Vampiro®

Capítulo 35. Eres tú.

- ¡Mamá! - Evan se levantó a socorrer a su madre que yacía inconsciente en el sofá - mamá.

- Ella está bien - informe al escuchar los latidos normales de la señora Elisabeth - al parecer la noticia fue mucho para ella.

- No debí decirle de esta manera - susurró preocupado mirando a su madre y sentándose a su lado.

- ¿En serio? - solté con sarcasmo. Es obvio que no debió decirle lo que soy de golpe.

- Yo solo quería que supiera lo que eres, pero creo que no fue una buena idea - se quedó pensativo por un rato - ¿Y si me prohíbe verte? - se alarmó - yo no quiero que me encierre y no me deje estar a tu lado - formó un puchero con sus labios.

- Hey tranquilo chico dramático, todo estará bien, ella no va a prohibirte nada y aunque fuese así yo podría ayudarte a escapar - le tranquilicé.

- Tonto - soltó con una bella sonrisa.

- Siempre - le lancé un beso y el hizo como que lo atrapaba y se la guardaba en el bolsillo de su suéter.

Tras unos minutos en el que solo nos manteníamos en silencio, la madre de mi novio comenzó a reaccionar.

- Dios - la señora se llevó una mano a la cabeza.

- Mamá - Evan la ayudó a sentarse correctamente en el sofá - ¿Te sientes bien?

- Vaya hijo, he tenido un sueño muy extraño - Evan me miro - donde me decías que tu novio es un rey vampiro - la mujer se sonrió abriendo los ojos - ¿Muy loco no?.

- Mamá de hecho si dije eso - Lisa volteó a ver a su hijo con los ojos abiertos - ¡Ni se te ocurra volver a desmayarte! ¿De acuerdo? - añadió cuando se dio cuenta que su hermosa madre iba a volver a caer en la inconsciencia.

- P-pero eso es imposible - alegó - eso no puede ser verdad - se negó a creer en las palabras de su hijo.

- Puedo mostrarle si gusta - dije dispuesto a transformarme, pero la señora me detuvo con una exclamación.

-¡No! ¡No hace falta! - se me quedó viendo esta vez un poco mas tranquila - solo denme unos minutos para procesar todo esta información - pidió aun con la mano en la cabeza.

Tras unos segundos en lo que los tres nos mantuvimos en un silencio sepulcral, solo escuchando las respiraciones y latidos de las dos personas vivas, la mujer volvió a hablar.

- Eres un vampiro - me señaló a lo que asentí - y un rey - volví a asentir - ¿Como pasó eso? Entiendo que no eres un humano, pero sospechaba que podrías ser un hombre jaguar o algún tipo de felino, además según tengo entendido que hombres lobos y vampiros no se llevan bien.

- Comprendo lo que dice - comenté - yo también tenía ese concepto de que los lobos y los vampiros no se llevan bien, pero mírame a mi, soy la pareja de su hijo, además de que tengo a un lobo beta a mi cuidado - conté - lo que me hizo pensar de que no importa ser de diferentes razas, si tenemos buena comunicación y entendimientos siempre se puede formar lazos de amistad.

<Yo e aprendido eso conforme fui conociendo a mi beta, y el tener a mi lado a Evan, hizo que todo quedara mas claro, ser diferentes no significa que debemos vivir en guerra o estar odiándonos, es mas creo que eso podría ser una forma de unirnos mas, de aprender de la otra persona, por que si lo hacemos nos daremos cuenta de que no somos tan diferentes.>

Terminé de hablar cuando ya no supe que mas decir, sentí la penetrante mirada de la mujer tanto de Evan igualmente, por un momento me sentí sofocado, pues no estoy tan acostumbrado a tener tanta atención.

De repente la señora Elizabeth se levantó y rodeando la mesita del centro que nos separaba, se inclinó a mi altura y me abrazó, me tensé por un segundo no sabiendo que hacer, sentir sus cálidos y delgados brazos por sobre mi hombro rodeando mi cuello, hizo que sintiera una sensación que desde hace mucho no sentía, el amor maternal, tragando grueso por el repentino nudo que se formó en mi garganta miré a mi novio que se mostraba sorprendido, pero a la vez una bella sonrisa adornaba sus labios.

Parpadeé un par de veces antes de corresponder al contacto. Una sonrisa involuntaria se formó en mis labios.

- Me alegro que mi hijo haya encontrado a un gran compañero - susurró y yo me sentí dichoso.

- Prometo protegerle por siempre - sentencié.

- Se que lo harás, aun si no me lo prometes - se alejó pero a la vez dejó reposar sus manos en mis hombros y me miró directamente a los ojos - tienes mi bendición, así que si deseas casarte ahora mismo, pues adelante - soltó con sorna.

- ¡Mamá! - se quejó Evan desde donde estaba sentado.

- Oh, ¿Enserio? - le seguí la corriente - pues entonces llamaré al cura - solté entre risas al ver como mi novio se cruzaba de brazos intentando verse molesto pero la sonrisa que iluminaba su rostro no le daba el aspecto que él deseaba - Pero al parecer Evan no quiere casarse conmigo - dije con voz triste y cara decaída, obviamente fingida.

Pero al parecer se notó tan real, pues la señora Lisa se reincorporó y miró seriamente a su hijo.

- ¿No quieres casarte con tu novio? - preguntó mas que seria.

Mis vistas se posaron en Evan que miraba a su madre y viceversa.

- Mamá yo...

- Por que si tu no quieres, pues yo lo haré - declaró.

- ¡Claro que no! - se puso de pié en un salto y rápidamente se acercó a mi para acto seguido sentarse en mi regazo y abrazarme por el cuello por lo que automáticamente mis manos rodearon su cintura - ¡Él es mío! - espetó e incluso sus ojos se volvieron amarillos.

Lisa tan solo soltó una estruendosa carcajada recibiendo como respuesta un gruñido por parte de Evan, esa la hizo reír más.

- ¡Dios! Jajaja... Mi hijo es un celoso - se burló sin parar de reír, por lo que a causa del esfuerzo tuvo que llevarme las manos al estómago

- Basta - gruñó mi lobo, pero al ver que su madre no dejaba de burlarse de él, escondió su rostro en la curvatura de mi cuello.

- Ya, ya me calmo - dijo y poco a poco fue recuperándose, soltó un suspiro al momento que se limpiaba las lagrimitas de las mejillas que se le escaparon de los ojos al reír - siempre soñé con ver celoso a mi hijo... Ah un sueño hecho realidad - se encaminó hacia la cocina por un vaso de agua para refrescar su garganta.




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