Vampire Killer: El Duelo final

El perdón (Capítulo 80)

Nota importante: Para entender este episodio hay que haberse leido Vampire Killer la precuela. 

 

EL PERDÓN (CAPÍTULO 80)

 

Las puertas se habían cerrado, y Gabriel corría a gran velocidad había subido por unas escaleras, pero al llegar al final. Aparecieron muchas más arriba y debajo de piedra, algunas eran blancas, otras negras y otras grises; lo más extraño de todo, es que flotaban.

El vampiro no podía pensar con claridad, así que subió las escaleras grises, y abrió la puerta. Una fuerza lo impulsó dentro, era un cuarto gris de el salía una energía que fue al vampiro que la recibió toda y sus ojos se volvieron blancos. Cuando abrió los ojos estaba acompañado de Julia.

Que le llamaba Santiago, él no entendía que pasaba hasta que fue, vio que estaba en el cuerpo de su antiguo compañero al que mató ya hacía tiempo. Se fijó que en su chaqueta estaba con un móvil, era un Nokia como los que se llevaban en el pasado.

Se fijó que estaba en la noche, que los mató. Pero ahora era el que corría; al estar en el cuerpo del chico, sentía lo que sentía él.

Y su única preocupación era que Julia no muriera, no le importaba si él perecía. Detrás de ella corría Alba, una adolescente vampiresa que él mismo había convertido. No podía hacer nada, su cuerpo y su boca se movían sin poder evitarlo.

Todo ocurrió igual que aquella noche, primero la muerte de la adolescente, luego la muerte de los familiares de Gabriel y su descenso a la locura tras la muerte de su hermano pequeño. Y con su velocidad vio como el mismo en el pasado les cortaba el pasado-

  -Tenemos cosas que resolver, ¿no te parece?

- ¡Tú eres uno de ellos!

- ¡Yo soy el que ha creado todo esto, Santiago!. Aquel a quien pegabas de niño, aquel que te divertía verle sufrir. ¿Has visto mi poder?. ¡Ahora voy a hacerte sufrir!

- Lo siento, era un niño, he cambiado. Me di cuenta de que estaba equivocado y para reparar el daño me hice policía. ¡Lo siento mucho! – gritaba Santiago.

En ese momento ni siquiera lo escuchó, pero ahora que estaba dentro del cuerpo de ese chico. Podía notar que era verdad, que lo sentía de verdad. Intentó hacer algo, pero no lo consiguió. Todo sucedió de manera idéntica.

-¡Mataros entre los dos! Clavaros las estacas en el corazón (Cogió dos estacas que seguramente habían servido para atravesar a sus familiares o Roberto del que no podía notar su presencia)
 

Gabriel utilizó su poder vampírico para que hiciesen lo que él ordenaba, pero estos se negaron.

-¡Mataros!- ordenó gritando

- ¡He dicho que no! -Gritaron los dos

- ¡La quiero más que nada el mundo!

-¡Y yo a ti!

- He sido tan infeliz sin ti, siempre te he amado, aun pasando tantos años- le dijo llorando la mujer.

El español podía notar que su amor era tan fuerte como el que tenía él por Elena.

 De las sombras apareció Andrés que lloraba porque el de verdad la amaba, era su prometida se había portado siempre bien con ella, y ahora se daba cuenta de que nunca le había querido como a él.

-¿Por qué Julia?. ¡Lo he hecho todo por ti!, incluso me enfrenté a mis padres. Lo primero que he hecho es venir a salvarte, ¿Por qué?

- Esto se está volviendo demasiado melodramático para mí - Protestó Gabriel

- "Lo siento, Andrés", dijo Julia.

El vampiro se fijó que Andrés que era el prometido de Julia, llevaba una pistola en su bolsillo, se movió rápidamente donde estaba el hombre llorando y comenzó a susurrar a su oído, entonces como si ellos mismos lo supieran, se cogieron de las manos y se miraron a los ojos.

-¡Te quiero!

-¡Te quiero!

Gabriel en el cuerpo de Santiago comenzó a gritar que lo sentía.

-¡Perdonadme!, lo siento mucho. ¡Lo siento!.

En ese instante que el arma que se disparó, recordó a los compañeros que asesinó antes de matar a Santiago, también la familia que mató en aquella gasolinera.

Estaba sintiéndolo todo, todas las muertes que había realizado a lo largo de su vida vampírica, comprendía que necesitaba un castigo, por todo lo malo que había hecho a la gente. Pero necesitaba que Elena volviese a la vida., aun así, él tuviese que morir. Incluso notó el amor que su padrastro sentía por su madre.  

Un destello blanco lo iluminó todo, y volvió a su cuerpo de sus ojos caían lágrimas, estaba acurrucado en el suelo, mientras, gritaba de dolor y decía que lo sentía. El otrora sanguinario vampiro, sentía verdadero arrepentimiento por todo el dolor que había causado. Pero necesitaba a Elena.

Y detrás de él aparecieron unas figuras blancas, que sin él verlas aceptaban sus disculpas, al verlo tan vulnerable y poco a poco desaparecían.

Los últimos en desaparecer fueron Santiago y Julia, que sí vio al girarse y notar una mano apoyada en su hombro.

-Hemos podido ver, cómo has evolucionado- dijo Santiago, que vestía de blanco, tenía la misma apariencia que tenía en el día en que falleció.

-Además, estamos juntos- puntualizó Julia.

Los dos al unísono desaparecieron al terminar de decir que le perdonaban.

 La luz blanca inundó el lugar, y en pocos segundos estaba en un camino de piedras recto.

 

Y en cuestión de segundos apareció una persona de manera corpórea, era su padrastro Esteban.

-¡Estoy orgulloso de ti!. En lo que te has convertido – dijo el hombre de pelo canoso, y barba de 3 días.

Y casi sin mediar palabra, Gabriel lo abrazó.

-¡Has conseguido superar la primera fase de este lugar!. Pero esto solo es el principio, hay cinco prueas y has conseguido salvar una. Esta es la prueba del corazón, si no la hubieras superado te habrías quedado toda la eternidad vagando de cuerpo en cuerpo a la gente que dañaste. Pero he visto todo tu viaje, y me alegro mucho hijo mío, ¡Por fin he podido solucionar mis asuntos pendientes  - comentó con una voz tranquila.




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