Secuestro (Capítulo 46)

SECUESTRO (CAPÍTULO 46)

Mul acompañó a Leo y al español a una pequeña casa que había sido hecha con piedras, Gabriel se quedó fuera porque tenía hambre ya que no había tomado bocado desde que se metieron en el portal. Lo malo para él es que estaba en un planeta que no conocía y no sabía si los animales que se encontraban por allí le servirían para saciar su sed.

El oído del vampiro era tan bueno que escuchó sonidos de un animal cerca de allí, así que desapareció con gran velocidad. Mientras el joven se quedó conversando con otro ser mitad humano y mitad monstruo, tenía el pelo castaño y los ojos amarillos característico de todos los que habían recibido “la maldición”.

Ese hombre se llamaba Carod y era el mejor amigo del padre de Kano, el niño por el que se había interesado el Vampire Killer. Este le contó que el padre del crío era uno de los más fuertes del poblado y que salió a investigar si encontraba lugares donde que no fueran ni de los Voldemi ni tampoco de los terranos pero lamentablemente escucharon noticias que había sido capturado por un grupo de seres acuáticos que lo habían cogido como esclavo.

Leo fue claro y le dijo al hombre que ese niño era alguien muy especial, tenía dentro de él un aura increíble y necesitaba hablar con él. Ese varón le contestó que lo sabía, que el muchacho sin querer había hecho cosas increíbles. Desde el momento en que la maldición afectó a todo el grupo, al chico le proporcionó algunas habilidades.

Lo había visto con sus propios ojos, su padre y nosotros le dijimos que lo ocultara porque si alguno de los Voldemi se enteraba podría intentar acabar con él.

-¡No sabíamos porque lo podía hacer!. Pero tú parece que si lo sabes- dijo el hombre

- Ese niño tiene un poder y aun aura muy parecida a la mía. Necesito hablar con él, quizás él pueda ser la solución a todo lo que has ocurrido- comentó Leo

El sujeto le miró a los ojos al americano, y accedió pero le hizo prometer que no le haría nada malo. El chico le explicó que no tenía nada que preocuparse. Lo miró nuevamente a los ojos para cerciorarse por última vez si era una persona de fiar y llamó a Kano.

Gabriel mientras tanto se movía a gran velocidad, escuchaba los latidos del corazón de ese ser, sus ansías de llevarse algo a la boca le estaban volviendo loco. Sus ojos se tornaron rojos como el infierno y sus incisivos empezaron a crecer, el animal se movía entre las rocas, podía notar que era grande.

Y cuando notó que estaba suficientemente cerca salió como una exhalación y clavó sus garras sobre algo blando, el animal chilló de dolor y el español se quedó mirando un gran monstruo con tentáculos sus ojos eran lilas y medía más de dos metros, sus ojos eran grandes con la pupila de color oscuro, tenía piernas e intentaba soltarse de la facues del vampiro que las tenía clavadas en su cuello, golpeándole la cara.

El mayor de los Luna se dio cuenta que era uno de los Voldemi, pero estaba demasiado hambriento como para dejar ir a su víctima y clavó sus garras en el cuerpo del ser que no pudo hacer nada.

El sabor de la sangre de ese monstruo era diferente a la humana o la animal que había en su mundo, pero era bastante dulce y le estaba dando bastante energía el monstruo intentó tirar tinta pero el vampiro no lo saltaba. Perdió la vida rápidamente aparentemente estos seres tenían menos cantidad que la de un cuerpo humano.

-¡Creo que la he liado!.- se dijo a si mismo Gabriel

Al mismo tiempo Leo estaba hablando con Kano diciéndole que conseguiría traer a su padre y que también podría ir con ellos pero a cambio él debía hacer lo que él dijera. El muchacho se puso contento y abrió su boca mostrando una sonrisa pura como solo la de un pequeño de 8 años puede tener.

En esos instantes Susana, Laura, Tetsuo, Lucas, Jessica y Rachel habían llegado a otra ciudad totalmente desierta, los botes de refrescos se movían por el viento, era de día pero el cielo estaba totalmente encapotado.

Susana con su capacidad vampírica sintió sonidos extraños nuevamente y notó dos presencias que corrían eran humanos, sentía su respiración agitada mientras corrían.

-¡Hay dos humanos!- dijo la hermana de Gabriel

- ¿Dos humanos?. ¡Es la primera vez que encuentro en todo este tiempo dos sobrevivientes!- exclamó muy feliz Rachel

- ¡Pero no vienen solos!. Hay varios zombis que les siguen. ¡Preparaos no tardaran en venir!- ordenó la vampiresa

Lucas y Tetsuo se adelantaron, mientras Laura se escondía detrás de Jessica, que cada vez se sentía peor y tenía su respiración entre cortada.

En ese mismo momento un hombre fondón y su hijo pequeño corrían, el llevaba gafas de ver, y tenía una calvicie bastante pronunciada, solo tenía pelo por los lados, e incluso se le estaba cayendo el pantalón gris que llevaba. El niño era pequeño no más 6 años, tenía el pelo totalmente corto, era delgado, y lucía unos arañazos en la cara.

Le seguían más de 5 zombis, al padre se le bajó el pantalón, el niño y el tropezaron  cayeron al suelo pero Rachel y los demás se pusieron delante, ella sacó su cuchillo y atravesó a los cinco con facilidad.

El padre y su hijo les dieron las gracias, pero Susana cortó la conversación avisando que llegaban más. Y tal como había dicho la vampiresa aparecieron unos 50 vampiros corriendo a gran velocidad estos se pararon al ver los seis allí.

Laura les dijo a los dos familiares que se pusieran con ella, los tres se escondieron detrás de un edificio. Jessica se cogía el brazo, estaba soportando bastante dolor, mientras Tetsuo estaba preparado para utilizar un hechizo a la mínima que se acercaran.

-¿Por qué se quedan ahí parados?- preguntó Susana

-¡No tengo ni idea!. ¡Pero esto no me gusta!- contestó Rachel bastante alertada.

Cuando la joven dijo esas palabras, la tierra se abrió y salió una criatura zombi que medía casi tres metros, tenía todos los nervios, aunque no tenía pelo. Sus ojos aún estaban en su sitio. Además era de complexión grande y se veía diferente a los otros porque tenía un círculo negro sobre su frente.