¿vas a volver?

Capitulo 8: Bebé

El hospital olía a desinfectante y a impaciencia. Los minutos pasaban lentos mientras mi mamá y mi tía hablaban sin parar, emocionadas por la llegada del primer nieto de la familia. Yo estaba sentada en una de las sillas plásticas de la sala de espera, con el teléfono en la mano, tratando de no mirar... pero no podía evitarlo.

La maldita foto seguía ahí.

La publicación de Catriel ya tenía más de mil likes y los comentarios no paraban:

"¡Qué lindos se ven!"
"Siempre supe que terminarían juntos 😍"
"La pareja perfecta 😘🔥"
"Catriel, hiciste bien en marcar territorio jajaja"

Y lo peor... él les respondía a todos.

"Gracias 🫶, ella y yo somos tal para cual."
"Lo sé, lo sé. La pareja perfecta existe 💥💋"
"Esta vez es en serio, chicos. Sofi es mía ❤️"

Me hervía la sangre. ¿Cómo podía mentir con tanta tranquilidad? ¿Cómo podía manipular a todos así, como si realmente estuviéramos juntos?

Deslicé el dedo hacia el ícono de mensajes. Nada de Naim todavía. Me había quedado en visto desde que le dije:

Sofía: No, no tengo novio. Solo un tonto que no sabe qué hacer con su vida.

Nada. Ni un "visto" nuevo. Ni un punto escribiendo. Solo silencio.

-¡Nació! -gritó mi tía de repente, haciendo que todos en la sala se levantaran.

Mi corazón se aceleró por algo mucho mejor. Sonreí al ver a mi familia correr hacia la habitación. Yo las seguí, contagiada por la emoción. Cuando entramos, Brittany tenía el rostro cansado pero feliz, y en sus brazos sostenía al bebé más pequeño y arrugado que jamás había visto.

Me acerqué con cuidado, con el corazón en la garganta.

-¿Puedo...? -susurré.

Brittany asintió, y mamá me ayudó a tomar al bebé. Era suave, cálido, frágil... y absolutamente perfecto.

Una enfermera ofreció tomar una foto, y accedí. La imagen me encantó: yo con el recién nacido en brazos, mirándolo como si el resto del mundo no existiera.

Y por un momento, realmente no existía.

La subí de inmediato a Instagram, sin filtros ni retoques, con una sola frase:

Bienvenido, bebé. 💙

Me alejé un poco del bullicio familiar y volví a sentarme en la sala de espera, esta vez con una calma diferente. Tenía el alma llena y rota a la vez. Ver al bebé me había ablandado algo por dentro, como si todo lo malo no importara por un segundo... pero luego el celular vibró.

1 nuevo mensaje.

Naim 💬:
Se nota que te gustan los bebés... Me encantó la foto.

Sentí un alivio tan grande que tuve que respirar hondo para no sonreír demasiado. Pero el siguiente mensaje llegó antes de que pudiera responder:

Naim 💬:
No sabía si debía escribirte. No quería sonar celoso o invasivo. Pero también me dolió ver esas fotos. No sabía si creerte o no.

Tragué saliva. Lo entendía. Yo también estaría confundida si viera algo así. Y además... Naim no me debía nada. Apenas nos estábamos conociendo.

Sofía 💬:
No estás siendo celoso. Solo sincero. Y lo agradezco. No estamos saliendo ni nada oficial, pero igual me dolió que pensaras eso de mí.

Hubo una pausa. Larga. Agónica. Y cuando por fin volvió a escribir, sentí que me apretaba el corazón.

Naim 💬:
No me gusta sentirme estúpido, Sofi. Y con esa foto me sentí justo eso.

Sofía 💬:
Lo sé. Y tienes razón. Pero juro que no fue mi culpa. Él me besó sin permiso y su mamá tomó la foto. Luego la subió sin decirme nada.

Le envié una captura de pantalla de la publicación. Otra de los comentarios. Una más del mensaje de Magalis cuando me avisó. Y luego, por impulso, escribí:

Sofía 💬:
No me gusta Catriel. Nunca me ha gustado. Y si alguna vez me viste sonreír en esa foto, fue por incomodidad, no por gusto.

Me quedé mirando la pantalla. No sabía si había dicho mucho... o demasiado poco.

Hasta que apareció:

Naim 💬:
Gracias por explicarme. Por no hacer como todos y simplemente ignorarme.

Naim 💬:
Y... ¿ya le reclamaste al tipo ese?

Solté una carcajada silenciosa que me alivió más de lo que esperaba.

Sofía 💬:
Digamos que no se fue ileso. Y no fue solo con palabras.

Naim 💬:
Me caes mejor cada minuto, Sofía.

Mi tía apareció justo entonces, con el bebé en brazos y una sonrisa tierna.

-¿Quieres otra foto con tu sobrino? -preguntó.

-Claro -respondí, guardando el teléfono con una sonrisa tonta que no se me quitaba del rostro.

Volví al cuarto. Me sentí distinta. Como si una parte de mí volviera a respirar.

Pero no todo estaba resuelto.

Sabía que tenía que hablar cara a cara con Naim. Que las palabras escritas no siempre bastaban. Pero al menos... no lo había perdido.

Y eso, por ahora, era suficiente.



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En el texto hay: romance, romance y desamor, amor dolor

Editado: 28.07.2025

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