Volví nuevamente a casa de Marisol un tanto insatisfecho por la información recogida el día de hoy pero que favoreció mucho el caso, sobre todo por aquel bolso que tenía Mayerli que me estaba indicando al pez más gordo del hogar, el holgazán de Joaquín, quien preciso se encontraba viendo televisión cómodamente con su placida familia teniendo un buen tiempo de caridad con ellos. Al momento que yo entré, varios quedaron sorprendidos por mi demacrada apariencia causada por los maleantes que había contratado Joaquín para ese entonces, por lo que Sergio se me acercó preocupado de haber necesitado algo pero yo negué al instante y solamente me quise relajar un rato disfrutando de aquella comedia que estaban transmitiendo por la televisión en horario familiar, me senté y todos se me quedaron viendo, especialmente los niños quienes quedaron impactados por aquel fenómeno que entró a su hogar, los hijos de Marisol intentaban tocar y juguetear con las heridas de mi rostro pero inmediatamente alejé a esos pequeños diablos porque el daño era infernal, Marisol les llamó la atención pero estos omitían aquellas demandas lo que me hizo pasar unas horas insufribles mientras acababa la cinta, una vez más, encontré razones por las que no quiero tener y dejar crías en este mundo.
-Parece que los ricos también tienen sus tragedias ¿Si o qué? -Dice Joaquín culminando su patética ironía con una carcajada de por medio.
Algunos le siguieron la cuerda, pero pausaron sus risas al instante ya que hasta su propia familia sabe que la comedia no es su mayor cualidad en el medio, por lo que fue mejor que se mantuviera callado y solamente se riera de los chistes que brindaba el propio filme que inclusive llegaban a ser más ingeniosos que los comentarios de Joaquín. Estuve por un momento hasta que Marisol me llamó en el fondo ya que se había levantado para hacer los quehaceres en la cocina.
- ¿Y que ha investigado Jaime? -Me pregunta mientras miro que me hace un gesto en silencio de que me acercara hacia ella para que pudiéramos hablar con discreción.
-Pues… -Me levanto y camino hacia ella- Nada que pueda servir Mari, nadie sabe nada y esto no va para ningún lado, yo creo que tendré que archivar este caso o darlo por cerrado, con todo el dolor del mundo. -Esto lo dije en voz alta para que los demás interesados perdieran el foco del real asunto que quería tratar con Mari.
- ¿Si ve? Nosotros le dijimos que eso era más cosa de la policía. -Dice Sergio regañándola de fondo.
-Esto no era para tanto mi amor, esa platica se perdió y eso es todo, le hizo perder tiempo a Jaime y de pronto el man lo estén necesitando por allá en Cabecera o Pan de Azúcar… -Dice Joaquín complementando el regaño de Sergio con unos añadidos innecesarios referenciando lugares refinados que en mi jodida vida jamás he pisado por labor.
Ignoro todo esto mientras los demás se encuentran concentrados mirando el filme, por lo que me acerco cojeando al oído de Marisol.
-De momento solo se sabe que hay una persona que se hace llamar El Tigre, que contrató a dos ladrones del barrio para robar esa plata… -Dije en voz baja al oído de Mari mientras hacía ruido con los platos de la cocina.
- ¿Y quién puede ser ese tal Tigre? -Pregunta Marisol en voz baja.
-Eso es lo que tengo que descubrir Mari, pero con todo el dolor de mi corazón, le tengo que decir que uno de los sospechosos más cercanos es Joaquín.
-Pero si a él no le dicen El Tigre, siempre lo llaman Joaco o Pelusa… -Me dice nerviosa mientras las pupilas se le empiezan a dilatar por tan trágica noticia.
-Quien sabe Mari, pero la probabilidad de que sea El Tigre no es un 100% del todo…
Ambos volteamos y vimos que una cabeza pequeña estaba asomada en los muebles, una mirada que me estaba persiguiendo desde que llegué a la casa pero que solamente chequeaba de reojo ya que pensé que estaba sorprendido por mis heridas, pero tal parece que nuestra conversación es de su mayor interés y nos penetraba una fría mirada de como si estuviera preocupado.
-No es bueno compartirse secretos… -Grita Joaquín desde la sala desviando la mirada de este infante que tanto prestó atención a nuestra conversación privada.
-Todo bien, solo le dije a su mujer que la policía estaba tras la pista. -Dije con una sonrisa falsa para desviar la atención de los incautos.
-Si como no… No le eche más cuentos chinos que ella ya anda en sus locuras. -Dice Joaquín mientras me miraba fijamente con un rencor como si me quisiera recordar que le hice pagar aquella cuenta de sus cervezas los días anteriores.
Salí de la cocina y me dirigía con cojera hasta la sala mientras me acercaba al mueble donde estaba el pequeño curioso de nuestro tema.
-Algunos de ustedes… -Dije mientras caminaba- ¿Sabe de alguien que le diga El Tigre? -Pregunté mientras me paraba en una esquina de un sofá.
Todos se me quedaron mirando por un momento e hicieron la vista gorda haciéndome gestos de que desconocían a susodicho alguno con ese apodo.
-Ahí si no sabría cómo decirle parcero, no conozco a nadie con ese apodo en el barrio. -Dice Joaquín renegando con la cabeza como si no lo conociera cuando realmente oculta algo más.
-Yo tampoco menor… Tigre, el Falcao García. -Me dice Sergio con cierta tonalidad de humor en referencia al jugador de la selección Colombia.
Ambos ríen mientras empiezan a hablar un rato sobre el tema deportivo que inició involuntariamente, Juancho se levanta estrepitosamente del mueble donde se estaba asomando.
-Voy a jugar con los parceros en la cancha… -Dice Juancho anunciando su partida interrumpiendo la buena charla que tenía sobre futbol Sergio y Joaquín, como si eso le recordara algo- No me demoro.
-Mas le vale Juan, que voy a empezar hacer la comida y no le quiero servir tarde. -Grita Marisol imponiendo su voz autoritaria y materna hacia Juan la cual le fastidia ya que replica con un gesto de disgusto.