Vampiro®

Epílogo.


Cinco años después.
 


 

Hace mucho tiempo, bueno, hace algunos años atrás mi vida había sido tan simple, tenía a mi mejor amigo Scott, una manada y a mi novio Derek Hale, un hombre lobo alfa. Creí que él era el amor de mi vida y que a los que yo consideraba mis amigos siempre estarían conmigo a mi lado. Pero todo cambió cuando un ser maligno poseyó mi cuerpo, quité vidas sin remordimientos a causa de eso, pero en esos momentos no era yo el que actuaba. Una de esas vidas fueron dos de mis amigos, Allison y Aiden, una cazadora y un lobo. 

Aunque en realidad ahí fue cuando se generó un malentendido, en aquel entonces yo tan solo intentaba salvarlos de una darach, pero no tenía las suficientes fuerzas, no cuando mi cuerpo era controlado por el nogitsune. 

Desde ese momento todos los que consideraba mi familia me dieron la espalda e incluso llegaron a quitarme la vida, pero ahí no terminó todo, yo volví, ya no como un humano, si no que volví como el ser sobrenatural mas poderoso de la historia. 

Mi vida desde ese momento tomó un nuevo rumbo, conocí nuevas personas y conocí a mi verdadero amor, regresé a la vida a mis dos amigos fallecidos y una nueva felicidad comenzó, hubo malos y buenos momentos en cada día, ataques y peleas con otros seres y mis ex amigos. 

Pero a pesar de eso siempre estuvo a mi lado el chico de ojos verdes esmeraldas que se volvió alguien muy importante para mi. Mi hermoso Evan. Mi esposo. 

Nos casamos hace dos años atrás cerca del claro del bosque, fue el día mas feliz de mi existencia, la celebración, la fiesta, la ceremonia todo fue perfecto y hermoso. Nuestro pequeño hijo fue el que nos dio el anillo que unió nuestras vidas en matrimonio. Claro, con la ayuda de mi primer beta, Alan, ya que mi pequeño se distraía mirando todo a su alrededor, con solo tres añitos de vida en ese momento, nuestro Kieran era un niño muy hiperactivo, aún sigue siéndolo. 

Tantas cosas han cambiado, que a veces ni me lo creo. 

El auto se estacionó cerca de la puerta principal. Hace tres días atrás tuve que viajar a Londres para cerrar un contrato con una empresa de moda y diseños, el dueño de aquella empresa ya estaba en bancarrota por lo que decidí invertir, claramente tuve que poner muchas reglas y condiciones para que la empresa se levante de nuevo. Se podría decir que soy dueño del 70% de la empresa. 

Y como todo a salido de maravilla e vuelto a casa. 

Uno de los hombres bajó primero y me abrió la puerta para salir. 

- Gracias Elián - agradecí al hombre lobo. 

- A tu servicios Líder - hizo una reverencia. 

Elián, un hombre de treinta y dos años, de pelo castaño claro y Jonathan, un hombre de cuarenta años de cabellos rubios, se volvieron mis guardaespaldas personal. Sinceramente nunca quise tener uno, pero ellos insistieron así que ahora siempre siguen mis pasos. 

Observé la mansión frente a mi escuchando como Elián cerraba la puerta detrás de mi. Adentro no había ni un sonido de las personas de mi nido, y tampoco percibía el aroma dulce de mi esposo. Aunque unas pisaditas me alertaron, la enorme puerta se abrió y mi hijo salió. 

- ¡Papi! - gritó con su voz infantil y corrió a mi encuentro. 

- ¡Mi amor! - me agaché y extendí los brazos para recibirlo. Cuando lo tuve en brazos me reincorporé y di dos vueltas sobre mis talones, escuchando la risa de mi bebé. 

- Papi, papi, ¡Volviste! - con apenas cinco años mi niño ya hablaba perfectamente bien. Y no solo eso, Kieran tenía una fuerza tres veces mas que la de un niño normal, por eso no le costaba abrir cualquier puerta. 

- Claro que si, cachorro - le di un beso en su mejilla regordete. 

Sinceramente mi bebé tenía mas rasgos de su mami Evan, la piel ligeramente bronceada y sus ojos verdes, cabello castaño como el de su mami y yo. Pero tenía mi sonrisa o eso es lo que decían todos. 

- Papi, mamita está triste - dijo repentinamente mi bebé poniendo una carita decaída. 

- ¿Por que dices eso, mi cielo?

- Es que mamita dice que siempre sales mucho de casita - contestó - ¿No te irás otra vez, papi?

- No lo se, mi cielo... Por cierto, ¿Donde están todos? - le pregunté a mi cachorro. 

- Mis tías salieron a comprar, y mis tíos fueron al bosque - respondió sin dificultades - y mamita fue a curar un pollito - sonreí, cuando dice pollito se refiere a las aves. 

- ¿Y con quién te quedaste..? 

"Dios, ¿Donde se metió este niño? Me mataran sus padres si lo pierdo de nuevo, ahg... Debí cerrar el baño con seguro".

La inconfundible voz de Cristián se escuchó en mi cabeza. 

- ¿Lo encontraste? - escuché que preguntó mi padre desde adentro con tono severo. 

- No - dijo con temor el hombre castor. 

- Pues sigue buscando, yo iré afuera a verificar. 

Miré a mi bebé que estaba mirando hacia la puerta. 

- ¿Te volviste a escapar?

- Es que tío Cristián y abuelito quieren bañarme, yo no quiero bañarme - confesó el pequeño lobito. 

- Pues que mal... Yo que quería darte tu regalo - dije poniendo una cara de lamento. 

- ¿Papi trajo regalo para lobito? - preguntó emocionado. 

- Si, pero como Kieran no quiere bañarse entonces tendré que dárselo a otro niñito. 

- ¡Nop! Regalo mío - exclamó mi pequeño. Se revolvió entre mis brazos para que lo dejara ir y salió corriendo para la puerta - ¡Abuelo! ¡Abuelito! - entró gritando. 

Sonreí en grande, definitivamente mi vida a dado muchos giros y cambios, pero para bien. 

- Usted si sabe como chantajear a los niños - dijo con diversión Jonathan desde el auto. 

- Solo hay que encontrar su debilidad - especulé acomodándome el traje que llevaba puesto. 

- Iremos a dejar el auto en el garaje - avisó Elián y subió al auto nuevamente. 

- ¿Y a divertirse un poco, no? - volteé a mirarlos, ambos hombres se sonrojaron - Solo no hagan mucho ruido, y por favor dejen las bolsas en la sala cuando terminen - reí divertido dándome la vuelta para caminar hacia la puerta y entrar 




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