TIEMPOS PASADOS (CAPÍTULO 32)
En el penúltimo piso del gran castillo se estaba desarrollando una batalla sin cuartel entre los vampiros y demonios que habían, Susana corría por un escenario lleno de hielo.
El cuarto se había convertido en un lugar parecido al polo norte, solo había viento y nieve, al ser vampiresa ella no sentía frío, el grupo de demonios le atacaba pero ella se movía con una gran velocidad derrotando a todo aquel que se le interpusiera en el camino.
Mientras esquivaba los ataques de su hermano pequeño, aún no podía creer que después de tanto tiempo estuviera allí, quería abrazarlo y decirle lo mucho que lo quería pero para eso tendría que vencerlo.
Era tan rápida que podía derrotar a los hombres y mujeres que le atacaban, al mismo tiempo que esquivaba las zarpas del pequeño que no paraba de intentar dañarla. Dos hombres se abalanzaron sobre ella y la chica saltó elevándose por el cielo evitando que la atraparan, entonces golpeó a sus rivales moviendo sus dos piernas a ambos lados estos se estrellaron contra un bloque de hielo. Ya solo quedaba el pequeño Oliver que tenía los ojos rojos, sus dientes sobresalían de la boca sus venas estaban hinchadas, sus uñas se habían convertido en garras, aún llevaba la misma ropa de hacía tantos años cuando aquel caza vampiros le robó su vida inmortal y dejó tocado a su hermano a Gabriel y a ella misma.
Aún recordaba los momentos de risas que había tenido con él y también los momentos de tristezas como cuando su hermano mayor los convirtió, comenzó a llorar y no paró hasta 2 días después ya que él quería ser un niño normal, tenía su pandilla nunca la había costado hacer amigos así era él. Siempre tenía la sonrisa en su cara, era amable con todo el mundo, fue el primero en no querer beber sangre de la gente y dañarla.
Por eso su madre decidió que lo cogerían del hospital de Delania, e intentaron ser una familia normal en la medida de lo posible. Aunque tenía que reconocer que por su fallo su familia se rompió, pero ahora estaba decidida a remediarlo e intentaría que descansar en paz.
Ya no era esa niña temerosa, que le tenía miedo a todo, y necesitaba siempre alguien que la cuidara, ahora una mujer capaz de defenderse y luchar por lo que ella quería sin que nadie fuera su salvador.
Su hermano le atacaba con todas sus ganas pero ella evitaba cada uno de los golpes que le intentaba propinar Oliver, en ese momento ella se puso detrás de él y comenzó a susurrar con voz suave.
-¡Oliver!. ¡Sé que estás ahí!. ¡No dejes que la rabia y el odio nublen tu juicio!- dijo Susana
Pero su hermano no hacía caso de sus palabras y seguía intentando dañarla, ella siguió hablando muy suavemente con todo el cariño del mundo.
-¡Tú eres un buen niño siempre lo has sido!. ¡Eres el mejor de todos nosotros Oli!- dijo ella sonriendo
En ese instante el pequeño paró y comenzó a tener pequeños flashes, sus recuerdos comenzaban a florecer y en lo más profundo de su mente recordó esa frase es lo que Susana siempre le decía cuando estaba triste.
El niño se quedó paralizado y comenzó a gritar de dolor y al fin todos sus recuerdos volvieron, se arrodilló y comenzó a llorar desconsoladamente, ella se acercó a él y los dos se fundieron en un bonito abrazo.
-¡Lo siento hermanita!- dijo sin parar de llorar
-¡No te preocupes!. ¡No es tu culpa!- le contestó ella
Y poco a poco notó que el cuerpo comenzaba a desaparecer, parecía que no estaba sufriendo si no que el pequeño estaba sonriendo, ella comprendió que estaba en paz y la rabia y el odio que le había introducido Ra había desaparecido.
-¡Te quiero!- exclamó ella mientras el pequeño le contestaba que no fuera tan cursi y sonreía para desaparecer.
El cielo que estaba totalmente encapotado cambió y el cielo se tornó azul y unos rayos de sol le dieron en la cara, podía sentir el calor de su hermano pequeño convertido en luz.
Ella corrió a gran velocidad intentando encontrar la puerta, en todo ese hielo pero conseguía hallarla, entonces se fijó que allí estaba sentada en un trono de hielo Jessica vestida totalmente de negro, lucía terriblemente amenazante, sus ojos eran totalmente negros las pupilas habían desaparecido, en ese instante notó algo extraño como si alguien le atacara por la derecha y saltó para evitar el golpe, sintió como en el lugar donde antes e había un agujero donde brotaba el agua, levantó la cabeza y vio a quien le había intentado golpear.
-¿Sonia?- respiró entrecortada al ver a la mujer que convirtió a su hermano en vampiro, la mujer de pelo oscuro que destrozo su vida.
- ¡Hola Susana!. ¡Cuánto tiempo!- dijo divertida la otra vampiresa
-¡Creo que nos vamos a divertir!- se escuchó una voz de hombre detrás de ella, la reconoció inmediatamente quedó petrificada, no era otro que el malvado y pérfido Johan.