- ¿Estas listo? - me preguntó por undécima vez Deaton al otro lado del gran patio trasero de su casa.
- Yo lo estoy, pero parece que tú no - le dije viendo como le temblaba ligeramente las manos - llevas preguntándome eso desde hace cinco minutos.
- Bueno, estas son balas de plata y a un hombre lobo lo mataría casi de inmediato - musitó mirándome.
- ¿Acaso temes matarme? - alcé una ceja tras mi pregunta - Oh, vamos Deaton, no me hará el menor daño, si las balas de acónito no me mataron, mucho menos eso - le señalé el arma entre sus manos.
- Esta bien, lo haré.
- Pues hazlo ya, el sol comienza a quemarme - me quejé. Aunque en realidad le estoy diciendo la verdad.
Desde hace unas horas estamos bajo el sol, tal vez no me mate, pero pasar demasiado tiempo bajo la luz solar mi piel se empieza a poner de un tono rojizo, eso lo descubrí hace unos días atrás cuando practicaba con Deaton sobre como controlar mis nuevos sentidos.
Un disparó se escuchó por todo el lugar y luego sentí como la bala de plata se clavó en mi pecho, justo donde estaba mi corazón muero, dejé salir un alarido de dolor mientras caía de rodillas.
Vi como Deaton se acercó preocupado y se agachó para mirar mi herida.
- ¿Estas bien? - preguntó.
Alcé la cabeza para verle y sin poder contenerme mas solté una carcajada, es que ver su rostro preocupado y fruncir sus cejas me a causado mucha gracia.
- Dios, Deaton, ¡Estoy bien! - dije una vez dejé de reír y me puse de pié.
- Estabas... Tú... Enserio - Deaton me miró con coraje.
- Lo siento, en verdad estoy bien, no creí que te preocuparías tanto - realmente parece preocupado, creo que me pasé un poco con la broma.
- ¿En serio no sientes nada? ¿Alguna molestia? - inquirió mirándome.
- No, nada - negué.
- Entonces no tienes ninguna debilidad - aseguró en voz alta, mas para él que para mi.
- Parece que no.
Deaton había insistido en hacerme algunas pruebas sobre mi nueva naturaleza y buscar alguna debilidad que pueda afectarme. Primero lo intentó disparándome balas de acónito, luego me apuñaló con una estaca en el corazón y otras cosas mas, pero ninguna a funcionado en matarme o debilitarme.
- Bueno, hasta aquí terminamos el día de hoy - sugirió - supongo que tienes que alistarte para ir al instituto.
- Las clases se cancelaron - informé.
Había ido temprano el día de hoy, el sol aun no salía, pero apenas llegué vi que todo el instituto estaba rodeado de policías, gracias a mi súper oído, pude escuchar a algunos agentes decir que un alumno encontró un cuerpo en los baños. Por lo que el sheriff pidió al director cancelar las clases por el día de hoy.
- ¿Por que? ¿Pasó algo? - preguntó Deaton.
- Encontraron un cuerpo - le respondí.
Deaton asintió ante mi respuesta sin preguntar nada mas. Me quedé mirándolo por unos segundos, hay una pregunta que tengo en mi cabeza desde que me dio el bestiario.
- Deaton, quiero preguntarte algo, ¿Como sabes que solo un hombre lobo Hale puede matarme?Dijiste que nadie podía abrir el bestiario, además ahí no viene nada de eso - le dije al momento que caminaba hacia la puerta para entrar en la casa.
- Thalía me lo contó, ella me decía que desde pequeña sus abuelos y padres le contaban la historia del primer vampiro que existió - contestó él con calma. Siguiéndome.
- Ya veo - musité - bueno, iré a bañarme, necesito quitarme toda esta sangre - cuestioné mirando mi torso desnudo ya que me había quitado mi playera antes.
- Esta bien.
Sin mas me encaminé al dormitorio, entré al cuarto de baño desabrochando mi pantalón al momento para quitármela. Generalmente antes me bañaba con agua tibia, pero ahora mi cuerpo no lo soporta ya que mi cuerpo siempre se mantiene frío, demasiado frío, y si me baño con agua tibia me desagrada. Por lo tanto siempre me baño con agua fría, casi helada.
Mientras el agua helada caí sobre mi cuerpo entero, saqué la garra de mi dedo índice para poder sacar la bala de plata que aun tengo clavado en el pecho, enterré la garra y extraje la bala dejando que caiga al piso. Un poco de sangre salió de la herida antes de que esta se curase.
Cuando terminé de bañarme, salí del cuarto de baño desnudo, anduve por el dormitorio hasta el armario buscando ropa limpia para vestir. Debo decir que todas las prendas nuevas que tengo son de color negro, rojo, bueno... Todos en colores oscuros. Elegí lo mas cómodo, un pantalón de algodón negra un tanto ajustado y una playera roja.
Dejé la ropa en la cama para buscar un bóxer y calcetas. Abrí un cajón del armario y saqué lo que necesitaba, me puse el bóxer, mas antes de ponerme las demás prendas, admiré mi cuerpo en el espejo de cuerpo completo que hay a un lado del armario.
Mi piel se ve mas pálida de lo normal y resalta mas mis lunares. Tengo algo de abdominales y músculos, un efecto de vampiro, según Deaton, aunque no tanto como los hombres lobos que parecen ser los mismísimos hijos de Hulk. Mis ojos han adquirido mas brillo y una sombra suave se puede apreciar en mis ojeras. Mis labios parecen pintados con exceso de labial rojo, pero el color se intensifica al momento de beber sangre. Por esa misma razón prefiero alimentarme de noche, no se de donde saca Deaton las bolsas de sangre pues es él quien las trae y mantiene la nevera llena.
Al principio me negué en seguir tomando sangre, me gustaba, si, pero no quería beber más de ese líquido, mas Deaton me dijo que si no lo hacía mi sed crecería y terminaría atacando a las personas que se me cruzaran en el camino. No voy a negar que eso me asustó, así que acepté seguir alimentándome de sangre, además él mi había dicho que es sangre animal, creo que por esa misma razón no me siento mal al beberla.
Cambié el color de mis ojos al rojo, no son del mismo color rojo como el de Derek o Scott, los míos son mas oscuros y un aro negro rodea mis pupilas. Unos segundos después las volví a cambiar a mi color natural.
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Editado: 11.03.2020