ÉL ES FUERTE (CAPÍTULO 56)
Leticia había intentado salvar a su sobrino y a su cuñado sacándolos de la casa pero lamentablemente Silvana y Neo los interceptaron y evitaron que pudiesen huir. La mexicana se enfrentó a su compatriota mientras el hombre de color se sentó encima de unas escaleras que habían en la casa.
Hasta ese momento la batalla entre las dos mexicanas había sido bastante pareja, las dos tenían sus ropas dañadas del intercambio de ataque. Neo estaba cerca de los familiares de la chica pero no los atacaba, después de todo ya se había alimentado bastante y no le producía ninguna diversión enfrentarse con alguien tan débil.
Tampoco se entrometió en la lucha de las dos mujeres, solo estaba con su espalda apoyada en la pared con los brazos cruzados observando cómo se desarrollaba la batalla.
-¡Tengo que felicitarte!- dijo la vampiresa
- ...- Leticia no contestaba
-¡Siendo tan joven!. ¡Enfrentarte de tu a tu contra mí!. ¡Es una lástima que tenga que matarte!- empezó a sonreír.
La vampiresa cambió de su rostro, sus ojos eran del color de infierno. Mientras el aire era tan fuerte que sacudía con fuerza todo el alrededor, incluso la casa estaba empezando a destrozarse.
Leticia se giró y vio a su sobrino flotando intentado sujetarse a la casa y a su cuñado intentando protegerlo, incluso a ella le costaba mantenerse de pie ante el increíble viento que sacudía.
La joven tenía claro que esa vampiresa tenía la capacidad de controlar el viento, y si no atacaba directamente aumentaría su poder hasta arrasar todo a su paso. Se tapaba los ojos para que la tierra no entrara dentro de ellos y concentraba poder para un hechizo de ataque contra Silvana. Se fijó que todos estaban pasando realmente mal con el viento, pero el vampiro que estaba sentado en la escalera no se movía ni un segundo, además sentía como si tuviese una especie de aura rodeándole que evitaba que recibiese algún daño.
Si vencía a la Excluida con la que estaba luchando tendría que enfrentarse a esa bestia que apenas se movía con ese tremendo viento.
-¡Deja que se marchen!- dijo Neo cortando los pensamientos de Leticia.
- ¿De qué hablas?- preguntó Silvana
- ¡Está demasiado pendiente de esos dos!. ¡No está luchando al 100%!.
- ¿Cómo?- Silvana no entendía lo que le estaba diciendo su compañero.
- Si quieres que un adversario luche enserio tienes que dejar que tenga cualquier distracción- dijo el hombre de color sin moverse un solo centímetro.
-¡Tienes razón!. ¡Parece que tú comprendes lo divertido que es enfrentarse a alguien!.- dijo Silvana.
El viento cesó y la vampiresa aceptó que la bruja transportará con su hechizo a sus familiares a algún sitio donde estuvieran a salvo. Comenzó a concentrarse para notar donde sus familiares estarían seguros y cuando supo donde abrió un portal.
-¡Gracias!- dijo Leticia dirigiéndose al hombre que estaba sentado
-¡No te equivoques solo lo he hecho porque era aburrido no verte mostrar todo tu poder!. ¡Eres mi enemiga y si no te mata ella lo haré yo! - contestó Neo.
-¡Ahora meteros dentro!- ¡Estaréis a salvo!- ordenó la mexicana
- ¡Tía!- gritaba el sobrino acercándose a su pierna para que se fuera con ellos, mientras las lágrimas corrían por sus ojos.
Su padre lo cogió en brazos mientras intentaba zafarse y escaparse, se introdujeron en el portal y aparecieron en un lugar de España donde los brujos habían conseguido la victoria contra los vampiros que les habían atacado. Daniel el brujo amigo de la chica estaba allí, habían conseguido salvar a su hermana no así a su padre, madre y hermanos.
Se acercaron a él y le contaron quienes eran. En cuestión de segundos el brujo corrió y se introdujo en el portal gritando que protegieran a su hermana pequeña.
De repente del portal apareció Daniel cayendo al suelo de morros. Leticia se quedó muy sorprendida al ver que el español estaba allí.
-¡Daniel! ¿Qué haces aquí?- preguntó la chica sorprendida.
- ¡He venido ayudarte!- dijo el chico.
- ¡Será mejor que te vayas!. ¡Esto es muy peligroso para ti!.
El español no había podido hacer nada para salvar a sus familiares, cuando llegó ya estaban muertos ni tampoco había podido utilizar ningún hechizo.
-¡Sé que soy muy débil pero no voy a dejar que una amiga mía muera!. ¡Lo poco que pueda hacer para ayudarte lo haré!.
En ese instante Neo se levantó de la escalera y comenzó a andar paso a paso donde estaba Silvana.