Vanidad

Capítulo 1

Año 1930.

-Lucio -. Marbella Atienza sonrió a sus amistades cuando las escucho admirar la belleza de su hijo -Querido saluda a mis amigas.

Lucio Atienza, a su tierna edad de ocho años era muy consciente de su belleza física, disfrutaba al escuchar los elogios cuando entraba a un salón, o cuando iba caminando por la calle junto a su elegante madre.

Tenia su propio sastre que le confeccionaba la ropa a su medida, su padre Albert Atienza era un hombre sumamente guapo, los genes de Marbella y los de él, habían dado como resultado a un hijo extremadamente bello.

Ambos padres eran muy orgullosos, talentosos y con mucho dinero, Albert había heredado la empresa de su padre, eran el numero uno en los productos de belleza que comenzaban a ser un auge en la industria, Marbella fue criada para ser la esposa de un hombre exitoso, una mujer de su casa.

Las cenas de lujo en la mansión Atienza eran muy nombradas en los círculos sociales, el que era invitado a esas cenas pasaba meses alardeando de haber sido invitado a la mansión.

Lucio era un niño muy feliz, tenia todo lo que un niño podía desear, no había nada de lo que pudiera quejarse, excepto por una cosa, sus ojos verdes como las esmeraldas se fijaron en la pequeña figura que asomaba una cabellera indomable rodeando aquel rostro regordete y sin gracia.

Resoplo molesto y camino con una gran sonrisa hacia sus invitados, pero con una mirada fría y dura hacia aquel pequeño rostro que estaba escondido, asomándose para mirar aquella elegante cena.

Zoé de los Santos, nieta de Natividad de los Santos, había llegado hacia un par de meses a la mansión Atienza luego de que sus padres murieron trágicamente en un accidente en la mina donde trabajaban. Los días de Zoé se volvieron sombríos y tristes al no tener mas a sus padres, su abuela paterna había aceptado hacerse cargo de Zoé, sus dos hermanos no corrieron la misma suerte, ya que los Atienza solo aceptaron a Zoé y con miles de condiciones, con tristeza Zoé perdió a sus padres y sus dos hermanos mayores. Wilfred tenia doce años y Andrew diez años, su tía hermana de su madre se había hecho cargo de ellos, pero los había sacado fuera del país.

No olvidaba la promesa de Wilfred “Juro que volveré por ti, y nada ni nadie nos va a separar”

Los hermanos lloraron mientras eran separados por su destino.

- ¿Qué rayos haces aquí? -. Zoé sintió como su oreja fue tirada con bastante fuerza, sus ojos se encontraron con aquellos verdes tan fríos, una de las reglas de la casa, debía llamar a Lucio “Señorito Lucio” no atreverse a mirarlo a los ojos, su posición era superior.

Los ojos de Zoé se llenaron de lágrimas, bajo la mirada, debía obedecer y no mirarlo a los ojos.

-Lo siento señorito Lucio, solo me asome para admirar los vestidos.

-Mugrosa apestosa, tienes prohibido recorrer la mansión, tu lugar es la cocina -con fuerza la tomo del brazo y la llevo casi a rastras -Si gritas asustando a los invitados de mis padres, serás azotada.

Zoé mordió su labio inferior, le dolía la oreja y el brazo, el señorito Lucio la estaba sacando a toda costa sin importar si ella iba caminando o si iba limpiando el suelo con su cuerpo.

La puerta de la cocina fue abierta con violencia, los empleados se giraron para ver quien entraba con prontitud, vieron como Zoé era arrojada sin contemplaciones a la cocina.

- ¡Mi madre fue especifica en que esta mugrosa no debía salir de la cocina a recorrer la casa! -. Natividad miro a su nieta con el rostro lleno de lágrimas, el cabello más revuelto que lo usual, la marca de los dedos del señorito en el brazo de su nieta.

Bajo la cabeza.

-Lo siento señorito Lucio, fue un descuido de mi parte -. No recibió respuesta, solo escucho el portazo del hijo del dueño de la casa, levanto la mirada y sus ojos se posaron en Zoé, con furia se acercó a ella y le estampo una bofetada que retumbo en toda la cocina, el silencio inundo el lugar. -Te he dicho que te mantengas alejada de esa gente, no me hagas hacer algo de lo que me pueda arrepentir después -. Zoé lloraba amargamente, por el golpe de su abuela, por la manera en que la arrastro el señorito Lucio - ¡Prométeme que nunca más te cruzaras en el camino del señorito Lucio!

-Sabes que es imposible -. Boyd Peck era el mayordomo de la familia Atienza -. Viven en la misma casa, cuando el joven Atienza este en casa, deberías mantenerte en tu habitación-. Boyd ayudo a Zoé a ponerse de pie -Para ellos no somos personas, nos ven como bestias de carga, ayuda a tu abuela a permanecer en paz con ella misma.

Zoé no entendió a que se refería Boyd Peck, se llevo unos mechones de cabello detrás de sus orejas, sus ojos oscuros se posaron en su abuela.

-Perdóname abuela, no fue mi intención que fueras regañada por mi culpa-. Natividad miro a su nieta, su mejilla roja por el golpe, se giro y tomo una servilleta blanca y la lleno de deliciosos manjares -. Ve a la habitación, no olvides poner el seguro, no le abras la puerta a nadie.

Zoé asintió tomo la servilleta y corrió hacia el pasillo del lado contrario por donde fue arrastrada, hacia las dependencias de los sirvientes, entro a la habitación y le puso el seguro a la puerta, con mucha hambre probo por primera vez los manjares más deliciosos que comían solo las familias ricas como los Atienza.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.