Valores Familiares

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Nos encontrábamos en la tienda degustando de un buen brebaje etílico para calmar los tormentos de nuestras almas, mientras sonaba otra grandiosa melodía de vallenato clásico y sentimental que por fortuna pude elegir por cortesía del dueño, a su vez yo entrevistaba con una mejor calma y en plan pacifico para que no fueran perjudicados los terceros; como es de esperarse, el arrimado de Joaquín pidió ingenuamente esas cervezas mientras conversábamos tranquilamente y Sergio respondía las preguntas con más madurez y tranquilidad respaldado por la experiencia en interrogatorios previos en las estaciones de policía.

- ¿Entonces usted me dice que estaba trabajando ese día y salió tarde cierto? -Pregunto por segunda vez esta parte para cerciorarme de que nada en sus palabras haya cambiado.

-Claro parcero, si quiere podemos ir a donde mi patrón y él le puede asegurar esa vaina. -Dice Sergio insistiendo.

-Cuando acabe su incapacidad mano, no lo quiero joder más por el momento jeje. -Culmino riéndome para alivianar el hostil comportamiento que quería empezar a adoptar Sergio, realmente no quería adoptar más problemas porque las cantidades que estábamos consumiendo las desconocía, pero ya estaba empezando a presentir el constante jadeo en mi mente, no soy de esa clase de alcohólicos peleoneros, pero si la situación lo requiere, la misma adrenalina de la sustancia me pone belicoso.

Volteé a mirar a Joaquín para hacerle unas cuantas preguntas desinteresadamente pero sinceramente no me animaba hacerlas de la misma emoción como con Sergio, fue como cuando invitas a tu amigo comediante a una cita y la chica termina encariñándose más con él que con el anfitrión.

- ¿Y usted entonces me dice que esa vez estaba jugando a las cartas con los vecinos cierto? -Pregunto con desaire mientras bebo la botella.

-Sisas… Yo me enteré más tarde cuando llegué en la noche a la hora de la comida. -Me responde con esa confianza que no me inspira para nada de la misma forma a mi persona.

- ¿Pero cuanto duró el juego como para que llegara tarde? -Pregunto un tanto curioso por la exagerada hora que estuvo afuera sin hacer nada.

-Pues solo fueron unas 2 horitas porque luego me pelaron y me tuve que ir de ahí todo pelle ñero, entonces fui para donde una tía a ver si me prestaba una plata para seguirle y obtener mi revancha. -Dice Joaquín desanimado por el acontecimiento tan irónico.

- ¿Y su tía le prestó o no? Si no fue entonces, ¿A dónde fue después?

-Pues no parce, ella estaba pelada igual que yo, entonces estuve rebuscando por todos lados quien me haría la vuelta, pero nadie lo hizo y fui a tomar con unos amigos en Zapamanga.

- ¿Y cómo se llaman esos amigos suyos?

-Este… Enrique y Tovar… Les dicen “Kike y perro” … ya se hará la idea. -Dice con una risa nerviosa mientras acerca su botella a la boca.

- ¿Todos ellos incluyendo su tía me confirmarían todo esto? -Pregunto pendejamente para desviarme de asuntos, aunque lo vea innecesario.

-Pues claro, si quiere podemos ir. -Dice cuando acababa de soltarse la botella de la boca y regó un poco de líquido al suelo mientras torpemente la intenta retener con la mano.

Sergio se burla de este acto y hace un pequeño chiste en referencia a la borrachera, lo que me causa una carcajada que acompaña el ligero matoneo que le estábamos haciendo al pobre desgraciado.

-No, no es necesario, otro día con más tiempo porque tengo otras vueltas que hacer… -Concluyo mi interrogatorio con este sujeto y me le quedo mirando con una sonrisa de satisfacción.

-De todas formas, todos estarán de acuerdo con todo lo que dije. -Dice Joaquín.

-Quien sabe… -Digo sosteniendo mi satisfactoria sonrisa.

Joaquín se me queda mirando mientras bebe su cerveza a lo que yo también persigo su mirada creando una ligera tensión entre los dos que pronto se rompería porque al instante llegan dos hombres con aspecto de traer mal rollo y Joaquín les saluda denotando su presencia allí.

Desvío mi mirada hacia ellos y veo que uno es de piel morena con una gorra plana, chaqueta negra de cuero, camisa roja y pantalones cortos color verde y lleva adornado en su rostro algunas perforaciones en las cejas y nariz, el otro es de una piel más clara a la de su acompañante, ojos verdes, tiene una camisilla blanca remarcando sus tatuajes con leyendas que no me tomaré el tiempo de detallar, pantalón azul y adornado con joyería un tanto discreta como una cadena plateada, anillos del mismo color rodeando cada tanto dedo de la mano derecha y dos piercings en el rostro situados en el mismo lado de su compañero. Ambos aparecen con una presentación particular de un hombre marginal, caminan mal, chocan puños ganándose la confianza de los terceros y se surge un ambiente de hostilidad que me da un presentimiento de que puede acabar mal este lugar.

Sergio me presenta ante estos sujetos y ambos me saludan de la misma forma que ellos, ambos son presentados con sus alias más característicos, “el pepe y aborigen” por un instante se me quedan mirando debido a mi presunta apariencia de refinado y empiezan a alterar el orden que teníamos establecido en el lugar, piden que reproduzcan su sinfonía característica y como un himno para ellos, se manifiestan haciendo gestos y bailes un tanto vergonzosos que pareciese un ritual de alguna tribu extinta.

-Él nos está ayudando en el caso del robo de la plata. -Dice Sergio señalándome y explica un tanto el motivo de mi presencia ya que estos desconocidos no estaban empezando a fiarse de este extraño visitante.

- ¿De verdad menor? Pero si ya lo denunciaron a la policía ¿cierto? -Pregunta El Pepe recalcando el hecho como algo simple.

-Si, pero se tragó el cuento de Marisol y quiere indagar más en este supuesto plan. -Vuelve a decir Sergio.

Ambos dirigen su mirada hacia mí y empiezan a reírse un poco añadiendo comentarios de que soy un bobo y un loco por creer esta autentica y por lo tanto misteriosa versión de los hechos que me llamó la atención.




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