Vampire Killer: El Ojo de Ra

El fin de los cuatro (Capítulo 59)

EL FIN DE LOS CUATRO (CAPÍTULO 59)

 

 

Bárbara miraba enfurecida al vampiro, mientras la pareja estaba pensando en un plan para atacarla.

 

-¡Veo que has salido victorioso de tu enfrentamiento!. Pero era una cosa que esperaba por eso no he venido sola!- dijo sonriendo la chica de Nueva Orleans.

- ¿De qué hablas?- preguntó Gabriel contrariado.

 

 

En ese instante aparecieron tres personas con túnicas negras detrás de ellos: dos hombres y una mujer eran los tres últimos líderes del Ojo.

 

-¡Esto no me gusta!- exclamó Gabriel

 

 

Los tres brujos levantaron su mano derecha y de ellas salió una bola oscura de energía dirigida al español que saltó hacia abajo evitando que le dañara. Elena quería ayudar al chico y también saltó.

 

 

Pero Bárbara se movió rápidamente poniéndose delante de ella, y lanzó un hechizo que impulsó a la bruja contra las rocas.

 

 

Gabriel se movía rápidamente evitando que esa energía oscura que lanzaban sus rivales. Él sabía que la energía oscura que estaban emitiendo los brujos oscuros podía eliminar a un vampiro en cuestión de segundos.

 

 

Por eso corría rápidamente de un lado a otro mientras sus enemigos no paraban de atacarlo con ese terrible poder. Su intención era hacer tiempo para encontrar alguna obertura de sus rivales y poder atacar pero era difícil porque se compenetraban muy bien.

 

 

Hasta que se fijó que necesitaban un minuto aproximadamente para poder emitir ese poder oscuro, por eso ya no atacaban los tres si no uno descansaba mientras a veces uno o dos atacaban.

 

 

Entonces vio su oportunidad y salió disparado de frente contra el que lanzaba esa energía oscura y cuando estaba a punto de ponerse delante se desvió y atacó a los brujos que estaban descansando atravesando con sus manos el cuerpo de los dos varones ante la sorpresa de estos. 

 

 

Sacó sus corazones aplastándolos en pedazos mientras los cuerpos sin vida caían al suelo muriendo en el acto.

 

-¡Ya solo queda una!- sonreía como un diablo.

 

 

No muy lejos de allí Elena y Bárbara se estaban enfrentando en duelo de hechizos, los poderes de estas dos brujas era realmente algo fuera de lo normal, sus ropas estaban hechas trizas las dos tenían agujeros por todos lados.

 

-¡Me he hecho más poderosa que tú!- sonreía mientras de su labio caían algunas gotas de sangre.

- ¡No te das cuenta que estas equivocada!. ¡Yo nunca he sido tu enemiga!.

- ¡Cállate!. ¡No me hagas reír!.

 

 

Gabriel miraba sonriente a la bruja que estaba delante de él. Mientras ella lo miraba muy seria, su mirada era rabia.

 

-¿Qué ocurre?. ¿Te has quedado callada?- comentó burlonamente Gabriel

- ¡He esperado mucho tiempo para esto!- dijo la joven de pelo castaño y ojos marrones penetrantes.

-¿De qué hablas?

 

 

- ¡A mí no me importa nada de lo que pase!. Me uní a este grupo solo por un motivo. ¡Matar y eliminar al vampiro que asesinó a mi hermana hace 17 años!.

- ¡Vaya así que ese vampiro soy yo!. ¡La verdad he matado a tanta gente que no se de quien me estás hablando!.

- ¡La bruja que utilizaste para conseguir más poder y luego mataste!

- ¿Virginia?.

- ¡Así es!

 

 

-¿Eres familiar o algo así?- preguntó el chico

- Soy su hermana pequeña, Claudia.

-¡Lo siento mucho Claudia!. ¡Enserio!. Pero míralo por el lado bueno pronto estarás con ella.

 

 

Las palabras del vampiro enfurecieron aún más a Claudia que empezó a levantar las manos y comenzó a concentrar una energía oscura bastante grande en sus dos manos, una bola de energía parecida a la que hace un tiempo atrás Bárbara había lanzado contra Elena y el mismo.

 

 

Él sabía que algo así podía destruirlo todo a su paso por eso se impulsó contra ella a gran velocidad antes que la bruja lanzara ese poder tan grande pero ella fue más rápida y finalmente atacó antes que el vampiro se pusiese delante de ella.

 

 

Gabriel no esperaba ese ataque tan poderoso, y no sabía cómo contrarrestarlo se había quedado inmóvil y cuando esa bola de energía oscura estaba por darle, Elena apareció y con su mano lanzó una bola de energía blanca del mismo tamaño originando una gran explosión.

 

 

A varios metros en el suelo estaban Elena y Gabriel que habían conseguido evitar la explosión, mientras Claudia andaba sin rumbo y sus ojos se apagaban, había llegado a su límite sus fuerzas.




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