Vampire Killer: El Ojo de Ra

La promesa (Capítulo 48)

LA PROMESA (CAPíTULO 48)

 

 

Neo había conseguido alimentarse antes que se las brujas lanzaran el hechizo, estaba sentado en una piedra entonces escuchó unos pasos pero no se movió del sitio hasta que apareció Jessica andando sinuosamente mientras se acercaba.

 

-¿Quién eres?- preguntó el vampiro

-¿Creo que lo sabes has sentido mi aura verdad?- contestó ella sonriendo.

-¿Así que tú eres la que ha hecho que me doliese un poco la cabeza y que el ejército de vampiros que tenía en mí poder no me hiciera caso no es así?-

-¡Mi culpa!- levantó la mano como si la llamaran de clase.

-¡Me pregunto cómo después de todo eso eres capaz de venir aquí!.

- ¡Todos los otros vampiros han caído menos tú!. Tengo que felicitarte.

- Sigo preguntándome a que has venido. Y porque aún no te he dado un puñetazo en esa bonita cara.

- Mmm ¡me gusta ese carácter!. He venido a contarte que las brujas han lanzado un hechizo para que no pudierais atacar a los humanos. Yo puedo romperlo.

- ¡No me interesa!.

 

 

- ¿Y si te digo que hay gente muy fuerte a la que enfrentarse?

-¡Eso suena interesante!.

-¡Podrías divertirte!- se acercó a la oreja y le susurró lo divertido que seria.

- ¿Por qué no luchamos un poco tú y yo?- dijo sonriendo el vampiro mientras golpeaba a la chica pero su brazo la atravesó era una especie de holograma.

- ¡Lo siento mucho pero no estoy ahí!.

-¡Yo no sigo ordenes de nadie!

- ¡Lo sé!. Simplemente sería una cooperación.

 

 

Neo mostró su sonrisa al ver lo que le comentaba la chica y quedaron que próximamente hablarían. Poco después la presencia de la chica desapareció como si fuera una especie de espejismo.

 

 

Lejos de allí estaba Jessica delante de los cinco y de los brujos oscuros del Ojo estaba preparando un ataque por numerosos lugares así el enemigo se dispersaría y habría posibilidad de un gran victoria. Bárbara que intentaba hacerse su amiga desde que Jessica se había vuelto oscura estaba cerca de ella hablándole como si la conociera de toda la vida.

 

-¡No me caes mal eres despiadada e interesante!- le dijo Jessica

- ¡Gracias! ¡Creo que seremos buenas amigas!- contestó feliz Bárbara

- Pero hay un problema. ¡Yo no necesito amigas!. ¡Soy tu jefa y me da igual que tengas más o menos mí edad!.

 

 

La chica de Nueva Orleans cayó al suelo de repente producto de un dolor tremendo propiciado por Jessica que movía su dedo señalándola.

 

-¡No te tomes tantas libertades conmigo chica!. ¿Has entendido?-

-¡Sí! ¡Lo he entendido!- gritaba del dolor

-¡Muy bien!- comenzó a reírse y bajó el dedo.

 

 

En el castillo estaban todos entrenando los brujos/as intentaban superarse porque sabían que algo malvado se acercaba.

 

 

Leticia y el joven español se esforzaban con todo su ser, la chica poco a poco sentía que podía hacer más cosas en cambio el chico no conseguía sacar todo su potencial. Era de una familia de brujos españoles extremadamente poderosa, pero él no podía utilizar sus hechizos por lo que era considerado un 0 a la izquierda y una deshonra para la familia.

 

 

Incluso decidieron que se fuera de casa porque no querían tenerlo cerca de allí, solo su hermana siempre había confiado en él. Por lo que fue a numerosos países con numerosos profesores para poder sacar todo el potencial pero nunca lo había conseguido.

 

 

Y se sentía totalmente deprimido, solo la voz de su hermana y sus cartas le hacían tener algo esperanza. Incluso Elena y Tetsuo notaban que Marcos  tenía algo dentro de él realmente poderoso.

 

 

En ese instante todos sintieron algo extraño escucharon una voz de mujer dentro de su cabeza: Vampiros, brujas/os y humanos.

 

 

-¡Oídme bien esta es la primera y última vez que os lo diré!. ¡Rendiros ante mí y servidme o os destruiré!- ordenó Jessica

 

- ¿Cómo nos podemos fiar en alguien oscuro como tú?- contestó la bruja María

- ¡Para esta locura!- se metió en la conversación Leo

- ...- Jessica se quedó callada al escuchar la voz del ex agente de la CIA.

- ¡Para esto por favor!. Vuelve a ser la chica que me enamoré, esa que iluminaba todo con su luz.-

 

 

Jessica recordaba los momentos, las risas, cuando lo vio por primera vez, cuando la salvó de aquel pistolero, de aquel beso. Tenía la mirada de perdida y no decía nada solo escuchaba la voz de Leo.

 

-¡Sé que aun estas ahí!. ¡Acaba con esto por favor!. – suplicaba Leo




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