Vampire Killer: El Duelo final

Un poder imposible (Capítulo 65)

UN PODER IMPOSIBLE (CAPÍTULO 65)

 

El hermano del rey, que esquivó el golpe con mucha rapidez, y contraatacó, pero Leo pudo para el puñetazo con su mano derecha, y consiguió darle con la pierna en el estómago a Armand que cayó de espaldas al suelo.

El ex agente de la CIA estaba usando el “Madch” al 100%. Su enemigo se levantó sorprendido, tenía dos objetos y aun así le había podido tirar al suelo, incluso tenía arena con veneno dentro de su cuerpo y había podido golpearle.

Se levantó, pero en ese instante el Vampire killer se movió como un rayo y apareció delante de él para propinarle otro impacto, pero de repente la arena que había por allí lo cubrió, formando una barrera que pudo evitar el ataque.

Inmediatamente, el americano inició varios ataques que evitó. El villano utilizaba la arena para escudarse, en un instante, como si fuera un rayo se movió después de recibir idéntico resultado, consiguió acercarse por detrás y tomar por sorpresa a su rival.

Leo sabía que tenía que terminar cuanto antes, ya que tenía un gran dolor en todos sus músculos y sentía que le estaban a punto de explotar. Pero cuando estaba por golpear con toda su fuerza, empezó a escupir sangre, momento que hizo que la acometida ya no fuera sorpresa.

Armand levantó su mano y de ella salió una gran cantidad de arena que empujó a Leo lejos de donde estaba él. El hermano de Vincent sentía un tremendo dolor, no paraba de cogerse los brazos.

-¡Parece que el veneno ya está surtiendo efecto!. La verdad es que tengo que reconocer que eres un fuera de serie aun teniendo dos objetos de poder y veneno en tu cuerpo, has podido incluso llegar a hacerme mucho daño.- comentó el villano.

Leo estaba viendo borroso ya, mientras escupía sangre de su boca. Momento en que el maléfico rival aprovechó para poner sus manos en el suelo y la arena que estaba alrededor cambió de color, tomando un color oscuro, tirando a negro, aun con el dolor que tenía pudo saltar y evitar que la arena le llegara a tocar, pero lamentablemente había caído en una trampa, ya que saltando no se dio cuenta de que el hermano del rey había creado arenas movedizas en el suelo.

Leo no podía moverse, además de sentir un dolor tremendo en todo el cuerpo, también se estaba quedando sin fuerzas, así que sus esfuerzos estaban siendo en vano.

-¡Ha salido tal como imaginaba!. Ahora serás engullido por mi arena, se acabó solo queda matar al niño- dijo riéndose maléficamente.

Se teletransportó donde se encontraban  Kano y su padre que estaban intentando evitar la tormenta que azotaba el lugar. El padre intentó ponerse delante de su hijo para que no le hiciera daño.

-¡No sé por qué Sharker no te mató inmediatamente!. Solo eres un mosquito – dijo mientras lo golpeaba y lo tiraba al suelo. Mientras, el niño cogió fuerzas e intentó dañar a su rival, pero este esquivó todos los ataques.

Leo tenía la mitad de la cintura dentro de la arena, se sentía impotente, ya que no podía hacer nada para proteger al pequeño. No había podido sacar todo su poder escondido, no encontró la forma para dispararlo.

Kano se portaba como un valiente intentando luchar contra a alguien más mayor que él y más poderoso. Estaba intentando sacar su poder escondido, como cuando el tiburón, intentaba cerrar los ojos y concentrarse, pero no podía.

Quería salvar a su maestro y a su padre, sobre todo, pero todos los intentos eran fallidos, el niño fue golpeado  varias veces, hasta caer a tierra totalmente derrotado.

-¡Se acabó!- comentó burlándose mientras la arena empezaba a tapar al niño que no paraba de llorar. La arena p también estaba sepultando a su padre. El pequeño recordó todos los momentos divertidos que habían pasado juntos. 

-¡Te quiero, hijo!- susurrando mientras las lágrimas caían de sus ojos y cuando el último pedazo de arena se puso en el rostro de su padre. Intentaba con todas sus fuerzas dejarse llevar por sus sentidos como le había enseñado su maestro, pero no podía. No obstante, finalmente sus oídos se agudizaron, sentía la respiración de su padre entrecortándose. Y algo se disparó en él, la arena se deshizo y una luz brillante salió del cuerpo del pequeño hacia al cielo.  

Una luz brillante salió de Kano y la arena que le tenía aprisionado desapareció en cuestión de segundos, una onda expansiva sacudió todo el lugar, originando las arenas movedizas desaparecieran en cuestión de segundos.

Un aura blanca rodeaba todo el cuerpo del niño. En cuestión de segundos apareció donde estaba su padre.

-¿Te encuentras bien, papa?- preguntó el niño preocupado

- ¿Kano eres tú?. – abriendo los ojos

El niño se teletransportó donde se encontraba Leo derrotado por tanto esfuerzo. Y por el veneno que tenía en su cuerpo, pero sonreía al ver ese poder.

Armand se quedó sorprendido de la transformación del niño, con ese poder blanco rodeando su cuerpo parecía otro.

 

Lejos de allí Damien sujetaba a Gabriel, después de la batalla con Sharker había quedado bastante dañado, necesitaba sangre.

-¡Gracias!. Aunque no entiendo por qué me ayudas.- comentó el español

- ¡No puedo dejarte morir aún!. Tú y Leo me debéis un último enfrentamiento- explicó el ex agente de la CIA

- Has cambiado. - dijo medio sonriendo el vampiro

- ¡No te equivoques!. Sigo siendo vuestro enemigo. - exclamó enfadado

Se quedaron mirando el suelo que comenzaba a temblar.

-¡Ese poder es del pequeño, es su aura!. Es increíble- expresó el vampiro.

Y del cielo cayeron pequeñas gotas de agua, hacía muchísimo tiempo que no llovía en este lugar.

 

 CONTINUARÁ




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