Vampiro®

Capítulo 3. Bestiario de los vampiros.

- ¿Que es lo que soy? - le pregunté con insistencia. Necesitaba saberlo, la curiosidad me carcomía y además siento que ya no podré aguantar mas estar aquí, el olor de la sangre me estaba mareando, pero de una forma rara, no es como cuando tienes fobia a la sangre y quieres desmayarte si no que me entran las ganas de probarlo, unas ganas que ya no podré soportar por tanto tiempo.

- Mira Stiles, te lo diré, pero no estoy muy seguro de si eres lo que estoy pensando que eres, por qué no sales de la habitación, vas al otro cuarto y sacas una flor de acónito, el aroma de la flor bloqueará el olor de la sangre - dice al ver el sufrimiento que me causaba el olor del líquido rojo - Terminaré de atender a este perro y luego te alcanzo - asentí un tanto contrariado y salí de la habitación.

Entré al otro cuarto y saqué de un frasco la flor que Deaton dijo que sacará, es una flor de un tono violeta, casi azul, muy hermosa a la vista pero mortal para los seres sobrenaturales e incluso se considera un veneno para los humanos. El aroma de la flor en verdad bloqueó todo rastro del olor de la sangre, eso me tranquilizó, me senté al sillón con los brazos cayendo a los lados, mirando un punto fijo del cuarto me puse a pensar sobre mi reacción a la sangre, nunca me había pasado algo igual, no entiendo nada de nada de todo esto.

Poco tiempo después escuché como Deaton se despidió de la anciana, no sin antes decirle que vuelva por su perro por la tarde, que gracias a la cirugía se encontraba reposando.

Lo último que escuché fue la puerta de la veterinaria cerrarse, los pasos de Deaton se escucharon cuando se acercó y entró al cuarto donde me encuentro yo. Alcé la mirada viéndolo caminar hacia la mesa del centro y agarrar el libro que en la madrugada intenté abrir.

- Ven, acércate - me ordenó. Me levanté del sillón y con pasos lentos me acerqué a la mesa - Este libro es especial, nadie puede abrirlo - dijo señalando el libro negro.

- Ya veo.

- Ábrelo tú - me pasó el libro a mis manos.

- ¿Que? Me acabas de decir que nadie puede abrirlo, ¿Como esperas que lo abra yo? - además que intenté abrirlo hace unas horas atrás.

- Solo hay una criatura sobrenatural en el mundo que puede abrirlo - contó - el antiguo propietario del libro hizo un encantamiento para que ningún otro ser lo hiciera.

- ¿Estas diciendo que yo soy esa criatura que puede abrir este libro? - alcé una ceja después de lanzar la pregunta.

- Creo que si - bien, ni siquiera él está seguro.

- Lo intentaré entonces - miré el libro en mis manos - ¿Como lo hago? .

- Deja el libro en la mesa - le hice caso y luego lo miré - ten - me extendió la navaja que había usado para sacarme la bala en la madrugada.

- ¿Quieres que apuñale el libro? - pregunté al momento que agarraba la navaja.

- No - espetó - quiero que te hagas un corte en la palma de tu mano y dejes caer una gota de tu sangre en el centro del libro, justo donde está la luna llena - señaló el círculo blanco.

- ¿En serio?

- Solo hazlo - resopló, me encogí de hombros e hice lo que me indicó, después de todo él es el druida, él sabe todo. Bueno, casi todo.

Me hice el corte y dejé caer una gota de mi sangre en la luna, luego vi como la herida se cerraba tan rápido, dirigí la mirada al libro viendo como la luna se tornaba roja, para luego en la pasta del libro negro aparecer algo que parecía ser dos serpientes, una blanca y una roja, rodearon la luna y dejaron caer sus cabezas en ella donde luego se escuchó un claro, Clic.

El libro se abrió por si sola ante mis asombrados ojos, en la primera hoja decía claramente "Bestiario de los vampiros". Dejé mi asombro para mirar a Deaton, este se encontraba con su cara neutra, como siempre, viendo el libro.

- Ok, no me esperaba esto - hablé, Deaton alzó la mirada hacia mi - Vampiros - dije - ¿Soy un Vampiro? - pregunté.

- Creo que eso está mas que claro - contestó con calma.

- ¿Y lo dices como si nada? - exclamé - ¡Soy un jodido chupa sangre! - exploté.

- Hubiera sido peor, pudiste haberte convertido en un caníbal - señaló. Abrí la boca para decir algo pero nada salió de mis labios - Tal vez deberías leer el bestiario, puede que puedas entender algo de como te convertiste en Vampiro.

Creo que eso sería lo mejor, sinceramente estoy algo curioso por saber sobre eso, como me convertí en vampiro.

- Lo haré - asentí.

- Bien, te dejo para que te concentres - dicho eso salió del cuarto cerrando la puerta tras de si.

Agarré el libro y fui a sentarme al sillón. Las siguientes horas me la pasé en la lectura, para cuando terminé ya estaba atardeciendo. Cerré el libro, la luna llena del centro se volvió blanca otra vez y la serpientes desaparecieron.

Me quedé pensando en todo lo que leí en el libro. Para ser un bestiario parecía mas un libro de cuento.

Hablaba de un hombre que se había enamorado de una joven campesina, tras muchos meses de cortejo por fin se casaron y tuvieron dos hermosos hijos. Pero el destino fue cruel con él, pues sus padres nunca estuvieron de acuerdo con ese matrimonio, ya que el hombre provenía de clase alta, una noche sus padres mandaron a sus trabajadores a incendiar la casa donde vivía mientras él no estaba, cuando llegó se quedó sin aliento al escuchar los gritos de su esposa e hijos pidiendo ayuda, entró en la casa que se consumía en llamas con la intención de salvar a su familia, mas fue en vano, su esposa e hijos ya estaban muertos, no pudo hacer nada, solo logró que las llamas también quemasen su cuerpo, a rastras pudo salir de la casa, una ira se apoderó de su cuerpo, a pesar de las heridas que lo tenían entre la muerte.

Imploró a la luna que estaba brillando en lo alto, por ayuda para vengar a los asesinos, fue ahí donde se convirtió en el primer Vampiro existente. Vengó la muerte de su familia y con el tiempo convirtió a otros para formar un nido. Con el paso de los tiempos el fortaleció algunos dones especiales. Todo parecía ir bien, sus convertidos todas las noches salían en busca de presas ya que no eran inmunes a la luz del sol como él, que por ser el líder, no le afectaba los rayos del solares. Pero todo cambió cuando su esposa volvió a reencarnar, él se enamoró de ella otra vez, pero la suerte no estaba de su lado, los vampiros al ver a su líder prendida por la hermosa doncella, creyeron que perdería su camino por lo que mataron por segunda vez a la mujer, el vampiro líder se sintió traicionado, furioso por lo que ellos hicieron terminó matando a todos sus convertidos, por segunda vez no logró ser feliz, decidió ya acabar con su vida inmortal también para ir tras su amada, pero por mas que intentaba acabar con su existencia nada funcionaba, se clavó una estaca en el pecho, justo donde se encontraba su corazón muerto, se roció agua bendita, pero nada, sin saber que mas hacer le pidió por segunda vez ayuda a la luna.




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