OSCURIDAD (CAPÍTULO 69)
Elena estaba muy agotada y herida pero aun así con las pocas fuerzas que le quedaban mientras andaba a la cueva estaba utilizando un hechizo mental para avisar a Tetsuo lo que estaba pasando.
Un vampiro cogió a Jessica y desapareció entre la niebla, ella tenía un terrible presentimiento sobre lo que aquello, por eso le explicó a su amigo que todos fueran al sector B-52 Nord Este.
La joven se cayó al suelo pero se volvió a levantar, ella era una cabezota siempre lo había sido pero cuando se trataba en detener a gente malvada era la numero uno en cabezonería muchas veces en misiones anteriores había desobedecido a sus superiores para salvar vidas.
En el interior de la cueva Johan aun sujetaba a Jessica en sus brazos, mientras caminaba por la oscuridad él se sentía a gusto en ella. Pequeñas gotas de agua caían sobre su pelo mientras se dejaba llevar por sus sentidos pasando de una gruta a otra, ya que el lugar parecía un laberinto.
Johan pensó que quizás era algún tipo de prueba para que no cualquiera pudiera tomar "El Ojo de Ra" cerró los ojos y se dejó llevar hasta que llegó al final del camino allí había un pequeño medallón plateado encima con un ojo en medio en una especie de altar .La primera impresión del vampiro fue bastante mala y del enfado soltó a Jessica dejándola caer en el suelo.
-¿Qué es esto?. ¿Un medallón?. ¿Está es el arma que hablaban?- gritó enfurecido
Pero en ese instante volvió a su calma de siempre mientras intentaba tranquilizarse, así comenzó a dirigirse a el medallón mientras Jessica comenzaba a despertarse.
-¿Johan?- contestó Jessica mientras usó su poder para intentar evitar que el vampiro se acercara pero este se movió rápidamente y la cogió del cuello levantándola varios metros.
- ¡Vaya parece que ya no eres la misma Jessica que conocí!. ¡Has perdido poder!.
En pocos segundos le dio un tremendo golpe en el estómago dejándola K.O. y cayendo al suelo.
-¡Te dejo viva porque aun puedes serme útil!- dijo el malvado vampiro mientras se acercaba a donde estaba el medallón.
Cuanto más se acercaba notaba un aura cada vez más oscura que evitaba que el vampiro avanzase ese poder era increíblemente superior a cualquier otro lo notaba con ese poder nadie podría detenerle.
Sus ansias eran tantas y su fuerza de voluntad era tan increíble que poco a poco pudo acercarse al medallón y poner sus manos gritando de dolor ante un luz violeta que lo iluminaba todo su cuerpo y una electricidad rodeándole.
Algo estaba intentando tomar su cuerpo sentía como un aura tenebrosa empezara a entrar en su cabeza y fuera materializándose en una sombra oscura dentro de él.
-¡Tomaré tu cuerpo!- dijo una voz desconocida
- ¡No lo tomarás!. ¡Yo tomaré tu poder!-
- ¡De verdad lo crees posible!. ¡Dentro de muy poco Ra volverá!
- ¡No voy a dejar que tomes mí cuerpo!. ¡Quiero tú poder!
- ¡Lamentablemente las cosas no han ido como esperaba!. Mi intención era tomar el cuerpo de mi hija y luego volver a mí cuerpo. ¡No me gusta estar en el cuerpo de un vampiro!. ¡Pero qué le vamos hacer!.
- ¡No voy a dejar que te metas en mí cuerpo! ¡Dame tu poder! - dijo Johan mientras gritaba de dolor.
Elena finalmente llegó donde estaba la cueva estaba totalmente agotada, fue y se sentó dónde estaba Gabriel incluso los parpados pero ver que ser amado se encontraba bien le daba más fuerzas y no podía evitar besarlo por eso aunque el chico español estaba sin conocimiento beso sus labios, él se despertó al contacto de los de Elena y la rodeo con brazos girando sobre el suelo. Pero los notaron un aura extraña y se fijaron en una luz de color violeta que salía de la cueva y sintió un escalofrió.
El sol desapareció y el cielo comenzó a tomar un color rojizo como si fuera el fin del mundo, unos relámpagos hicieron acto de presencia, poco después explotó la cueva y Jessica fue disparada a pequeños metros donde estaba Elena.
-¡Jessica!-
La española fue a ver como se encontraba la americana, la inspeccionó para ver si aún seguía con vida.
-¡Esta viva!- exclamó
Gabriel apenas podía moverse, solo observaba una sombra que salía de los restos de la montaña. Sentía un poder aterrador mayor al que nunca había conocido. Sus piernas no se movían.
Elena también sentía ese poder aterrador, y por primera vez en su vida estaba tremendamente asustada y sin saber qué hacer. En ese mismo instante un gran portal de energía apareció el brujo japonés.