—Tu futuro es brillante y muy prometedor, hemos decidido que empieces a trabajar en la empresa cuando cumplas dieciocho.
—¿Porqué tanta prisa? —Cosmo da una calada a su puro, era un hombre guapo algo muy característico de los Atienza, mujeriego, el único heredero de la fortuna de su abuela materna, algo que había causado fricción en su relación con su hermano mayor Albert, pero que a él no le quitaba el sueño en lo absoluto, no se conformaba con el dinero que había heredado, así que tenia negocios ilegales que le dejaban mucho dinero, no quería sentar cabeza aún, cuando nació su sobrino, supo que sería su preferido, Lucio era como él, le gustaba divertirse.
Marbella enarca una ceja.
—Va a casarse, debe asumir sus responsabilidades como esposo —detestaba la relación de su hijo con Cosmo, pero callaba porque había escuchado que su cuñado tenía a su hijo como su heredero, algo que él no lo había dicho, pero si el rumor era verdad, por eso soportaba esa relación.
—Lucio es muy joven para ser condenado al matrimonio, y menos con esa muchachita.
—¿Qué tiene de malo Trina Compton? —Marbella frunce el ceño, pero Cosmo no diría nada.
—¿Pasa algo tío? —Cosmo se puso de pie y camino hacia la ventana, tenían una magnífica vista hacia la calle principal, veía pasar a la gente.
—Nada —calo más fuerte su puro y sacó el humo —Esta noche acompáñame a cenar Lucio.
—Por supuesto tío.
*****
—¡Eres una perdida!—Trina cayó al suelo luego de recibir la cachetada, su madre una mujer fría, en este momento reflejaba la ira en su rostro —¿Crees que Lucio se casará contigo? Tu padre jamás te lo perdonará por ensuciar nuestro apellido.
—No se preocupe señora —Eloisa giró su rostro para ver a la nana que cuido de su hija desde que nació —Conozco un remedio para interrumpir el embarazo.
Trina Compton se levanto del suelo, había estado llorando desesperada esa mañana al comprobar que estaba embarazada, su periodo no había bajado, tenía los síntomas de un embarazo, así que tuvo que confesarle la verdad a su madre, al saberse perdida, pero al escuchar a la nana, se sintió más tranquila.
—¿Estás segura que funciona? —Trina miró con esperanza a su nana, soltó un gemido al sentir como la tomaban del cabello.
—Aunque funcione ya no eres una mujer pura, Lucio te desterrara la misma noche de boda al saber que no eres virgen ¿Cómo pudiste acostarte con otro hombre como una cualquiera?
Su madre la golpeó hasta que la ira fue disminuyendo.
—Hay una solución para que el lecho quede con la mancha de la pureza de mi niña.
—¿De qué hablas? ¡Eso no es como un vestido que te quitas y te vuelves a poner!.
La vieja nana sonrió, era una mujer regordeta que nunca se casó, desde que llevaron a sus brazos a Trina se había dedicado en cuerpo y alma a la chica, la amaba tanto que por ella caminaria sobre piedras hirviendo en el fuego.
—La niña puede llevar una pequeña cuchilla esa noche y en el momento que esté con el joven cortarse un poco el talón, la sangre quedará en las sábanas y por supuesto sentirá dolor por la cortada y será muy oportuno para el momento.
Eloisa se cruzó de brazos, pensando en la solución de la nana, la boda seria en un año, Trina seguía tumbada en el sueño luego de la golpiza que le dio su madre.
—¡Tienes prohibido salir de casa sola! No puedes acostarte con nadie hasta la noche de tu boda. ¿Quién es el padre de ese bastardo?
La nana ayudó a ponerse de pie a Trina.
—Ya no habrá bebé, no hay necesidad de saberlo —su madre le dio otra cachetada.
—¡Eres una perdida! Y tú —apunto a la nana —Ve a darle la medicina, y maquillala bien para que no se noten los golpes en el rostro —se sentó en su elegante sillón y tomó el tejido en el que estaba entretenida cuando su hija la interrumpió.
—A papá no le gustará nada ver como me golpeaste —Eloisa levantó la mirada de su tejido y la clavo en su hija.
—A tu padre no le gustará nada, saber que su hijita preciada se anda revolcando con desconocidos ¡Fuera de mi vista!.
La nana se llevó a Trina, ella temblaba por las lágrimas, pero sabía también por la rabia de no poder hacer nada, era la primera vez que la golpeaban, siempre fue la favorita de sus padres.
—Todo estará bien mi niña.
—Debo salir esta noche nana —su nana negó con la cabeza —Debo poner fin a esta relación.
—¿Es un don nadie?
—Cúbreme esta noche, por favor.
—¿Y si no te deja volver? —Trina sonrió con amargura.
—No te preocupes por eso, no siente nada por mí.
*****
—¿Qué rayos haces en mi casa?
Trina se levanta de su silla y camina hacia la luz, el hombre da un paso hacia atrás al verla.
—¿Qué te pasó?
—La noche que estuvimos juntos, tuvo consecuencias.
—¿De qué hablas maldita mocosa? —rodea su delgado cuello con sus grandes manos —¿Crees que creeré que es mío?
Ella busca a soltarse, se separa de él.
—No te preocupes, no nacerá, esa noche te diste cuenta que fuiste el primero, el hombre que se llevó mi inocencia.
Cosmo sonríe llenó de burla.
—De ti no espero nada bueno, te metiste en mi cama sabiendo que estaba borracho, sin importarte que soy el tío de tu prometido.
—No me interesa Lucio, eres tú, desde el día en que te conocí me enamoré de ti, eres un verdadero hombre.
—Sal de mi casa mocosa, no te quiero cerca de mí, si te casas con mi sobrino, jamás te me acerques.
—Cosmo... —Trina extendió la mano para tocarlo, pero él dio un paso hacia atrás.
—Desde hoy mis empleados tendrán terminantemente prohibido, dejarte entrar.
—¿Por qué me haces esto? Sabes que te amo, que me interesas —las lágrimas corrían por el rostro de Trina —Me entregue a ti.
—¿Crees que me tendrás por sexo? —Cosmos se burla —No eres la primera, ni tampoco la última, no eres mi tipo mocosa, si pasó algo entre nosotros fue porque estaba borracho y te metiste en mi cama, sal de mi casa ahora o haré que mi mayordomo te eche.