Valle Cielo: La historia de Allie y Nina

Capítulo XVII. El amor

Capítulo XVII. El amor

 

Había pasado casi una semana de aquella charla, y Allie había cambiado de opinión, iría a Valle Cielo. Nina había conseguido un permiso especial para quedarse en aquel hospital acompañando a Allie en sus últimos días. Lo que le había servido bastante a Allie, Nina la sacaba en la silla de ruedas y compartían mucho tiempo juntas lo que les había demostrado que la conexión que sus almas habían sentido también la sentían sus cuerpos.

 

Allie le había presentado a sus padres, y ellos estaban agradecidos con Nina, pues estaba ayudando a Allie a que sus últimos días en esa vida fueran felices y sabían que, en el otro universo, Nina estaría con ella.

 

Algo que le pesaba mucho a Allie era irse allá a Valle Cielo y no volver a ver a sus padres nunca más, pero Nina le había contado que podía saber de ellos de vez en cuando y esto la alivió.

 

A su vez, Nina le había presentado a Frank que era casi como su abuela, y a Allie le había agradado. Nina aún estaba resentida con su abuelo, pero Allie le decía que tratara de perdonarlo, que ya tenía suficiente con la culpa que el mismo sentía, aunque a Nina le costaba trabajo.

 

Algunas tardes cuando Allie se sentía bien, comían con Peter y Hugo y recordaban a Mich, sobre todo Allie, aunque ya no se sentía tan mal, pues sabía que la vería en Valle Cielo y ahí conocería a Nina y eso la reconfortaba, aunque en esos días en el hospital si la extrañaba mucho.

 

—Sirvieron la comida preferida de Mich —dijo Hugo sentándose en la cama de Allie— te la perdiste Allie.

 

—Me alegra mucho —respondió Allie con media sonrisa, pues la carne con chícharos no era para nada la favorita de nadie.

 

—¿Y Peter? —preguntó Nina.

 

—Se sintió mal, está con el médico —respondió Hugo cambiando el tono de voz. Allie y Nina se observaron con tristeza —pero bueno, todos los que estamos aquí, vamos para allá, ¿no? —agregó Hugo tratando de suavizar las cosas.

 

Allie sonrió, pensando que eso era lo más cierto que Hugo había dicho en mucho tiempo. Y pensando que ella era la siguiente. Nina la tomó de la mano y le sonrió, adivinando su pensamiento.

 

—¿Pido unos juegos y jugamos? —les pregunto Hugo devolviéndolas a la realidad.

 

Ambas asintieron y él apretó el botón indicado, en menos de 5 minutos llegó un enfermero con los juegos de video. Los tres se pusieron a jugar, olvidándose al menos por un par de horas del lugar en el que estaban y del destino que les esperaba a sus almas. Pareciendo que al menos por esas horas, todo estaba bien y ellos eran unos jóvenes cualquiera, sin ninguna enfermedad, sin ningún dolor, sin la muerte acechándolos en cualquier momento. Sin Valle Cielo.

 

 

 

 

 

***

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El momento había llegado, Allie estaba empeorando y lo había decidido, junto con los doctores y su familia habían llegado a la conclusión de que su momento había llegado. No querían llegar hasta el punto de que Allie no pudiera ver, ya le fallaban los brazos también, ya tenían que hacer casi todo por ella y Allie ya no quería seguir así.

 

Y aquel día era el indicado, Allie dejaría el mundo terrenal para siempre. Se encontraban ya todos ahí en el cuarto de la habitación, Nina estaba a su lado sosteniéndola una mano entre las suyas. Lo cierto era que Nina también ya estaba en sus últimos momentos, apenas se podía sostener, su cuerpo ya estaba más débil cada momento. Pero había pedido estar ahí, junto a Allie. Aunque Allie no podía sentir el tacto de Nina, sabía que estaba ahí a su lado y eso junto con sus padres la hacían sentir tranquila. Antes de eso, Allie les había entregado un archivo para Dilan, donde se grababa diciéndole que había visto todo y que no siguiera sintiéndose mal, que siguiera con su vida sin sentirse culpable por ella. También a sus amigos les mandó uno, y también a María, aunque no se lo hubiera pedido, necesitaba perdonarla, y lo había hecho.

 

Sus padres le dijeron algunas palabras de amor y de despedida, lo que hizo que los ojos de Allie se llenaran de lágrimas, le dieron un abrazo y se sentaron ahí junto a ella.

 

El doctor sacó la jeringa que sería la responsable de aquello, le pusieron el chip en la sien y después de eso, la pequeña inyección, la cual Allie ya no podía sentir, Nina cerró los ojos apretando su mano y Allie exhaló.

 




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