EL ECO DE LA GUERRA (CAPÍTULO 79)
Cale miraba enfurecido a Echo, su antiguo amigo, ahora convertido en su enemigo acérrimo. La ira y el dolor pugnaban en su interior, en un torrente de recuerdos amargos que estaban inundando su mente.
Un pueblo tranquilo, rodeado de bosques frondosos, un lugar donde la tranquilidad reinaba. Cale y Echo, dos niños inseparables, crecían jugando entre las calles empedradas, sin imaginar la oscuridad que se cernía sobre ellos.
Un día, la tragedia llegó sin previo aviso. Un ejército de vampiros, con ojos llenos, inyectados de sangre, irrumpieron en el pueblo, sembrando el terror y la muerte. Cale y Echo presenciaron con horror cómo sus familias y amigos eran brutalmente asesinados.
Los dos niños consiguieron salvarse y unos soldados se los llevaron. En la base central, decidieron, que se volverían en cazadores de vampiros como los soldados que les habían ayudado. Allí fueron entrenados y pasaron varios años. Su niñez quedó atrás, incluso su adolescencia. El menor de los dos era Cale, y a Echo solo le quedaban 3 días para que cumpliera 24 años. Él ya era un hombre y un líder para su escuadrón.
Echo tenía una relación con Karen una mujer de pelo rubio y largo, ojos azules, de complexión delgada, realmente era muy bella, pero no solo era eso, también era una auténtica guerrera. Un día de reconocimiento fueron atacados por traición por un grupo de vampiros y ella fue mordida por uno de los chupasangres.
Él la escondió en una vieja casa abandonada, la encerró allí. Pero al equipo le dijo que esta había muerto. La verdad es que él la alimentaba con pequeños roedores. Lo ocultó a todos, incluso a Cale.
Pero el joven se dio cuenta de que todas las noches, su amigo desaparecía de su habitación, saliendo de la base. Así que él lo siguió y vio que su excompañera estaba allí, bebiendo de unos pobres animales. Golpeó la puerta y salió enfurecido, su mejor amigo le había traicionado.
Entendía lo de Karen, pero ella ya no era su amiga, sino un monstruo que debía ser asesinado. Así que avisó a su líder, un hombre que llevaba sombrero de cowboy, era como un padre para él. Su nombre era Derek, fue uno de los soldados que los había salvado. Era el único que estaba en vivo, todos los que los salvaron cuando eran niños habían perecido.
Unos minutos después, cuando llegaron allí, los soldados, vieron que él la abrazaba. Cale no podía creerlo, su mejor amigo, tenía la piel blanca, y sus ojos estaban sin vida.
-¡No lo puede creer! – exclamó el joven.
- ¡Lo siento!. ¡Te lo quería decir!. La amo y quiero pasar el resto de mi vida con ella- contestó su camarada.
-¡Pero es un monstruo! – gritó Derek
Echo pidió que los dejaran marchar, pero todos se negaron y acabaron luchando, y en un ataque la vampiresa fue atravesada con una estaca. Su amante hasta ese momento no había querido hacerles daño, pero los sentimientos cuando te transformas aumentan al 100%. En ese instante sacó una furia desmedida, matando a todos los soldados, incluido a los que estaban a su escuadrón. Derek fue el último en morir ante la atenta mirada de Cale que no podía creerlo.
-Cuando era humano, pensé que nosotros teníamos la razón. Pero ahora veo que me equivoqué - explicó- Echo, mientras pasaba largo de su amigo.
-¿Crees que te voy a dejar vivir?. ¡¿Después de lo que has hecho?. ¡Te encontraré, me escuchas!, voy a ir por ti- gritó enfurecido el joven Cale.
Pero él ya no estaba allí. Solo había sangre por todas partes, y los cuerpos de sus amigos y camaradas. Cerca de él se encontraba Derek al que cogió su sombrero y se lo puso en su cabeza. Jurando que acabaría con el que fue su mejor amigo.
Ahora, años después, Echo estaba allí delante de sus ojos, estaba dispuesto a acabar con él y cuando estaba por lanzarse contra su rival, el vampiro accionó varios botones y las compuertas de los soldados que eran vampiros se accionaron y los aparatos que los controlaban se desactivaron.
Y los vampiros vestidos de soldados salieron de sus prisiones, dispuestos a atacar a los pueblos próximos. Pero Susana comenzó a luchar contra los soldados, de dos golpes noqueó a los rivales, se movía a gran velocidad como un rayo derrotando a todo aquel que intentaba salir de la base.
Incluso Cale se quedó asombrado, al ver cómo esa chica estaba derrotando a tantísimos enemigos ella sola. Finalmente, Cale atacó a Echo, pero este estampó al doctor dentro de una pared, lo suficientemente fuerte para quedarse dentro pero sin morir, ya que lo necesitaba.
Y en cuestión de segundos los dos estaban cara a cara.
-¡Cuánto tiempo Cale!.- dijo sonriente el vampiro
- ¡Te has convertido en lo que más odiabas!. Incluso en el líder de esos monstruos- dijo enfadado el hombre de con sombrero de cowboy.
- ¿De verdad piensas que nosotros somos unos monstruos?. Tu gente es capaz de utilizar a los seres que tanto odian para crear ejércitos, para controlarlos.
-¡Por eso me marché del ejército, después de ver lo que hacían!- exclamó.
- ¡Veamos que has aprendido estos años!. Juguemos un poco. ¿Te parece?.- comentó divertido el no muerto.
-¡Voy a acabar contigo!- dijo enrabietado Cale.
CONTINUARÁ