Vampire Killer: El Ojo de Ra

El vampiro enamorado (Capítulo 49)

EL VAMPIRO ENAMORADO (CAPÍTULO 49)

 

 

Elena estaba tumbada en una de las numerosas habitaciones ya había atardecido y la noche comenzaba a asomarse, ella tenía la mirada perdida mirando al techo blanquecino. Todo el mundo estaba preocupado por el inminente ataque de las fuerzas oscuras pero ella no podía pensar en otra cosa que en el vampiro español.

 

 

Aun le dolían sus besos como puñales atravesando su piel y su corazón, era el asesino de su abuela pero lo amaba tan fuerte que no podía pensar en otra cosa. Le dolía el no poder estar con él que es como si alma se destruyera en mil pedazos.

 

 

Recordaba su bonita sonrisa, sus ojos negros, el humor ácido, "el beso" ese beso que le hizo volar. Solo quería ir donde él estaba y besarlo, pero no podía hacerlo. Mil pensamientos pasaban por su cabeza, cuando alguien tocó a la puerta.

 

-¡Tetsuo!- exclamó sorprendida la bruja

- ¿Tienes un momento?- preguntó el japonés

- ¡Si claro!. ¿Dime que ocurre?

-¡Ese es el vampiro que me dijiste!. Ese tal Gabriel que me hablaste.

- ¡Sí!.

 

 

-¿Pero ha cambiado la cosa verdad?

- ¿Cómo...?-

- ¡Te mira como yo miraba a Jin! ¡Y es mutuo se nota!.

- Yo perdí mucho tiempo, y un día fue demasiado tarde. Ella murió de una enfermedad y aun lamento no haber pasado más tiempo con ella.

- ¡Eres un buen amigo!. Piénsalo...

-¡De acuerdo!- contestó Elena

 

 

El brujo se marchó y la chica se quedó pensando que hacer intentando aclarar sus sentimientos. Mientras no muy lejos de allí Gabriel no había parado de entrenarse más aun después de haber oído que Jessica estaba preparando un ataque próximo.

 

 

La luna brillaba con fuerza, el cielo estaba estrellado y sin ninguna nube. El vampiro no había descansado ni un momento en su mente solo estaba el proteger como fuera a Elena no había nada más.

 

En ese instante apareció Leo.

 

-¿Qué quieres?- preguntó

- ¡Nada solo te he traído una bolsa de sangre!- se la enseñó.

-¡Bien!- dijo en tono seco el vampiro

- ¡He pensado que tendrías hambre!. Llevas todo el día entrenando.

- ¿Y mi hermana?

- ¡Le dije que yo te lo traería.!

 

 

- ¿Te sientes atraído hacia a mí?. ¡A ver es normal solo hay que verme!. Pero lo siento no soy...

- ¡No claro que no!- contestó Leo

- ¡Ja, ja! ¡Es broma!. Escuché la conversación con esa chica la que supuestamente va hundir el mundo entre tinieblas.

- Ya

 

- Bueno no es por nada pero era una conversación que creo que ha escuchado todo el mundo. ¿La quieres verdad?.

-¡Si claro!.

-¡Se lo que se siente!- dijo Gabriel para él como no quisiera que lo escucharan. Un acto instintivo.

- ...- Leo se quedó callado

 

-¿Así que tú eres ese segundo que decían las viejas?. ¡Ahora entiendo porque me ganaste!, pero no te equivoques yo me haré mucho más fuerte.

-¡Seguro que sí!

- ¡Bueno nos vemos!- levantó la mano despidiéndose mientras con la otra sujetaba la bolsa y se la ponía en la boca.

 

 

El vampiro se marchó andando, mientras Leo lo miraba de espaldas y desaparecía por el interior al bosque.

 

 

Elena bajó las escaleras necesitaba tomar el aire estaba ahogándose ahí dentro, salió al patio y se sentó en uno de los pequeños bancos de maderas que habían, el humo de su boca al respirar daba entender que hacía frió y humedad.

 

 

Entonces entró Gabriel se acercó a ella, la chica se puso nerviosa y el corazón se aceleraba cada vez más.

 

-¡Te estaba buscando!- comentó Gabriel

-¡Aquí estoy!- contestó ella

-Sé que no voy a tener nada contigo pero quiero que sepas que te voy a seguir protegiendo. ¡Qué mi promesa sigue intacta no dejaré que mueras!. He tardado toda mi vida en encontrarte, y cuando te encuentro me doy cuenta que te perdí hace 17 años. Y aun así ¡Te quiero! ¿y tú?

 

 

- He oído que te has peleado- cortó la conversación

-¡He conocido al otro que es como tú!. No parece mal tipo pero si hay que elegir que muera él. ¡Siempre te elegiré a ti!. Se me olvidaba quería darte algo!.

- ¿Qué?

 

 

-¡Esto era de mí padre!. ¡Es un colgante que me regaló mi padre antes de morir y me gustaría que lo tuvieras tú!- se lo quitó del cuello era dorado y tenía una L (de Luna el apellido de la familia de Gabriel).




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