas haberla vivido. Necesitamos seriedad, necesitamos hacer las cosas bien —decía el viejo hombre muy calmadamente.
Nina lo fulminó con la mirada y le dijo tajantemente aquello que no le gustaba escuchar.
—Me lo debes.
El hombre tragó saliva y asintió, agachando un poco la mirada.
—En poco tiempo yo ya no estaré aquí —volvió a decir Nina— estaré allá y te prometo que no daré problemas. Te lo juro por mi madre —agregó con la voz entre cortada— solo déjame ir a verla. Por favor —suplicó.
El hombre posó sus ojos verdes en Nina, se pasó una mano por el cabello ya blanco por la edad y suspiró.
—No sabemos nada de Allison Carpenter —respondió muy quedamente, Nina abrió los ojos en señal de sorpresa— creemos que ha muerto y no decidió ir a Valle Cielo —Nina sintió como si una descarga eléctrica le llegara al corazón. Sus ojos comenzaron a nublarse por las lágrimas. No, Allie no podía haber muerto, no aún.