Vampire Killer: El Ojo de Ra

Dejarse llevar (Capítulo 23)

Episodio integró para nuestro vampiro favorito Gabriel dedicado a todas las fans de él.

 

 

DEJARSE LLEVAR (CAPITULO 23)

 

Elena, Bárbara y Gabriel habían parado en casa de una tía de la joven de Nueva Orleans, era una granja llena de animales: gatos, perros, gallinas, caballos...

 

-¿Se puede saber porque nos paramos?. ¿No tenéis una misión super secreta?.-preguntó Gabriel

- ¡Tengo que recoger algo! Y de paso descansaremos hoy en una cama- contestó Barbara

- ¡Me parece bien!- exclamó Elena cansada.

 

 

Se acercaron a la puerta y una señora de unos 60 años, de tez oscura y pelo ondulado, con ropa tejana les salió a saludar estuvieron un rato y le contaron todo.

 

-¡Eso si él chupasangres no duerme aquí dentro!

- Tranquila, no tengo ganas de dormir en un sitio infestado de brujas. Ya dormiré por ahí.

- ¡No!. Tienes que estar cerca de nosotras ya sabes que tienes un hechizo. ¿No tienes un sitio donde pueda dormir cerca de nosotras?.- preguntó la española

- ¡Bueno los establos!- dio la mujer

-¿Cómo?- exclamó alertado Gabriel.

 

-¡Me parece bien!- comenzó a sonreír.

- ¿Quién os pensáis que soy?, ¡malditas brujas!. ¡Os juro que me las pagareis!

- Si no quieres que el dolor vuelva será mejor que hagas lo que te decimos.

- ¡Maldita sea!.

 

 

Elena dijo unas palabras en un extraño idioma y apareció una luz blanca rodeando al vampiro.

 

-¿Y ahora que me has hecho?

- Como no quiero que dañes a los pobres animales. Ahora tampoco puedes morder a nadie que esté aquí, ni salir de esta granja.

-¿Sabes que tengo que comer no?. Y los vampiros nos alimentamos de sangre ¿lo sabes no listilla?

- No te preocupes que comerás.

 

 

El chico se alejó de allí y fue a un rincón a sentarse y concentrarse para controlar sus poderes, mientras los pensamientos golpeaban su cabeza. Cuando esto acabará, arrasaría el lugar y destrozaría a todas las brujas que se habían burlado de él.

 

 

Él sería el no muerto más respetado de todos, primero las brujas, luego su hermana y para el final acabar con "Los Antiguos". Encima se habían tomado la libertad de pedir su ayuda, cuando todos son culpables de lo que le paso a su padre. Esos franceses serían los primeros.

 

 

Cuando había conseguido dejar sus pensamientos en blanco, y estaba concentrado escuchó unos gritos que le molestaban al tener un oído 100% más desarrollado que los humanos. Se levantó y vio que en un caminito cercano unos niños estaban golpeando a otro.

Eran unos un poco más mayores con pinta de vándalos, el que estaba en el suelo llevaba gafas y era un poquito gordito. Le estaban dando en el suelo e incluso tenía algo la ropa rasgada, mientras se burlaban de él.

 

 

Gabriel se veía a él mismo años atrás siendo golpeado, y burlado por otra gente. Por lo que se acercó y cogió las lentes que habían sido disparadas unos metros.

 

-¡Dejadlo!- ordenó el chico.

-¿Y tú quién eres?- contestó el líder de grupo de 3 que llevaba, el pelo a lo "punky".

-¡Oye tú el que parece un gallo!. He dicho que lo dejéis en paz.

- ¡Me importa una mierda lo que digas viejo!.

- ¡Vaya!, vamos a tener que hacerlo a lo difícil ¿no?. Perfecto

 

 

El chico cambió los ojos que se volvieron del color del infierno y sus colmillos crecieron ante la cara de incredulidad de los chavales que corrieron asustados. Enseguida Gabriel volvió a la normalidad y le acercó al niño las gafas.

 

-¡No voy hacerte daño!

- ¿Qué es?- preguntó el chiquillo

- ¿Podrías darme las gracias no?.

- ¡Perdone!. ¡Muchas gracias!.

- ¡No me hables de usted me hace sentir mayor!

 

 

Los dos estuvieron hablando un rato, el pobre niño ya no estaba tan asustado y el vampiro le contaba lo que era pero de forma cómica para que el niño no se asustara.

 

-¿Tú también brillas en la luz como los de crepúsculo?

- ¿Cómo?. ¿Qué es eso?.

- Las películas, los libros ellos si les da el sol brillan.

- ¿Cómo un gusiluz?.

- ¡No sé qué es eso!

- Un juguete de los años 80 o principios de los 90 que brillaba que era para los niños muy pequeños. ¡Bueno da igual!. ¡Te enseñare a defenderte para que esos bravucones no te hagan daño!.

-¡Gracias Gabriel!- comenzó a sonreír.

 

 

Estuvo una rato enseñándole, el español al mirar al pequeño se acordaba de su hermano pequeño cuando jugaban y le enseñaba a defenderse tenían una edad parecida unos 10 años.




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