Vampire Killer: El Ojo de Ra

El increíble (Capítulo 24)

EL INCREIBLE (CAPÍTULO 24)

 

 

La ladrona se presentó como Leticia tenía unos 36 años, pelo oscuro y largo, llevaba una coleta para recogérselo, ojos negros y tez dura. Leo escuchó la historia de la chica que explicaba que todo lo hacía por su sobrino para que pudiera estudiar y ser algo que ellos nunca habían hecho.

 

-Eres rápida, y por lo que veo te entrenas podrías ser una buena policía si quisieras o incluso podrías ser militar.- dijo el chico

- No conoces mucho de nuestro país ¿verdad?, aquí todo está podrido: ejército, policía incluso gobierno aquí quien manda son los carteles.- contesto ella

- Entiendo. – él sabía bien de lo que hablaba ella, había tenido algunas misiones en ese país. Pero por ahora mantendría en secreto su identidad hasta averiguar si lo que ella decía era la verdad.

- ¿Cómo me has encontrado? – le preguntó Leticia

- Simplemente pasaba por aquí.

- ¿Y cómo es que llevas armas?, ¿eres policía?

- Sí de Chicago y estaba de vacaciones con una amiga. ¿Falta mucho?.

 

 

En cuestión de dos minutos llegaron a uno de los peores barrios de la ciudad y casi de todo el país. Allí vieron gente colgada de árboles, con un grafiti revindicando la autoría por una banda local.

 

 

Donde pasaba se encontraba un aspecto desolador, niños sin escolarizar y algunos armados uno de los jóvenes de 13 años que pasaba por allí, juguteó con un revolver mientras apuntaban a Leo como si le disparara.

 

 

Cuando quedaban apenas unos pasos para llegar a la casa de la chica, era un barrio rodeado de casas prefabricadas se parecía mucho a las favelas de Brasil que también había visitado en alguna que otra misión.

 

 

Entonces se acercaron unos hombres que estaban sentados en un coche de color amarillo al ver a Leticia.

 

-¡Mmm que rica!- exclamó uno de los hombres que llevaba una camisa de flores, el color de piel era canela y llevaba un pequeño bigote. Además lleno de pulseras y dos o tres anillos en cada mano.

 

 

El ex agente de la CIA se fijó que el tipo que se acercaba lo notaba peligroso. Se puso delante de ellos.

 

-¡Hola chava! ¿quieres divertirte?

- ¡No gracias!

- ¿Qué estas con este?.- señalando a Leo.

- ¡Si!

- ¡Ja, ja demasiada mujer para ti!- se burlaba del chico

- ¿Nos dejas pasar?- preguntó de manera borde.

- ¡No!. ¡Voy a divertirme contigo, me has puesto caliente!.

- ¡Me da que no!

 

 

Uno de los hombres se fijó en el reloj dorado que tenía en uno de los bolsillos del ex agente y se acercó a él, mientras el líder intentó sobrepasarse con la mexicana y esta le propino un rodillazo en las partes bajas.

 

 

Los otros miembros sacaron sus pistolas y el chico los neutralizo solo con dos golpes, cayeron al suelo enseguida, mientras el otro hombre intentaba sacar su arma, le dio un golpe leve en la garganta y quedó derrotado. Leticia miró a Leo con una expresión de sorpresa.

 

-¡Tranquila no morirá!. Solo están fuera de combate.

- ¿Seguro que eres policía?.

-¡Sí!

- Chicago debe tener a los mejores policías del mundo, porque nunca había visto esto.

 

 

Los dos llegaron finalmente a la casa pero esta no tenía apenas luz, y ya era hora que su hermana estuviera en casa. Entraron y vieron dos sombras, había un pequeño charco de sangre en el suelo. Leo sintió algo extraño.

 

 

Leticia estaba asustada cuando vio que la sombra tenía sujetada a su hermana y la sangre que caía era la de ella. Se acercó a la cocina y sacó un arma que solían esconder por defensa personal disparó pero la sombra seguía ahí las balas no le habían hecho nada.

 

 

Entonces el agente sintió una sensación y apartó a la chica empujándola contra un mohoso sillón. En ese instante apareció un hombre que se acercó a una velocidad endiablada que sorprendió al agente, mientras se sentía impulsado hacía arriba.

 

 

Alguien le había sujetado de la ropa y elevado varios metros del suelo, mientras sentía como algo se acercaba a su cuello brillaba, entonces golpeó la mano del hombre y se soltó .

 

-¡No está mal!- dijo el hombre de tez morena mientras sus ojos se inyectaban en un color rojizo como el infierno.

- ¿Qué coño es esto?- preguntó extrañado el ex agente.

 

 

Entonces se fijó había visto algo parecido en el cuartel militar donde se encontró con su hermano en la computadora principal. Estaba claro que lo que tenía no era humano no sabía lo que era pero simpático no era.




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